?Historias mundiales?
Patrick Boucheron inaugur¨® en 2007 la exitosa f¨®rmula de reescribir el relato de un pa¨ªs contraponi¨¦ndolo con el global
En enero de 2007 vio la luz, en las parisienses ?ditions du Seuil, la Histoire mondiale de la France, un tomo de casi 800 p¨¢ginas dirigido por Patrick Boucheron y con m¨¢s de 120 colaboradores. Se convirti¨®, casi inmediatamente, en un gran ¨¦xito editorial y dio lugar a duras pol¨¦micas, tanto en la prensa como entre los historiadores. Algunos de estos ¨²ltimos, como Pierre Nora, Patrice Gueniffey o Ran Hal¨¦vi, fueron extremadamente cr¨ªticos con la empresa de Boucheron. Ni el ambiente electoralista en Francia, ni el sempiterno debate p¨²blico identitario, ni tampoco la declaraci¨®n inicial del director de la obra de que en la base de la iniciativa exist¨ªa un ¡°discurso comprometido¡± y una ¡°ambici¨®n pol¨ªtica¡± contribu¨ªan a calmar los ¨¢nimos.
Patrick Boucheron describ¨ªa de la manera siguiente los objetivos del volumen: ¡°Escribir una historia de Francia accesible y abierta, proponiendo a un p¨²blico lo m¨¢s extenso posible un libro innovador pero con la f¨®rmula familiar de una colecci¨®n de fechas, para reconciliar el arte del relato y la exigencia cr¨ªtica¡±. Dividida en una docena de partes, se presentaba una colecci¨®n de fechas, desde el a?o 34000 a. de C. hasta 2015, que cada uno de los autores cubr¨ªa con un texto alusivo. Se trataba, sosten¨ªa Boucheron, de una historia viva sin notas a pie de p¨¢gina, pluralista y polif¨®nica; no era otra historia, sino la misma escrita de manera distinta.
La propuesta metodol¨®gica o te¨®rica brillaba, en cualquier caso, por su ausencia, m¨¢s all¨¢ de contraponer la historia mundial de Francia a la historia de la Francia mundial. La propuesta antiidentitaria ¡ªautores como Zemmour o Finkielkraut aparecen, sin ser citados, como los adversarios intelectuales¡ª y la narraci¨®n ocultaban una categor¨ªa d¨¦bil. Sorprend¨ªa adem¨¢s que dos de los tres historiadores invocados en el prefacio ¡ªel otro era Michelet¡ª, Lucien Febvre y Fernand Braudel, miembros de la Escuela de los Annales, estuvieran entre los principales cr¨ªticos de la historia de las fechas y los acontecimientos. No era la ¨²nica contradicci¨®n de este producto de laboratorio, con algunos excelentes cap¨ªtulos, relativamente original, pero que no aclaraba realmente c¨®mo hacer la historia mundial de un pa¨ªs.
En cualquier caso, el ¨¦xito del producto anim¨® a otras editoriales a importar el modelo y aplicarlo a sus propios pa¨ªses o regiones. A principios de 2018 sali¨® a la calle una Storia mondiale dell¡¯Italia (Laterza), coordinada por Andrea Giardina, y unos meses despu¨¦s, una Historia mundial de Espa?a (Destino) y una Hist¨°ria mundial de Catalunya (Edicions 62), dirigidas, respectivamente, por Xos¨¦ M. N¨²?ez Seixas y Borja de Riquer. Adaptaban y se inspiraban, en todos los casos, en la propuesta francesa y copiaban el t¨ªtulo. E interpretaban, cada uno a su manera, lo que se escond¨ªa tras esa f¨®rmula. Como no pod¨ªa ser de otra manera, la debilidad del modelo acababa por reproducirse en los subproductos, lo que no excluye que fueran, unos m¨¢s que otros, bastante interesantes y con un esfuerzo notable de escritura.
N¨²?ez Seixas insiste, en el volumen de 969 p¨¢ginas que ha dirigido, en la no excepcionalidad de la historia espa?ola, en la preferencia por las Espa?as ¡ªno Espa?a¡ª y en la necesidad de una historia bien escrita y bien explicada. Consigue, con sus m¨¢s de un centenar de colaboradores, todos de alt¨ªsimo nivel, contar la historia de Espa?a de otra manera, a partir de una serie de fechas acertadamente escogidas en la mayor¨ªa de los casos y la inexplicable ausencia de unas pocas como 1898, 1936 o 2004. Se trata de un buen producto, poli¨¦drico y sugerente.
No obstante, en mi opini¨®n, los siglos XVI-XVII son incomprensiblemente poco americanos, los cortes cronol¨®gicos del Ochocientos no responden a ning¨²n criterio claro y algunos cap¨ªtulos no conectan con los planteamientos generales expresados por el director de la compilaci¨®n (esto es, el de una filosof¨ªa historiogr¨¢fica comparada, global y transnacional). Quiz¨¢s el caso m¨¢s flagrante de discordancia es el del ¨²ltimo texto, sobre 2017 y el proceso independentista catal¨¢n, a cargo de Josep Ramoneda. Una obra colectiva es siempre desigual.
La Hist¨°ria mundial de Catalunya, dirigida por Riquer y prologada precisamente por Ramoneda, tampoco se detiene en reflexiones metodol¨®gicas y te¨®ricas e insiste, en cambio, en la necesidad de explicar las cosas distintamente para un p¨²blico amplio a partir de 124 fechas, casi 1.000 p¨¢ginas y la colaboraci¨®n de 98 autores. Lo de hacerlo de manera diferente se reduce, sin embargo, desafortunadamente, a la forma del producto y no al fondo. Estamos ante el en¨¦simo resultado editorial del relato nacional-nacionalista de la historia de Catalu?a. Lo mundial es aqu¨ª una buena excusa para disimular lo hisp¨¢nico. Resulta curioso y significativo constatar que esta obra constituye justo lo contrario de lo que buscaba Patrick Boucheron: huir de la historia nacional e identitaria. Una pena.
Sea como fuere, tras la atenta lectura de estas cuatro voluminosas historias mundiales sigo pregunt¨¢ndome qu¨¦ es y para qu¨¦ sirve la historia mundial.
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