Los ap¨®stoles de Oteiza cumplen 50 a?os
Una exposici¨®n en el museo del autor repasa el proceso escult¨®rico y los avatares que culminaron en 1969 con la instalaci¨®n de la estatuaria de la bas¨ªlica de Arantzazu
Jorge Oteiza fue el artista encargado de humanizar el fr¨ªo y descomunal frontispicio de piedra de la bas¨ªlica de Arantzazu (O?ati, Gipuzkoa), un proyecto arquitect¨®nico-art¨ªstico colectivo, en el que tambi¨¦n intervinieron Eduardo Chillida, Lucio Mu?oz o N¨¦stor Basterretxea, y que supuso una revoluci¨®n en el arte religioso de mediados del siglo pasado. La iconograf¨ªa elegida por el escultor rompi¨® los est¨¢ndares de la ¨¦poca y provoc¨® un esc¨¢ndalo en la Santa Sede, que en 1954 orden¨® prohibir su instalaci¨®n. Oteiza pudo finalmente culminar en 1969 la colocaci¨®n de un friso con 14 ap¨®stoles de figuras sobrias y descarnadas y una imagen de la piedad con la virgen sin manto y su hijo muerto a sus pies. Medio siglo despu¨¦s de rematar el proyecto escult¨®rico, el Museo Oteiza, en Alzuza (Navarra), muestra m¨¢s de 200 piezas, muchas de estas in¨¦ditas, que repasan la evoluci¨®n de aquel azaroso proceso art¨ªstico.
Oteiza (Orio, 1908-San Sebasti¨¢n, 2003) se puso manos a la obra en 1951 con el proyecto escult¨®rico de Arantzazu (patrona de Gipuzkoa), que termin¨® siendo "su trabajo de obra civil m¨¢s relevante", explica Elena Mart¨ªn, conservadora del museo del autor y comisaria de la exposici¨®n. "La estatuaria proyectada por Oteiza permite entender las b¨²squedas conceptuales y simb¨®licas del artista, que en aquellos a?os se hab¨ªa adentrado en la abstracci¨®n y geometrizaci¨®n de su obra. En este conjunto escult¨®rico plasma sus reflexiones est¨¦ticas en torno a la identificaci¨®n del espacio y el vac¨ªo con lo espiritual", a?ade.
El escultor recibi¨® la encomienda de crear un friso con los ap¨®stoles y la imagen de la virgen en la fachada del santuario. Oteiza opt¨® por "la austeridad expresiva y la supresi¨®n de detalles en beneficio de la simplicidad de las masas", se?ala Mart¨ªn en el cat¨¢logo de la muestra. El conjunto escult¨®rico deb¨ªa insertarse en una arquitectura "masiva y p¨¦trea", proyectada por los arquitectos Francisco Javier S¨¢enz de O¨ªza y Luis Laorga. Despu¨¦s de muchos estudios, dibujos y bocetos, Oteiza se decant¨® por unas figuras de piedra caliza de tres metros de altura y casi cinco toneladas de peso cada una.
No coloc¨® 12 ap¨®stoles, sino 14, todos desnudos y despojados de ropajes y con formas abruptas. "Son esculturas de una gran potencia expresiva, articulados en torno al vac¨ªo y representan la dualidad entre lo espiritual y lo corp¨®reo", dice la comisaria. Esa secuencia casi sim¨¦trica de cilindros vaciados, lados redondeados, ideados bajo el concepto oteiciano de la hiperboloide fue casi una herej¨ªa en aquellos a?os. ?Por qu¨¦ 14? "He puesto las que me cab¨ªan", dijo en una ocasi¨®n el escultor. Tambi¨¦n dio otra explicaci¨®n m¨¢s prosaica, recuerda la comisaria: "Oteiza quiso representar una trainera, que est¨¢ formada por 13 remeros y un patr¨®n. Dec¨ªa que reman hacia atr¨¢s pero avanzan hacia adelante". Oteiza es hijo de un municipio costero, Orio, hist¨®ricamente muy ligado al deporte del remo.
