Alain Delon: ¡°Yo nunca he actuado, solo he sido yo¡±
El actor franc¨¦s, rostro de una docena de obras maestras, recibe una Palma de Oro de Honor pol¨¦mica por sus declaraciones sobre la violencia machista y su apoyo a la ultraderecha
Es la Palma de Oro de Honor m¨¢s pol¨¦mica de los ¨²ltimos a?os. Y no por los valores art¨ªsticos, innegables en el elegido, sino en sus declaraciones m¨¢s all¨¢ de lo cinematogr¨¢fico. Alain Delon (Sceaux, Seine, 83 a?os) ha participado en una docena de obras maestras, fue el rostro imprescindible del cine franc¨¦s durante dos d¨¦cadas, y algunas de ellas adem¨¢s las produjo. Sin embargo, algunas de sus declaraciones hom¨®fobas, su apoyo a la ultraderecha lepeniana y alguna frase salida de tono -sobre si hab¨ªa abofeteado a mujeres- han envuelto su premio en una tormenta medi¨¢tica. Hace una semana, Thierry Fr¨¦maux, delegado general del festival, asegur¨®: "No le vamos a dar el Premio Nobel de la Paz sino que celebramos su carrera como actor".
Y como una estrella fue recibido en la sala Bu?uel del Palacio de Festivales, para una charla con un periodista franc¨¦s en la que analiz¨®, sobre todo, el inicio de su carrera. Delon se mostr¨® en forma, r¨¢pido de cabeza, con un buen cat¨¢logo de an¨¦cdotas y en tres ocasiones llor¨® por los recuerdos de los v¨ªdeos que se proyectaron. Delon record¨® su infancia problem¨¢tica, y su paso por el ej¨¦rcito, que le llev¨® un par de a?os a Asia. "Mi carrera fue un accidente, porque yo no sab¨ªa qu¨¦ hacer a la vuelta de Indochina. Me enamor¨¦ de la actriz Brigitte Auber, y ella me empuj¨® a ese trabajo". En 1956 Auber le propuso que le acompa?ara al certamen de Cannes, evento que ¨¦l ni conoc¨ªa ("Ni siquiera vine apropiadamente vestido"), y en el festival el productor David O. Selznick le ofreci¨® un contrato para que aprendiera ingl¨¦s y fuera a EE UU. Pero a la vuelta a Par¨ªs le convencieron de que se quedara y as¨ª arranc¨® su carrera. "La esposa de Yves All¨¦gret, que me dirigi¨® en mi primera pel¨ªcula y que fue quien me dijo que me quedara en Francia, me dio un gran consejo mi primer d¨ªa de rodaje de Quand la femme s'en m¨ºle. Me llev¨® a mi camerino y me dijo. 'No act¨²es, mira como me miras, habla como me hablas, escucha como me escuchas. No act¨²es, vive, s¨¦ t¨² mismo'. Y muy pronto me enganch¨¦ a la c¨¢mara".
El franc¨¦s insisti¨® en que Francia hay dos tipos de carrera para los int¨¦rpretes: "Los comediantes son quienes han estudiado, se han preparado. Yo en cambio soy un actor de la raza de Lino Ventura, de gente que ante la c¨¢mara fuimos m¨¢s que interpretamos. Yo nunca he actuado, solo he sido yo. Lo incre¨ªble fue lo r¨¢pido que me sent¨ª en mi elemento. La c¨¢mara era una mujer que miraba y as¨ª la sent¨ª. En 1957 nadie sab¨ªa quien era y en 1959 ya era una estrella". Y m¨¢s cuando en su camino se cruz¨® A pleno sol. "Fui una noche a cenar a casa de Ren¨¦ Clement, con ¨¦l y los productores. Dudaban si contratarme, y al final de la cena, la esposa de Clement, desde la cocina y recogiendo los platos, grit¨®: '?El chaval es perfecto!'. Y as¨ª me ficharon".
Como contaba su interlocutor en la charla, Delon se mueve en la pel¨ªcula adue?¨¢ndose del escenario, algo que ha repetido a lo largo de su carrera: "Fue Clement, que me impuls¨® a hacer eso, a moverme como si el decorado fuera m¨ªo". Delon empez¨® a encadenar obras maestras. Luchino Visconti vio en Londres, donde estaba dirigiendo teatro, A pleno sol, y le llam¨®: "Me fui a conocerle y me dijo que yo era Rocco y que no aceptar¨ªa un no. Por cierto, nunca he tenido un agente. Otra cosa es que me rodeo de mi familia, pero en aquel entonces estaba solo, sin casi amigos por mi paso por el ej¨¦rcito". Durante la proyecci¨®n de un fragmento de Rocco y sus hermanos -en la que encarna a un personaje que, como ¨¦l, naci¨® en los suburbios y en una familia de inmigrantes-, Delon se ha echado a llorar: "Annie Girardot [su compa?era de secuencia] ya no est¨¢ entre nosotros. Yo me enamor¨¦ de ella, uno de mis hermanos tambi¨¦n y me apart¨¦". De El gatopardo, su siguiente trabajo con Visconti, habl¨® maravillas y resumi¨®: "Cuando me llamaron para la Palma de Honor, dije que s¨ª porque la acepto en nombre de todos los directores con los que trabaj¨¦ y ya no est¨¢n entre nosotros: Losey, Visconti, Clement, Melville... Todos est¨¢n muertos y por eso he venido yo".
