Giorgio Moroder, m¨²sica para un domingo en modo veraniego
El inventor del ¡®italo-disco¡¯ se conforma con ejercer de pinchadiscos en una noche muy jaranera
El verano tiene estas cosas. Sube la temperatura, se rebajan las exigencias de vestuario, los cent¨ªmetros cuadrados de componente textil experimentan un en¨¦rgico recorte y la m¨²sica constituye una magn¨ªfica excusa para la socializaci¨®n. Distinto es que pueda ejercerse cualquier asomo de militancia mel¨®mana en un evento concebido para el divertimento con un pinchadiscos, por muy ilustre que este sea.
Giorgio Moroder es un artista venerable sin el que se entender¨ªa mal el tr¨¢nsito bailongo de los setenta a los ochenta, adem¨¢s de un caballero de aspecto tan encantador que cualquiera le invitar¨ªa a cenar: la camisa negra, el pelo repeinado hacia atr¨¢s, el bigotillo entrecano, esa jovialidad ins¨®lita para un hombre a un solo d¨ªgito de convertirse en octogenario. Otra cosa es que a poner m¨²sica lo llamemos ahora arte, por muy bonito que resulte esa especie de p¨²lpito en el centro del escenario y el port¨¢til con la manzanita asomando desde un extremo.
Moroder fue responsable direct¨ªsimo de muchos m¨¢s exitazos de los que podr¨ªa identificar cualquier aficionado en una consulta a bocajarro. Por lo pronto, se invent¨® a Donna Summer, motivo suficiente para figurar en todas las enciclopedias y haber alborotado las madrugadas de dos o tres generaciones de jovenzuelos por medio mundo. Si la visita de un personaje tan ilustre acontece en el primer domingo del verano y en un rinc¨®n del parque del Retiro como la sala Florida, en tiempos templo de la naftalina y hoy refugio para el m¨²sculo cincelado y el ligoteo con pedigr¨ª, el ¨¦xito es m¨¢s que seguro.
El italiano agit¨® una pista receptiva y estimulada, a sabiendas de que sus bazas eran infalibles. Cualquiera que decida enlazar I Will Survive (Gloria Gaynor), Le freak (Chic) y Boogie Wonderland (Earth Wind & Fire) saldr¨¢ como h¨¦roe de la noche, aqu¨ª y en Sebastopol. Pero no deja de resultar frustrante que don Giorgio haga acto de presencia en la ciudad y se limite a manejar una mesa de mezclas sincronizada con algunos v¨ªdeos de la ¨¦poca, un ejercicio que ahora cualquiera puede emular con las consabidas b¨²squedas en YouTube. Sobre las promesas de que formalizar¨ªa la visita al frente de una banda con varios vocalistas que recrearan su repertorio, nada se volvi¨® a saber.
Y habr¨ªa sido estupendo experimentar algo m¨¢s c¨¢lido y org¨¢nico. Algo m¨¢s real, puestos a llamar a las cosas por su nombre. Porque en la sudorosa sesi¨®n de este primer domingo veraniego de la temporada hubo tiempo de recordar que esas conexiones habr¨ªan incluido no solo los grandes llenapistas de la Summer (Hot Stuff, On the Radio, Last Dance, la revolucionaria y caleidosc¨®pica I Feel Love o aquel Enough is Enough de divismos reconcentrados junto a Barbra Streisand), sino tambi¨¦n Take my Breath Away (Berlin, en la banda sonora de Top gun), Neverending Story (Limahl, para la pel¨ªcula de La historia interminable) o, claro, What a Feeling, el tema central de Irene Cara para Flashdance. T¨ªtulos que invitan poco a la cinefilia militante, pero que a ning¨²n terr¨ªcola por encima de la cuarta d¨¦cada dejar¨¢n de resultarles extremadamente familiares.
El olvido pugnaba por apoderarse de la figura de Moroder cuando los franceses Daft Punk tuvieron el gusto y la gentileza de reivindicarlo con Giorgio by Moroder (2013), una pieza incluida en el mismo ¨¢lbum que Get Lucky o Love Yourself to Dance. Los movimientos posteriores del bueno de Giovanni Giorgio no han pasado de la an¨¦cdota, desde Racer (una sinton¨ªa por encargo de Google que tambi¨¦n son¨® ayer) hasta un disco completo, D¨¦j¨¤ vu, que dej¨® la cruel sensaci¨®n de que su t¨ªtulo era de una sinceridad descarnada. Pero siempre nos quedar¨¢n los ochenta, representados en la Florida Retiro incluso con alguna perla menos frecuentada y que invitaba a la sonrisa: pensemos en Together in Electric Dreams, aquella excursi¨®n solista de Philip Oakey, l¨ªder de Human League. M¨²sica para un domingo en modo veraniego: solo as¨ª prima el solaz frente al fiasco de que un productor tan ilustre se conforme con el t¨ªtulo de DJ.
Babelia
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