El inesperado ascenso del Templo Sat¨¢nico en Estados Unidos
El Gobierno del pa¨ªs otorga a esta organizaci¨®n el mismo estatus fiscal que a las instituciones ben¨¦ficas y las iglesias. Pero no es lo que parece
Desde la primavera de 2019, el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos (IRS) otorga deducciones fiscales a los ciudadanos que donen dinero al Templo Sat¨¢nico. Esta organizaci¨®n que desde 2013 rinde culto al diablo tiene el mismo estatus que las instituciones ben¨¦ficas y que las iglesias, sinagogas y mezquitas.
Aunque resulte una locura, no es exactamente lo que parece. Es cierto que sus seguidores visten mayoritariamente de negro y que invocan a menudo a Sat¨¢n, pero no participan en s¨®rdidos rituales, ni sacrifican beb¨¦s. Y para lo ¨²nico que usan sus tridentes es para limpiar con ellos las playas y carreteras de sus ciudades.
Simplemente, le han puesto bastante iron¨ªa a su forma de entender el activismo. Defienden la libertad social y religiosa en un pa¨ªs que, en teor¨ªa, es oficialmente laico. Si en estos momentos se atacan los derechos fundamentales de los ciudadanos en nombre de Dios, ?la alternativa ser¨¢ adorar a Sat¨¢n?, se preguntan. La suya es una surrealista defensa de la separaci¨®n de la Iglesia y el Estado ante el cada vez m¨¢s popular y agresivo discurso ultraconservador.
As¨ª lo plantea esta organizaci¨®n fundada por Lucien Greaves, que asegura haber pasado de tres a 50.000 miembros en tres a?os y cuyo ascenso es objeto del documental Hail Satan?, dirigido por la cineasta Penny Lane y presentado en Sundance London tras proyectarse a principios del a?o en la edici¨®n estadounidense del festival.
¡°Ser ateo es aburrido. No tienes una iconograf¨ªa ni una comunidad con la que puedas reunirte¡±, comenta uno de sus miembros en un momento de la pel¨ªcula. Lane rebaja varios enteros la iron¨ªa de estas palabras. ¡°Lo que defienden es que ser ateo es una posici¨®n demasiado pasiva. En estos momentos de crispaci¨®n, se necesita pasar a la acci¨®n y luchar por los derechos de todos¡±, comenta a EL PA?S durante la presentaci¨®n de la cinta en Londres.
Un ejemplo de que sus acciones son provocadoras y reivindicativas pero inofensivas es la cruzada que mantienen desde hace a?os en el Capitolio de Oklahoma. A pesar de ser un edificio gubernamental, se decidi¨® colocar una enorme estatua con las tablas de los diez mandamientos, como las de las pel¨ªculas cl¨¢sicas de Cecil B. DeMille. El Templo Sat¨¢nico contraatac¨® construyendo la suya propia, financiada por micromecenazgo. Reproduce una figura de Baphomet, un dios de cabeza animal relacionado con el satanismo, al que le han puesto el torso de Iggy Pop. Intenta as¨ª defender al resto de opciones religiosas minoritarias.
¡°Pens¨¦ que, si la gente se toma su tiempo para prestarles atenci¨®n y escuchar sin prejuicios lo que dicen, se dar¨¢ cuenta de que su mensaje tiene sentido y que no es negativo. Un documental de hora y media es una forma de lograrlo¡±, dice.
Desde el particular punto de vista de esta organizaci¨®n fundada nada menos que en Salem, la Biblia no hace m¨¢s que recordar que Sat¨¢n era un tipo bastante relajado y tolerante. ¡°Si Eva no llega a caer en la tentaci¨®n de la manzana, ?qu¨¦ clase de vida le hubiese esperado? Una de total servidumbre y sin libertad de elecci¨®n¡±, comenta Jex Blackmore, que durante a?os ha sido portavoz oficial del movimiento ¡°Cuando Jesucristo pas¨® 40 d¨ªas en el desierto en ayunas, se present¨® Sat¨¢n para decirle: 'Eh, t¨ªo, no hace falta que hagas esto. Bebe un poco de agua, hombre¡±, comenta otro de sus miembros en el documental.
Ante tal cachondeo, a Lane no le ha quedado m¨¢s remedio que explorar un g¨¦nero poco usual: la comedia documental. Pero lo cierto es que muchas de sus bromas buscan colocarse en el l¨ªmite de lo permitido. A medida que el discurso del Templo Sat¨¢nico se ha ido haciendo m¨¢s popular, m¨¢s alarmas han saltado en el sector m¨¢s reaccionario de Estados Unidos. En los ¨²ltimos a?os se han convertido en invitados habituales de las televisiones conservadoras, con la intenci¨®n de trolear su programaci¨®n todo lo posible.
"Juegan con s¨ªmbolos, palabras e ideas que todo el mundo conoce y que relaciona con algo muy negativo. Hay estadounidenses que se toman muy en serio la dicotom¨ªa de cielo e infierno y de Dios y el Diablo. ?Puede que su iron¨ªa nuble su verdadero mensaje? Seguro. Pero no creo que les importe mucho. No pretenden ser populares ni convertir a aquellos que no entienden lo que est¨¢n haciendo¡±, defiende la directora.
Pero eso no significa que su discurso defienda que cada uno haga lo que quiera. Sus principios fundamentales, que son siete, rechazan toda forma de violencia, buscan luchar por lo justo y que ¡°ninguna historieta espiritual¡± rebata a la ciencia, entre otras cosas.
Su ligereza a la hora de tomar la figura de Sat¨¢n (y de Dios) en vano tiene una explicaci¨®n en la oleada de p¨¢nico a Sat¨¢n que recorri¨® Estados Unidos entre las d¨¦cadas de los 70 y los 90. En esos a?os, los programas de televisi¨®n se llenaron de historias sobre una sociedad secreta que asesinaba y abusaba de ni?os en nombre del diablo. Las supuestas v¨ªctimas colaterales de estos ritos eran los invitados estrella en los programas de la influyente Oprah Winfrey. El tiempo demostr¨® que esos sucesos no eran reales.
¡°Hay una generaci¨®n, que es la m¨ªa y la de la mayor¨ªa de los miembros del Templo Sat¨¢nico que aparecen en el documental, que creci¨® viendo esas fake news en televisi¨®n. El descubrir que nada de eso era cierto defini¨® en cierto modo nuestra forma de ver el mundo¡±, explica Lane.
No es la primera vez que la cineasta reta los pilares fundamentales sobre los que se sustenta la sociedad estadounidense. Ya lo hizo en Our Nixon (Nuestro Nixon) y Nuts! (Chiflados): ¡°Supongo que siento la necesidad de contar nuestra historia desde otro punto de vista porque sospecho que nos faltan datos a la hora de analizar el pasado del pa¨ªs. Creo que no tenemos una perspectiva completa de las cosas. Adem¨¢s, me gustan ese tipo de pel¨ªculas que me hacen sentir est¨²pida; que al final me hacen pensar: 'Guau, no me puedo creer que me haya tragado esta mentira durante tanto tiempo'. Y es lo que quiero hacer sentir al espectador¡±.
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