Aquel infierno de Alc¨¤sser
Netflix estrena una serie documental sobre el asesinato de Miriam, To?i y Desir¨¦ que sacudi¨® Espa?a en los noventa
Hay un momento en el documental El caso Alc¨¤sser, una cr¨®nica implacable y quir¨²rgica sobre el gran crimen de los noventa (los asesinatos de las adolescentes Miriam Garc¨ªa, To?i G¨®mez y Desir¨¦ Hern¨¢ndez), que termina hundiendo al espectador en una sensaci¨®n de irrealidad de la que no sale hasta el final, quiz¨¢ por ello Ram¨®n Campos y El¨ªas Le¨®n Siminiani, productor de Bamb¨² y director del documental respectivamente, lo dejaron para el quinto y ¨²ltimo cap¨ªtulo de la serie, que se estrena el viernes en Netflix.?
Sucede cuando a Esta noche cruzamos el Missisipi, el late night de Pepe Navarro, son invitados el padre de Miriam, Fernando Garc¨ªa, y el crimin¨®logo Juan Ignacio Blanco. Blanco defiende una teor¨ªa conspirativa seg¨²n la cual hombres de las altas esferas del Estado, algunos pertenecientes a mafias sat¨¢nicas, est¨¢n detr¨¢s del crimen. Afirma que la noche de crimen tres hombres, y no dos, abusaron sexualmente de Miriam, To?i y Desir¨¦, y una de las pruebas que esgrime Blanco es que Antonio Angl¨¦s estaba con una de las ni?as, Miguel Ricart con otra, y ¡°no es porque est¨¦ aqu¨ª su padre delante, pero es una obviedad: Miriam es la m¨¢s agraciada de las tres y con ella se qued¨® un tercero, que por esa raz¨®n ten¨ªa que ser el jefe¡±.?
Afortunadamente, para entonces la estupefacci¨®n est¨¢ ya a niveles mareantes, y del mismo modo que ser¨ªa injusto reducir a una escena tan perturbadora como la del crimin¨®logo Blanco un trabajo exhaustivo, el mejor y m¨¢s completo sobre Alc¨¤sser hasta la fecha (otro m¨¢s, tras el documental El caso Asunta) de Siminiani y Campos ¡ªlos dos presentes en la cinta, indagando, preguntando, poniendo el espejo a un juicio que llen¨® horas de televisi¨®n y dej¨® preguntas sin responder, preguntas que ellos reformulan una y otra vez acudiendo a las puertas tras las que pueden estar las respuestas¡ª, no es menos cierto que el crimen de Alc¨¤sser, el crimen de un a?o, 1992, en el que Espa?a se exhibe al mundo como un pavo real con la Expo y los Juegos, fue atravesado de principio a fin por un tratamiento medi¨¢tico in¨¦dito entonces, pura pornograf¨ªa sentimental que termin¨® cayendo en el amarillismo de ense?ar fotos de cad¨¢veres y dem¨¢s material clasificado de la investigaci¨®n. Un sindi¨®s.?
¡°No fuimos conscientes de que nos est¨¢bamos metiendo tanto en el barro. Sab¨ªa que estaba pasando algo que no pod¨ªa pasar, pero no sab¨ªamos qu¨¦ era¡±, dice a c¨¢mara la periodista Mariola Cubells, entonces reportera del diario Levante. ¡°Todo era tan espectacular que ni te imaginabas que el espect¨¢culo de verdad iba a empezar ahora¡±, dice la periodista brit¨¢nica Patricia Murray en referencia al famoso programa de Nieves Herrero en directo el d¨ªa de la aparici¨®n de los cad¨¢veres, cuando se convirti¨® Alc¨¤sser en un plat¨® con un escenario al que todos los miembros de las familias de las asesinadas quer¨ªan salir (¡°tuvimos que pedir a gente del p¨²blico que se sentase en el suelo para subir sillas para abuelos, primos, sobrinos¡±). ¡°No me ha contestado. ?Maltrataron a las ni?as?¡±, insiste la periodista al teniente de la Guardia Civil delante de las familias (¡°estaba desbordada, superada¡±, dice Cubells; en ese plat¨®, de tanto apelar a las emociones m¨¢s primarias (¡°ojo por ojo, que le hagan lo mismo a ellos¡±, dice una ni?a tranquilamente al micr¨®fono) se desbordaron las propias al punto de descontrolarse todo; el culmen lleg¨® cuando en medio de la emisi¨®n se anunciaron detenciones y todo el pabell¨®n estall¨® en una ovaci¨®n.
La cr¨®nica del crimen y el an¨¢lisis del juicio conforman un cuadro ag¨®nico que ning¨²n espa?ol vivo entonces puede olvidar. El documental reconstruye con precisi¨®n el tiempo de b¨²squeda de las ni?as, desde la noche que desaparecen hasta los 75 d¨ªas siguientes (¡°cuando eran las ocho de la ma?ana pens¨¦, pero sin chaqueta y este fr¨ªo, d¨®nde han dormido¡±, dice la madre de una de ellas) y muestra exactamente c¨®mo esa gigantesca expectaci¨®n, con los primeros desmanes de los medios, iba contagiando una emoci¨®n enloquecida entre familiares de v¨ªctimas, periodistas y espectadores; un suceso convertido en causa nacional que llevaba r¨ªo abajo todas las pasiones hasta que estas explotaron el d¨ªa de la aparici¨®n de los cuerpos.?
El caso Alc¨¤sser se vuelca sobre la investigaci¨®n hasta desmenuzar el m¨¢s m¨ªnimo detalle, deja que varios de los protagonistas viajen del dolor y la nostalgia a las propias miserias morales a menudo consustanciales a una p¨¦rdida tan tremenda y recuerda la enorme reacci¨®n social al asesinato m¨²ltiple, ocurrido porque las tres chicas hicieron autoestop para ir a una discoteca que estaba a dos kil¨®metros. Todos los padres de las chicas que iban a esa discoteca acudieron las siguientes semanas a recogerlas en persona, se aconsej¨® por activa y por pasiva que nadie saliese de noche a esas horas y por supuesto que nadie volviese a hacer autoestop. Se puso el foco, en definitiva, sobre las v¨ªctimas aun para no seguir su ejemplo, de tal forma que la pregunta era por qu¨¦ tres chicas se suben al coche de unos desconocidos en lugar de hacerse la pregunta m¨¢s inc¨®moda: por qu¨¦ no pueden hacerlo y qu¨¦ es lo que se lo impide.
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