El aprendiz de persa, la vejez y el sexo
Una conversaci¨®n sobre literatura y envejecimiento entre Mario Vargas Llosa y Luis Alberto de Cuenca
A la conversaci¨®n entre el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa y el poeta Luis Alberto de Cuenca este jueves en Madrid fue convocado de inmediato otro poeta, porque hab¨ªa que hablar de envejecimiento: ¡°Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender m¨¢s tarde -como todos los j¨®venes, yo vine a llevarme la vida por delante¡±, enton¨® De Cuenca en nombre de Jaime Gil de Biedma, ¡°dejar huella quer¨ªa y marcharme entre aplausos, -envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro¡±. A esas sombras proyectadas ante el auditorio de la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces en la jornada El futuro del envejecimiento sigui¨® una alusi¨®n a De senectute, el canto de Cicer¨®n a la vejez, redactado poco antes de morir. ¡°Si se goza de salud y se posee una posici¨®n desahogada, envejecer es positivo¡±, proclam¨® el poeta, apresur¨¢ndose a resaltar la ventaja a?adida de la ausencia del perentorio deseo: ¡°No hay nada mejor que una conversaci¨®n de viejos. A ser posible, abrigados¡±.
Vargas Llosa, veloz, reclam¨® a un fil¨®sofo que alcanz¨® los 71 a?os: ¡°El d¨ªa que fue envenenado con cicuta, S¨®crates estaba recibiendo una clase de persa. Los verdugos le preguntaron por qu¨¦ y ¨¦l simplemente respondi¨®: ¡°Me gustar¨ªa hablar persa¡±. La evocaci¨®n fue recibida animadamente entre el p¨²blico, en el que se encontraban un pu?ado de cient¨ªficos laureados en el primer Di¨¢logo de Premios Nobel que se celebra en Madrid. ¡°As¨ª ha de ser, aprovechando hasta el ¨²ltimo minuto todas las posibilidades que tiene la vida¡±. Y a partir de ah¨ª, el poeta y el novelista terciaron con presteza.
-La vejez nos asusta, pero por otra parte, cuando tenemos esa angustia hemos de pensar que qu¨¦ horrible ser¨ªa vivir siempre. La vida ser¨ªa m¨¢s rutinaria y aburrida. Me gusta el concepto del hombre de todas las estaciones. Y aprovechar hasta el ¨²ltimo minuto de la vida en cada estaci¨®n.
-Pel¨ªcula de (Fred) Zinnemann, apunta De Cuenca.
-Tenemos que vivir de acuerdo con lo que nos toca en cada momento. Ahora no debemos conducirnos como j¨®venes.
El moderador, el diplom¨¢tico Miguel Albero, introduce entonces la imagen de la vejez en la literatura. Responde el Nobel
?-A los viejos se les trata mal. Generalmente aparecen como personajes secundarios o a los que la vejez ha hundido en una especie de patetismo, as¨ª es nuestra cultura occidental.
?-En las culturas orientales es distinto. Y en la Roma cl¨¢sica estaba ¨¦l Senado, el ¨®rgano de los senes, los ancianos. Aunque tambi¨¦n es verdad que en Plauto aparece el senex, es un tipo burlesco que se queja continuamente. O se les respeta como un p¨¢ter familia o se les satiriza.
??C¨®mo afecta el envejecimiento a la creatividad?, pregunta el moderador. ?Es la poes¨ªa un g¨¦nero de la juventud, como com¨²nmente se acepta y la novela un arte para el que se precisa una madurez vital?
?-Eso es un estereotipo. Se puede escribir gran poes¨ªa siendo viejos y al rev¨¦s. ?Qu¨¦ edad ten¨ªas cuando escribiste La hoja verde o La ciudad y los perros? ?30?
?-No, menos, 23.
?Contin¨²a el Nobel:
?-Todos empiezan queriendo ser poetas. Tiene una explicaci¨®n. La poes¨ªa es la expresi¨®n m¨¢xima del lenguaje literario.
?-Y tambi¨¦n se tarda menos en escribir poes¨ªa, responde De Cuenca. Por eso hay tan pocos novelistas.
?-?Quieres eso decir que los poetas son m¨¢s vagos? (risas)
?Y Vargas Llosa:
?-En todo novelista hay un poeta frustrado. Nada enriquece la lengua como la poes¨ªa.
?-La gran poes¨ªa es la narrativa, la ¨¦pica. Y vosotros, los novelistas, sois los herederos de ella, desde el siglo XVIII.
?Convienen entonces que se est¨¢n desviando del tema y regresan hablando de Picasso, ¡¤que fue creativo hasta que hasta los ¨²ltimos d¨ªas de su vida¡±. Unos autores se engrandecen y otros se empobrecen con la edad.
?-Pero encuentro que lo que escribi¨® Faulkner al final era m¨¢s pobre, apunta el Nobel.
?-Yo creo que la idea de que la poes¨ªa es un g¨¦nero de juventud tiene que ver con que Rimbaud a los 21 a?os forj¨® su obra y no tuvo nada m¨¢s que escribir.
?-Los a?os me han dado m¨¢s tiempo para leer y escribir. Lo maravilloso que es enriquecer la experiencia a trav¨¦s de la lectura. Apropiarse de experiencias ajenas. La misma ilusi¨®n que tuve al hacer el primer cuento la tengo ahora. y la misma inseguridad. Mi impresi¨®n es que los a?os no han empobrecido ni mi ilusi¨®n ni mi inseguridad.
?-El tiempo es important¨ªsimo en mi obra. La poes¨ªa es m¨¢s ¨ªntima y en ella el poeta se describe constantemente a s¨ª mismo. Y eso puede agotarse. El poeta puede decir, ya he dicho todo lo que ten¨ªa que decir. Yo estoy frisando ese momento. Espero que sea un espejismo pasajero.
?Y ese poeta que habr¨¢ dicho que necesita unas vacaciones, prosigue, con aparente deseo de concluir:
?-Hay cuatro causas para aceptar la vejez. Se le echa en cara al viejo que no tiene fuerzas, quiz¨¢ no para subir monta?as, pero s¨ª para otras cosas. Se le critica que tiene la posibilidad de acceder a otros mundos y no lo hace, pero el viejo tiene m¨¢s experiencia para asumir esos viajes desde una perspectiva diferente. La ausencia de deseo es una ventaja. Adem¨¢s, el alma es inmortal para aquellos que lo creen¡ Eso hace que nos declaremos ?abiertamente ancianos!
-Estoy de acuerdo con todo menos con que en la vejez debemos de renunciar al sexo.
?Y entonces, el auditorio se inunda de risas y aplausos.
?-Bueno, es como el dicho que el vino, que aviva el deseo pero dificulta su ejecuci¨®n.
?-Yo creo que la ejecuci¨®n se puede moderar.
?Se acab¨® el tiempo. Pero en la sesi¨®n fin¨¢l recordar¨¢n la afirmaci¨®n del autor de Pantale¨®n y las visitadoras.
Babelia
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