¡°Ofendiditos¡±: la nueva ola contra las ¡°feminazis¡±
Luc¨ªa Lijtmaer publica un ensayo breve ¡°sobre la criminalizaci¨®n de la protesta¡±
La avanzadilla retr¨®grada ha encontrado un t¨¦rmino perfecto para justificar sus desmanes contrarreformistas: ¡°ofendiditos¡±. Con esta palabra tratan de tachar a quienes les afean su conducta anacr¨®nica cuando desde sus tribunas se enfrentan a la emergencia feminista ¡ª¡±feminazis¡±, dicen¡ª y a los cambios que provoca una sociedad en lucha por sus libertades y derechos. ¡°Los ofendiditos son una invenci¨®n conservadora¡±, asegura Luc¨ªa Lijtmaer (Buenos Aires, 1977), que publica en Anagrama un ensayo de urgencia ¡°sobre la criminalizaci¨®n de la protesta¡±.
¡°Han conseguido apagar el foco de la denuncia y ponerlo sobre quienes les critican. Lo grave es que no arremeten contra el poder, sino contra los ciudadanos que se atreven a cuestionarles. Prefieren encararse a los que protestan contra sus consideraciones¡±, cuenta a este peri¨®dico la autora de?Ofendiditos. Lijtmaer no ha escrito un libro moralista, como?tampoco lo hizo el fil¨®sofo Santiago Gerchunoff en Iron¨ªa on. Una defensa de la conversaci¨®n p¨²blica de masas. Constata que a los conservadores les resulta chocante este nuevo mundo y al nuevo mundo que existan estos neoconservadores.
Lo grave es que no arremeten contra el poder, sino contra los ciudadanos que se atreven a cuestionarles
As¨ª que los desaires de estos ¡°Fieros Analistas¡± ¡ªopinadores cuyo cometido es acaparar el relato tal y como los define la autora en el ensayo¡ª son contestados y rebatidos en las redes sociales. Ya sea por un chiste sobre gitanos o por reprimir el empleo del lenguaje inclusivo. Ahora el ciudadano puede hacerlo de manera inmediata ¡ªy masiva¡ª, porque tiene la herramienta con la que criticar la voz que antes era, adem¨¢s de hegem¨®nica, intocable. Y eso ofende, al parecer, porque estos Fieros Analistas ya no son inviolables: las redes sociales han tra¨ªdo ¨Cen el mejor de los casos¨C r¨¦plica y debate y eso molesta. Y como escuece lo llaman ¡°linchamiento digital¡±, a pesar de la contradicci¨®n: ¡°ellos tienen las audiencias de miles y millones de personas y se quejan de ser silenciados¡±, comenta la autora.
Los falsos incorrectos
Es una pelea cultural por la apropiaci¨®n de la bandera de la intolerancia. Los falsos?outsiders o outsiders tradicionalistas la abrazan para erigirse en v¨ªctimas. Y, como v¨ªctimas, sentirse ofendidos por los ofendiditos. Acusan a la correcci¨®n pol¨ªtica ¡ªintolerante¡ª de no permitir que ciertos discursos sean populares. Ya saben que seg¨²n esta leyenda el incorrecto es un valiente que se atreve a decir lo que nadie se atreve.
¡°El Fiero Analista ofendido no busca otra cosa que recuperar su centralidad perdida en el discurso dominante y reafirmar aquello que conforma el ¡°buen gusto¡±, determinar de qu¨¦ se habla y de qu¨¦ no y, sobre todo, c¨®mo se habla de ello. Desde su tribuna, todo lo diverso es hist¨¦rico y por lo tanto impugnable¡±, escribe Lijtmaer. El verdadero problema, explica la autora, que generan estos adalides de la libertad de expresi¨®n ¡ªa los que no se les puede afear la conducta, porque se ofenden¡ª es que enmascaran los verdaderos problemas de libertad de expresi¨®n ante el advenimiento del fascismo.
Hacer chistes sobre gitanos no es una inmolaci¨®n a favor de la libertad de expresi¨®n
A estas alturas ya habr¨¢n entendido que, en realidad, los ofendiditos no son los que se revuelven contra un chiste que denigra a una minor¨ªa, sino los que se ofenden por ser replicados. Mejor: los ofendiditos son los que est¨¢n dentro de aquella tienda de los chistes, la del anuncio navide?o de la multinacional del fiambre. Los ofendiditos son la avanzadilla retr¨®grada, que arman tanto ruido que ¡°no se cuestiona al poder represor¡±. ¡°Hacer chistes sobre gitanos no es una inmolaci¨®n a favor de la libertad de expresi¨®n. Realmente, no s¨¦ cu¨¢l puede ser el objetivo. Es una involuci¨®n. Adem¨¢s, no es que no comprendamos ese tipo de chistes, es que no nos hacen gracia¡±, dice la escritora y periodista, autora de?Yo tambi¨¦n soy una chica lista.
Regresi¨®n publicada
Cree Lijtmaer que hemos llegado a este punto despu¨¦s de consumar la Transici¨®n en 2008, cuando la crisis financiera arrastra a la sociedad a una crisis econ¨®mica y a una crisis de valores pol¨ªticos. Con el surgimiento del 15-M y la vuelta del PP m¨¢s conservador ¡ªaprobando la ley mordaza¡ª arribamos, explica, a ¡°un Estado represor y un estado de regresi¨®n¡±. El libro ofrece las se?ales de la involuci¨®n que atraviesa la opini¨®n publicada, aunque prefiere dar los nombres justos para no distraer el debate.
No pretende esta obra libro poner l¨ªmites a la libertad de expresi¨®n, pero s¨ª desenmascarar a los que se consideran v¨ªctimas del ¡°buenismo¡± y de la correcci¨®n pol¨ªtica. Son los mismos que se disfrazan de ¡°incorrectos¡± para defender ideas trasnochadas. ¡°Llevan la misma estrategia que Vox, al introducir cuestiones que en este pa¨ªs ya han sido superadas¡±, dice. Los Fieros Analistas se autodenominan ¡°pol¨ªticamente incorrectos¡±, como si fuera un pasaporte con el que se puede trasgredir la educaci¨®n, la elegancia y el respeto. No hay discurso m¨¢s hegem¨®nico que la incorrecci¨®n pol¨ªtica. Por eso no extra?a que una revista sat¨ªrica represente el colmo del conservadurismo.
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