La noche en la que las encontraron
Los periodistas ¨¦ramos legi¨®n y hab¨ªa testimonios para todos. El pueblo se ech¨® a la calle y quer¨ªa hablar
Fue el crimen del a?o. Tres ni?as torturadas, violadas y asesinadas era m¨¢s de lo que pod¨ªamos soportar. Los delincuentes mataban en Espa?a como en Estados Unidos y la cobertura que se le dio al caso fue digna de Am¨¦rica. Alc¨¤sser, el pueblo valenciano donde viv¨ªan las familias de las ni?as, se convirti¨® en un plat¨® la noche en que se identificaron los cad¨¢veres y el dolor se retrasmit¨ªa en directo.
Yo tuve suerte (as¨ª hablamos los periodistas cuando pillamos algo gordo). Era 27 de enero de 1993, y hac¨ªa varios d¨ªas que investigaba la desaparici¨®n de las ni?as. To?i, Desir¨¦e y Miriam llevaban 72 d¨ªas fuera de casa y en el pueblo se negaban a aceptar lo que parec¨ªa evidente. Dec¨ªan que era un asunto de trata de blancas y esperaban su vuelta con psic¨®logos y regalos. Una ilusi¨®n que se quebr¨® cuando descubrieron los cad¨¢veres. Alc¨¤sser, un pueblo de calles estrechas y casas bajas, situado a 15 kil¨®metros de Valencia, parec¨ªa Twin Peaks. Todos los medios de comunicaci¨®n, locales y nacionales, enviaron a sus periodistas especializados. Antena 3 mand¨® a Nieves Herrero, que reuni¨® en un sal¨®n a todos los familiares que cab¨ªan. Ten¨ªa la exclusiva del velatorio. Tambi¨¦n Paco Lobat¨®n, que hab¨ªa dedicado tantos programas a buscarlas, andaba por all¨ª.
Los periodistas ¨¦ramos legi¨®n y hab¨ªa testimonios para todos. El pueblo se hab¨ªa echado a la calle y quer¨ªa hablar. Ellos estaban vivos y quer¨ªan solidarizarse con las ni?as. Nosotros tambi¨¦n. El chico que sal¨ªa con Desir¨¦e lloraba apoyado en una Mobylette, como la amiga que ten¨ªa fiebre y no sali¨® con ellas esa noche, la vecina¡ Parec¨ªa que todos form¨¢ramos parte de una pel¨ªcula. En cada esquina hab¨ªa retrasmisiones en directo y los bares rebosaban de caras conocidas. Despu¨¦s, Pepe Navarro dar¨ªa pie a las versiones m¨¢s descabelladas.
Esa noche hubo sobredosis de drama, especialmente en las televisiones, pero el c¨®ctel de morbo tuvo buena acogida en la audiencia. La violencia y el crimen acompa?an al g¨¦nero humano. Los asesinatos de ni?os suben el share un 40% y ahora, con Internet, casi tocamos el rostro de esa madre que llora desconsolada. Es verdad que aquella noche perdimos la ocasi¨®n de parecernos a Truman Capote. Yo tampoco escrib¨ª A sangre fr¨ªa pero en aquel pueblo, donde la gente viv¨ªa del cultivo de la naranja y del trabajo que proporcionaban las f¨¢bricas cercanas, inventamos la telebasura. Fue el inicio y una buena escuela para lo que vino despu¨¦s. ?Recuerdan a Roc¨ªo Wanninkhof, Sonia Carabantes, Sandra Palo o Marta del Castillo? Con cada nueva v¨ªctima, la cobertura ha ido en un in crescendo de manipulaci¨®n.
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