El Retiro como t¨²nel del tiempo
Pasear entre las casetas puede ser un recorrido por la vida de cada lector. La del autor va del tebeo a Cort¨¢zar, de Pynchon a la m¨²sica de los Beatles
Distribuir las casetas del Retiro al azar ser¨¢ muy justo, pero nos hace perder la ocasi¨®n de probar otros ordenamientos m¨¢s tem¨¢ticos o narrativos. Y algo hay de eso ya. Por ejemplo, no creo que sea el azar quien me ponga todos los a?os la caseta del BOE justo por donde yo entro a la feria, que es viniendo del metro Retiro. Qu¨¦ man¨ªa con poner ah¨ª el BOE, cuando ser¨ªa tan f¨¢cil ocultarlo de mi vista en el extremo opuesto del Paseo de Carruajes, donde rara vez las piernas se avienen a llevarme.
Y este a?o, para colmo, tambi¨¦n me he encontrado con el manuscrito Voynich. No muy lejos del BOE, curiosamente. El manuscrito Voynich es un c¨®dex misterioso que ni los mejores cript¨®grafos del mundo han logrado descifrar. All¨ª hay signos parecidos a letras y n¨²meros, pero que no se estructuran de ninguna forma que permita empezar a entender lo que pone. Por no comprenderse, no se comprenden ni las ilustraciones, porque reflejan plantas inexistentes. Los m¨ªsticos y los buscadores de ovnis est¨¢n fascinados con ¨¦l, porque creen que podr¨ªa ser obra de una inteligencia extraterrestre. Y eso que todav¨ªa no han visto la caseta del BOE.
Agrupar el manuscrito Voynich con varias otras casetas que exhiben facs¨ªmiles de viejos libros ilustrados en policrom¨ªa (y el BOE) es una posible forma de organizar la feria como un parque tem¨¢tico, pero el pasado viernes, mientras paseaba distra¨ªdamente entre pilas y estratos de libros, se me ocurri¨® otra mejor: convertir el Paseo de Carruajes en un t¨²nel del tiempo. Utilizarlo para recapitular tu vida como lector, tu biograf¨ªa libresca.
Piensa por qu¨¦ caseta empezar¨ªas. Yo tendr¨ªa que empezar por los tebeos, que fue lo primero que le¨ª, como creo que hizo mucha gente. Nada m¨¢s f¨¢cil que ese viaje al pasado remoto, porque en las estanter¨ªas siguen estando los mismos tebeos que yo le¨ª de ni?o, de Mortadelo a Spiderman, de Ast¨¦rix a Corto Malt¨¦s. Es verdad que ahora hay m¨¢s, mucho m¨¢s. Los tebeos pasaron ya en mi tiempo a llamarse c¨®mics ¨C esto era obligatorio en la Transici¨®n, cuando empezaron a llegarnos las novedades editoriales francesas¨C y ahora hablamos de novela gr¨¢fica, y con toda la raz¨®n, porque la contribuci¨®n de esos tebeos a la divulgaci¨®n de la literatura y la historia tiene una importancia creciente. Ning¨²n viaje al pasado es perfecto.
En las estanter¨ªas siguen estando los mismos tebeos que yo le¨ª de ni?o
?Qu¨¦ vino despu¨¦s? Lo habitual en la edad de los granos: Robert Louis Stevenson, Enid Blyton, Julio Verne, Agatha Christie, Arthur Conan Doyle. Biograf¨ªas de m¨²sicos, por supuesto, primero los de rock, luego los de jazz. Todo eso sigue tambi¨¦n en la Feria del Libro, intacto como una joya perfecta. Poco despu¨¦s las cosas empezaron a complicarse.
Tambi¨¦n sigue all¨ª Rayuela, en una edici¨®n muy similar a la que le¨ª con veinte a?os, presidida por un retrato de Julio Cort¨¢zar, todav¨ªa afeitado y con un cigarrillo entre los labios, tan atractivo e interesante. C¨®mo llegu¨¦ de ah¨ª a Thomas Pynchon en solo unos a?os me sigue resultando tan misterioso como el manuscrito Voynich, pero s¨¦ que fue m¨¢s o menos lo mismo que me ocurri¨® con la m¨²sica: de los Beatles al bop?a John Coltrane a Arnold Sch?nberg y su escuela dodecaf¨®nica. Tambi¨¦n era de buen tono en la ¨¦poca tragarse en la filmoteca un ciclo completo de cine polaco de entreguerras o cualquier cosa similar.
No creo que sea el azar quien me ponga todos los a?os la caseta del BOE justo por donde yo entro a la feria
Todo esto ocurri¨® en los mismos a?os, mientras yo trabajaba en un laboratorio y me part¨ªa la cabeza para entender un gen concreto de una mosca particular. Supongo que mi deseo de escaparme de la bata blanca me impuls¨® a bucear en esas vanguardias en el l¨ªmite de la descomposici¨®n del arte. Me cost¨® muchos a?os librarme de esas estratosferas y volver a los Beatles. Y a leer por simple placer.
En mitad del Paseo de Carruajes, un hombre mayor sujeta un cartel que dice por un lado: ¡°Fumando contagias el c¨¢ncer a otros¡±, y por el otro ¡°Brexit y Catexit dejan divisi¨®n y ruina interna¡±. Dos chicas se hacen un selfi con ¨¦l. Le pregunto que c¨®mo es que lleva dos mensajes tan dispares. ¡°Lo de fumar es por el d¨ªa del tabaco, que me parece que es hoy, ?no? Y lo otro es porque soy catal¨¢n¡±. Se llama Mart¨ªn Sagrera y tiene 83 a?os. ¡°B¨²squeme en Google¡±. Lo har¨¦.?
Babelia
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