La historia m¨¢s enigm¨¢tica de los soldados espa?oles que liberaron Par¨ªs
El dibujante Paco Roca reedita su novela gr¨¢fica 'Los surcos del azar' tras realizar nuevas averiguaciones sobre la vida real del combatiente de La Nueve Miguel Campos
Fue en alguna posici¨®n del frente de Alsacia, durante el oto?o de 1944, cuando apenas restaban unos meses para el fin de la Segunda Guerra Mundial, en medio de g¨¦lidas temperaturas y con la moral destrozada por las bajas. El rastro del republicano Miguel Campos se esfum¨® misteriosamente. Las teor¨ªas m¨¢s probables apuntan que Campos, anarquista de origen canario y combatiente de La Nueve, la compa?¨ªa con m¨¢s espa?oles de las que participaron en la liberaci¨®n de Par¨ªs, muri¨® durante una arriesgada incursi¨®n en l¨ªneas enemigas. ¡°Mort pour la France, Condol¨¦ances¡±, reza una escueta carta que recibi¨® la familia, a?os despu¨¦s, en la que las autoridades francesas confirmaban el deceso. Una correspondencia que, sin embargo, no solventa la intriga que envuelve la historia del oficial.
El responsable de dar a conocer la enigm¨¢tica vida de Campos es el dibujante Paco Roca (Valencia,? 50 a?os), autor de la novela gr¨¢fica publicada en 2013 Los surcos del azar (Astiberri), en la que ficciona los avatares de la vida del combatiente republicano y que ahora acaba de reeditarse a la luz de nuevos descubrimientos. ¡°Cuando comenc¨¦ el proyecto, hab¨ªa muy poca informaci¨®n ver¨ªdica de la vida de Campos. La mayor parte de lo que se conoc¨ªa proced¨ªa de las anotaciones del diario del capit¨¢n Raymond Dronne [l¨ªder de La Nueve], que lo presentaba como un soldado valiente, que realizaba grandes actos de sabotaje, y que finalmente desaparec¨ªa en una infiltraci¨®n en las escuadras del enemigo. La trama era muy novelesca, pero la ausencia de informaci¨®n me obligaba a centrarme en el contexto en el que se desarrollaron los acontecimientos hist¨®ricos¡±, cuenta Roca, que ahora ha conocido que parte del periplo de episodios hist¨®ricos que hizo seguir al personaje no tuvieron una correspondencia real.
Todo arranc¨® tras la publicaci¨®n del c¨®mic, cuando la familia de Campos contact¨® con Roca para preguntarle si las peripecias que narraba eran reales. "Llegaron a creer que el abuelo estaba vivo", revela el dibujante. La confusi¨®n de la familia se debe a la estructura del c¨®mic, en el que Roca desdobla la vida de Campos: imagina las peripecias que pudo atravesar durante la contienda b¨¦lica, pero tambi¨¦n se inventa un Campos nonagenario que, en conversaci¨®n con el propio dibujante convertido en personaje, rememora y comenta los sucesos que entonces vivi¨®.
Esos di¨¢logos que mantienen los protagonistas se conservan ¨ªntegros en esta reedici¨®n de la obra, pero Roca ha incluido ahora, para presentarle al lector sus averiguaciones, 24 p¨¢ginas in¨¦ditas compuestas de nuevas vi?etas y un di¨¢logo con una nieta de Campos y el historiador Robert S. Coale, art¨ªfice de varios de los novedosos descubrimientos. En un peque?o hotel del centro de Madrid, Roca y Coale intercambian algunos de los sucesos que antes no conoc¨ªan del militante republicano: c¨®mo la familia les cont¨® que no combati¨® en la Guerra Civil y, por tanto, no subi¨® a bordo del Stanbrook, el buque brit¨¢nico que embarc¨® a los ¨²ltimos republicanos evacuados del puerto de Alicante; o por qu¨¦ no es posible que Campos abandonara La Nueve para participar en la invasi¨®n de Ar¨¢n, el intento republicano en 1944 de forzar un levantamiento contra Franco desde el peque?o enclave catal¨¢n, algo que cuando arrancaba el proyecto s¨ª les pareci¨® cre¨ªble.
¡°Cuando haces una ficci¨®n basada en un personaje real, aunque desconocido, debes interpretar tu labor como una contribuci¨®n a abrir una puerta que hasta entonces estaba cerrada¡±, cuenta Roca. Coale secunda esta idea, y cree que otra de las virtudes de la historia de Campos, ahora que es conocida, es que permite restituir la memoria de una compa?¨ªa que combati¨® en unas condiciones de extrema pobreza. ¡°Las fuentes hist¨®ricas provienen de papelillos arrancados de cuadernos. La Nueve eran los hijos pobres del Ej¨¦rcito estadounidense¡±, apunta.
Muchos de los soldados espa?oles de la compa?¨ªa hab¨ªan luchado frente a las potencias del Eje en ?frica (1940-43). Tambi¨¦n Campos, a quien su familia pierde el rastro en la fase final de la campa?a en este continente. ¡°Tras hablar con una de sus hijas, supimos que fue encarcelado en Canarias al estallar la guerra, y que poco despu¨¦s, en 1938, las autoridades franquistas lo env¨ªan a Marruecos a una compa?¨ªa disciplinaria. Desde all¨ª se cartea durante cuatro a?os con su esposa, pero esa correspondencia cesa en octubre de 1942. De ah¨ª que lo m¨¢s probable sea que en esa fecha se fugara del protectorado espa?ol, como cuenta Paco en las nuevas p¨¢ginas de su c¨®mic. En noviembre de ese a?o, los aliados desembarcan en Argel para la campa?a de T¨²nez, que durar¨ªa unos meses, y es cre¨ªble que se hubiera enterado y logrado unir a ellos¡±, explica Coale.
Despu¨¦s de combatir en ?frica, Campos y otros republicanos se alistaron en La Nueve, una compa?¨ªa reci¨¦n creada que formaba parte de la II Divisi¨®n Blindada y en la que en torno al 90% de sus 150 soldados eran espa?oles. La unidad viaj¨® a Inglaterra y, tras desembarcar y recuperar varias localidades en la Francia continental, encabez¨® la marcha que el 25 de agosto de 1944 liber¨® Par¨ªs. Un hito en el que particip¨® el oficial, algo que la familia desconoc¨ªa, y tras el cual la compa?¨ªa iba a sufrir un gran n¨²mero de bajas. Cuarenta de sus miembros, seg¨²n los c¨¢lculos de Coale, perecieron en los combates que siguieron a la toma de la capital francesa. Ah¨ª, en esos duros meses hasta el final de la contienda en mayo de 1945, es cuando Campos muere o desaparece, y ya nunca se vuelve a saber de ¨¦l. Muchos de sus compa?eros sobrevivieron y aceptaron el papel de h¨¦roes que les distingu¨ªa por sus proezas y experiencia b¨¦lica; otros no quer¨ªan recordar lo ocurrido o darle un significado. Coale tiene un pu?ado de buenos ejemplos de quienes se esfumaron sin dejar rastro. En esa dura realidad ha imaginado Roca la figura del oficial Campos: una historia que, en la intersecci¨®n entre realidad y ficci¨®n, comienza a desentra?arse lentamente.
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