¡°No hay fascismo sin dictadura, ni populismo sin elecciones¡±
El experto argentino, que presenta en Espa?a su ensayo 'Del fascismo al populismo en la historia', muestra su preocupaci¨®n por la emergencia de "un nuevo populismo que combina el neoliberalismo con resabios fascistas"
"La aguant¨¦ durante un rato, hasta que no pude m¨¢s y le dije que su marido no gobernaba con los votos del pueblo, sino con la imposici¨®n de una victoria. A la gorda no le gust¨® ni medio". La "gorda" era Carmen Polo, la esposa de Franco. La autora de la frase es Eva Per¨®n, la tot¨¦mica Evita, esposa del presidente argentino Juan Domingo Per¨®n. La an¨¦cdota, acontecida durante la visita a Espa?a de la primera dama argentina en 1947, aparece en Del fascismo al populismo en la historia (Taurus), el ensayo reci¨¦n publicado del historiador argentino Federico Finchelstein, e ilustra una de sus tesis centrales: que el populismo hunde sus ra¨ªces en el fascismo, pero el primero es intr¨ªnsecamente democr¨¢tico.
"No hay fascismo sin dictadura ni populismo sin elecciones. Y esto no es una definici¨®n te¨®rica, sino que tiene que ver con una experiencia de democratizaci¨®n hist¨®rica que surge sobre todo luego de la Segunda Guerra Mundial y va llegando a otros pa¨ªses. No hay dictadores populistas. Cuando deja de haber elecciones reales, deber¨ªamos hablar de dictadura, no de populismo", explica en una entrevista Finchelstein (Buenos Aires, 1975), profesor de Historia en la New School for Social Research y en el Eugene Lang College de Nueva York, y autor de varias obras sobre fascismo, populismo y el Holocausto.
Para presentar su libro este viernes en la Casa Am¨¦rica de Madrid, Finchelstein ha cruzado el Atl¨¢ntico en sentido inverso al que hace ocho d¨¦cadas lo hicieron las ideas. Tras la Segunda Guerra Mundial, con una Europa abriendo los ojos al alcance del horror nazi, y ?frica y Asia mayoritariamente inmersos en el colonialismo o con un partido ¨²nico autoritario, Am¨¦rica Latina era la cuna natural de esa "reformulaci¨®n" del fascismo que es el populismo, argumenta. "Era el ¨²nico lugar donde los fascismos no hab¨ªan perdido la legitimidad y hab¨ªa un marco democr¨¢tico. No hay nada especial en Am¨¦rica Latina en este sentido", puntualiza. Primero fue el peronismo, en 1946. Poco despu¨¦s, el r¨¦gimen de Get¨²lio Vargas (1951) en Brasil. Ambos recorrieron un camino similar: llegar al poder desde la dictadura y destruirla desde dentro para crear una democracia". "El fascismo, en los casos m¨¢s paradigm¨¢ticos, que son Alemania e Italia, llega al poder a trav¨¦s de la democracia y crea en una dictadura. El populismo hace lo contrario", se?ala sobre sus inicios.
La situaci¨®n se volvi¨® m¨¢s compleja en las siguientes d¨¦cadas, con populismos en distintos continentes ¡ªtanto de izquierdas como de derechas¡ª articulados en torno a los mismos elementos: la identificaci¨®n entre l¨ªder y pueblo, el culto cuasirreligioso al dirigente, la sustituci¨®n de las categor¨ªas ideol¨®gicas cl¨¢sicas por la dicotom¨ªa entre los de arriba y los de abajo ("mis grasitas", como los llamaba Evita), el menosprecio por los opositores y la prensa cr¨ªtica... Finchelstein cita los casos, con modelos neoliberales, de Carlos Menem, en Argentina; de Silvio Berlusconi, en Italia; o de Fernando Affonso Collor de Mello, de Brasil. O, desde la izquierda o con impronta social, de los Kirchner, de nuevo en Argentina, o de Hugo Ch¨¢vez en Venezuela. Sin embargo, opina el experto, "lo que hab¨ªa de populismo en Venezuela se ha perdido y estamos hablando de formas que est¨¢n m¨¢s cerca de una dictadura".
En algunos casos, el populismo ha supuesto a la vez "una ampliaci¨®n y una limitaci¨®n de derechos". Un "paquete", en palabras del experto, por el que "los pobres son menos pobres y los ricos menos ricos", pero el l¨ªder "es el ¨²nico due?o de la verdad y aquellos que no est¨¢n de acuerdo pasan a estar definidos no solo como opositores pol¨ªticos, sino tambi¨¦n como el antipueblo. Esto suena muy fascista porque tiene or¨ªgenes fascistas", a?ade.
Trump y Bolsonaro, una tendencia que preocupa
Por el libro circula con frecuencia el nombre de Donald Trump como ejemplo de una tendencia que preocupa a Finchelstein: la emergencia de "un nuevo populismo que combina el neoliberalismo con resabios fascistas". "No es una vuelta de tuerca ni un c¨ªrculo completo, pero si bien la historia del populismo, por izquierda o por derecha, siempre fue la idea de reformular la democracia en t¨¦rminos autoritarios sin volver a la tradici¨®n fascista, estos nuevos populistas hacen un intento expl¨ªcito de volver a elementos centrales de la tradici¨®n fascista: racismo, violencia pol¨ªtica y, en casos como el de Bolsonaro y Trump, elogios te¨®ricos de la dictadura". El presidente brasile?o es, a?ade, "uno de los populistas m¨¢s cercanos al fascismo que he visto".
El racismo ha sido precisamente una de las diferencias entre los populismos de izquierda y los de derecha. Los primeros "tienen una visi¨®n de pueblo que es autoritaria, pero que permite ser aceptado si uno est¨¢ de acuerdo. En los de derecha, el pueblo est¨¢ tambi¨¦n construido por cosas que uno no decide, como el color de la piel".
Finchelstein recurre a su pa¨ªs para ejemplificar como el populismo es m¨¢s un continente que un contenido, una especie de caj¨®n en el que caben distintas categor¨ªas, como los hinchas de un equipo de f¨²tbol que mantienen su fidelidad aunque cambie el entrenador y el estilo de juego. O, como dijo recientemente su l¨ªder sindical Hugo Moyano: "Los peronistas somos as¨ª, un d¨ªa decimos una cosa y despu¨¦s otra".
"El caso de Argentina es casi esquizofr¨¦nico", sentencia el experto. "El peronismo ha sido el veh¨ªculo para distintas expresiones de democracia autoritaria: de ultraizquierda; nacionalista y popular, como el kirchnerismo; liberal, como Menem...". Su fortaleza, d¨¦cadas despu¨¦s, es indiscutible. Para las elecciones de octubre, el presidente Mauricio Macri ¡ªal que Finchelstein define como "populismo light"¡ª ha elegido a un peronista conservador como n¨²mero dos. Su principal rival es una lista peronista con Cristina Fern¨¢ndez de Kirchner como aspirante a vicepresidenta. La tercera candidatura tambi¨¦n es peronista. "Pr¨¢cticamente no hay ning¨²n programa. Se nos pide que confiemos en un personaje en el otro. En las propuestas de las tres candidaturas no aparece un tema tan central como la despenalizaci¨®n del aborto", lamenta.
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