Delon record¨® con cari?o al actor Jean Gabin ("?C¨®mo no iba a trabajar con ¨¦l, si ¨¦l me eligi¨®!") y se detuvo en su trabajo en La muerte no deserta (1964): "Fue mi primer trabajo con un director de mi generaci¨®n, Alain Cavalier, y la primera pel¨ªcula que produje. He producido unas 25. No soy autor, no s¨¦ c¨®mo escribir, mi ¨²nica manera de controlar una pel¨ªcula era producirla y buscar al resto del equipo. Fue mi ¨²nica manera de hacer lo que quer¨ªa hacer". En ese momento lleg¨® la Nouvelle Vague y Delon fue apartado de un plumazo del cine franc¨¦s: "Los creadores de la Nouvelle Vague no me quer¨ªan, aunque luego he trabajado con Godard, y me fui a Hollywood, con Selznick. Despu¨¦s de tres pel¨ªculas y dos a?os de vida en Estados Unidos, me convenc¨ª de que aquello no era lo m¨ªo, y me volv¨ª a Francia".
A la vuelta en 1966 reconquist¨® su trono. Jean-Pierre Melville le llam¨® para contarle una historia, la de El silencio de un hombre (Le samura?) y a mitad de la charla, sin leer el guion, acept¨¦". Delon hizo tres pel¨ªculas con Melville, el primer cineasta franc¨¦s que fund¨® un estudio para rodar en absoluta libertad, y asisti¨® al incendio del edificio. Tras ver la secuencia inicial de El silencio de un hombre, en la que su personaje se levanta de la cama y sale a la calle a robar un coche, Delon record¨®: "Una noche me llaman y me dicen que est¨¢ ardiendo el estudio Jenner. Me fui disparado en mi coche, y llegu¨¦ y all¨ª estaba el edificio, completamente en llamas. Melville, con su eterno sombrero y de la mano de su mujer, ve¨ªa desaparecer toda su vida, sus papeles, libros, recuerdos... Todo [Delon llora]. Se dio la vuelta y me dijo "Coco, me llamaba as¨ª, mi vida se ha ido, nuestra cama ha ardido". Con el director rod¨® tres obras maestras. "?bamos a rodar un cuarto filme sobre Arsenio Lupin. Pero Melville qued¨® a comer con el periodista Phillipe Labro. Labro quer¨ªa trabajar con ¨¦l, y le empez¨® a contar chistes. Melville siempre se re¨ªa muy fuerte, y en mitad de una de esas carcajadas cay¨® muerto. Un derrame cerebral fulminante. A los 55 a?os".
Tras analizar La piscina, Delon acab¨® charlando sobre la pel¨ªcula que se proyecta esta noche en el homenaje: El otro se?or Klein (1976), de Joseph Losey. Su entrevistador record¨® que Losey era un estadounidense comunista que viv¨ªa en el exilio, y que la escribi¨® Fernando Morandi, otro comunista. "Gente que nada ten¨ªa que ver con tu ideolog¨ªa", dijo. A lo que Delon contest¨®: "Era una historia que hab¨ªa que contar, muy arriesgada, sobre el colaboracionismo franc¨¦s con los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y por eso la produje entonces, cuando era un tema tab¨², y la he elegido hoy. De la Segunda Guerra Mundial no tengo muchos recuerdos porque era un cr¨ªo. Se me quedaron grabadas, m¨¢s que alguna imagen o hecho, las conversaciones que ten¨ªan los adultos a mi alrededor. Con diez a?os grabas todo lo que escuchas, aunque no entiendes exactamente lo que pasa". En Cannes no consiguieron ning¨²n premio, porque la Palma de Oro fue para Taxi Driver. "A mejor actor gan¨® uno espa?ol [Jos¨¦ Luis G¨®mez, con Pascual Duarte]. Pero no me import¨®, ya sab¨ªamos que era una obra maestra". Dicho lo cual, Delon se levant¨®, volvi¨® a recibir los aplausos y baj¨® al patio de butacas a darse un ba?o de masas
Babelia
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