Los bocetos y estudios del friso de los ap¨®stoles generaron muchas suspicacias en los sectores m¨¢s conservadores de la iglesia, lo que desencaden¨® la intervenci¨®n de las autoridades eclesiales, incluida la Comisi¨®n de Arte Sacro en Italia. El Obispado de San Sebasti¨¢n orden¨® la suspensi¨®n cautelar de los trabajos de Oteiza por "no expresar adecuadamente el arte cristiano". La bas¨ªlica de Arantzazu se inaugur¨® en 1955 sin las esculturas de Oteiza y sin la participaci¨®n del resto de artistas.
Oteiza ya hab¨ªa tallado cuatro (dos de estas sin las cabezas) de las 14 figuras. La paralizaci¨®n del proyecto escult¨®rico dej¨® estas cuatro piezas y el resto de las moles arrumbadas en la cuneta de la carretera de acceso a Arantzazu. As¨ª durante 14 a?os, hasta 1968. Los ni?os saltaban sobre ellas y el agua que se acumulaba en las concavidades de los ap¨®stoles serv¨ªan de abrevadero para los animales que pastaban en las monta?as.
La prohibici¨®n se levant¨® definitivamente en 1966, cuando Lorenzo Bereciartua era obispo de San Sebasti¨¢n, pero Oteiza, muy dolido con la prohibici¨®n, se neg¨® a seguir con su actuaci¨®n. Dos a?os cost¨® convencerle para que rematara su trabajo. Lleg¨® a decir que la mejor soluci¨®n era dejar vac¨ªa la fachada de la bas¨ªlica, con las varillas que ten¨ªa que sujetar a los ap¨®stoles a la vista. En 1968 decidi¨® implicarse de nuevo en el proyecto, que qued¨® culminado en octubre de 1969.
La exposici¨®n Oteiza y la estatuaria de Arantzazu, 1950-1967 analiza todo el proceso art¨ªstico y se adentra tambi¨¦n las dificultades que encontraron los artistas, especialmente Oteiza, para alumbrar la actual bas¨ªlica, enclavada en un entorno natural y paisaj¨ªstico singular. La muestra contiene los escritos de Oteiza que explican su concepci¨®n del friso de los ap¨®stoles, versiones de las cabezas de estos en escayola, bustos creados por el autor, y una cronolog¨ªa con rese?as de la prensa de la ¨¦poca que describen la evoluci¨®n del proyecto.
"Hubo que superar muchos problemas", recuerda Juan Ignacio Larrea, franciscano de Arantzazu, quien se?ala que la obra arquitect¨®nica fue presupuestada en 15 millones de pesetas (90.000 euros) y contratada por 13,2 millones de pesetas. Se recaudaron mediante ayudas, subvenciones y colectas realizadas en todo el Pa¨ªs Vasco y Madrid, aunque la principal fuente de ingresos provino de Cuba, entonces dirigida por Batista, que aport¨® 7,8 millones de pesetas.
"Oteiza y el resto de artistas y arquitectos fueron unos visionarios, se adelantaron 50 a?os a su tiempo", remarca el fraile guardi¨¢n del santuario guipuzcoano. La comisaria Mart¨ªn apostilla que, para el artista, "su intervenci¨®n en Arantzazu result¨® especialmente significativa, no solo porque plasm¨® una parte importante de sus reflexiones est¨¦ticas, sino tambi¨¦n por la dimensi¨®n p¨²blica del proyecto, que pone de manifiesto la capacidad del arte para generar nuevos imaginarios simb¨®licos y proyectarlos a la sociedad".
La exposici¨®n en el museo de Alzuza estar¨¢ abierta hasta el 27 de octubre. Paralelamente, Gandiaga Topagunea (sede de la fundaci¨®n Arantzazu Gaur) mostrar¨¢ entre el 28 de junio y el 27 de octubre el relato cronol¨®gico de la intervenci¨®n de Oteiza en el santuario, con cerca de 40 obras y abundante documentaci¨®n, fotograf¨ªas, recortes de prensa y material audiovisual procedentes de diferentes entidades. Este centro, adem¨¢s, acoger¨¢ el d¨ªa 21 de septiembre una mesa redonda para conmemorar el 50 aniversario de la instalaci¨®n de la obra del escultor.
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