Guitarras como estampidas de caballos
Weezer ofrecieron anoche un concierto intenso y certero en la ¨²ltima jornada del BBK Live de Bilbao
Justo al acabar el concierto en el BBK Live de Bilbao, tras interpretar las excelentes Island in the Sun y Say It Ain't So, Rivers Cuomo levant¨® la guitarra como si fuera una espada y hubiese ganado una batalla. De alguna forma, ese instrumento era el arma que reflejaba la fuerza de este grupo de pop-rock alternativo salido de Los ?ngeles. Weezer acababan de mostrar un ¨ªmpetu guitarr¨ªstico tan excelente y din¨¢mico que hab¨ªan conquistado una cima envidiable.
Empezaron fuerte: los acordes luminosos y en¨¦rgicos de Buddy Holly, una de esas composiciones con todas las se?as de identidad de Weezer, rompieron la noche justo despu¨¦s del desigual concierto de The Good, the Bad and the Queen. De ah¨ª, otras tres gemas relucientes como Undone, Holiday y The Good Life. Atronaron con una rabia contenida y una precisi¨®n sobresalientes, las mismas que les han hecho c¨¦lebres en la escena independiente de Estados Unidos desde mediados de los noventa en discos bellos y absorbentes que se conocen por sus colores, como son el azul, el verde, el rojo y el blanco, este ¨²ltimo publicado hace tres a?os, y que fue mejor que el ¨²ltimo Pacific Daydream, editado en 2017.
Ser¨ªa bueno saber qu¨¦ inyectan a las guitarras estos tipos que se mueven en una frontera imaginaria entre Pixies y Big Star. Es como si los instrumentos tuviesen superpoderes. Desde que asaltan el primer acorde de cualquiera de sus canciones, suenan como una estampida de caballos salvajes. No hay quien los pare, pero adem¨¢s le dan un car¨¢cter de himno. Cuando est¨¢s dentro de canciones como My name is Jonas, que anoche son¨® a mitad de la actuaci¨®n, con ese remolino de guitarras el¨¦ctricas rode¨¢ndote, es f¨¢cil creerse capaz de llegar a cualquier parte, de imponer la paz mundial o lo que sea que se pase por la cabeza en ese estado de enajenaci¨®n pop. El pop, esa palabra, ese concepto, esa ilusi¨®n, ese g¨¦nero musical que, en manos de Weezer, es algo con riego sangu¨ªneo de rock y con tanto gancho como para sentir que jam¨¢s te abandone.
Ayuda la voz en falsete de Cuomo a conseguir ese dramatismo en sus canciones. A veces, como en Pork and Beans, es como si fuera un Frank Valli del power pop, una voz tan llorona como juguetona, que intensifica las estampas emocionales. Se recrea en pasillos sentimentales que convergen en el rodillo instrumental del grupo hasta zarandear en las alturas. En esa c¨²spide sonora es fundamental, aparte del talento de Cuomo, la labor del guitarrista r¨ªtmico Brian Bell.
Vestido con colorida camisa de flores y gorro playero, Cuomo parec¨ªa salido de un ¡®todo incluido¡¯ de Punta Cana m¨¢s que mostrarse como una estrella del rock. Tampoco nunca ha aspirado a ello, aunque sea un artista algo enigm¨¢tico. A lo que ha aspirado siempre este tipo de tan extra?o carisma es a reflejar estados de felicidad y melancol¨ªa pop, indistintamente. Su look casi parec¨ªa decir que era temporada de verano a tope, un verano que se guarda en su m¨²sica de melod¨ªas brillantes y cegadoras. En ese ambiente de perfecci¨®n pop, fue una fiesta cuando tocaron Happy together de The Turtles y, con todo el mundo bailando, devolvieron la promesa de agostos perpetuos. El desmadre fue mayor cuando sorprendieron con m¨¢s versiones como Africa de Toto o Take on Me de A-ha, esta ¨²ltima cantada por medio festival en los coros. Cuomo se golpeaba el pecho mientras ped¨ªa la complicidad de un p¨²blico atravesado.
Menos triunfo fue la actuaci¨®n de The Good, the Bad and the Queen, el proyecto de Damon Albarn, exmiembro de Blur, junto a Tony Allen, baterista de Fela Kuti, Paul Simonon de The Clash y Simon Tong de Verve. Aunque fueron de menos a m¨¢s, no alcanzaron la fuerza necesaria como para salir por la puerta grande. En este supergrupo, Albarn se pasa m¨¢s tiempo al piano, pero el conjunto a veces se queda algo plano. Solo en la recta final de una actuaci¨®n descafeinada se lleg¨® a una intensidad m¨¢s que rese?able. Fue en el cierre de la canci¨®n The Good, The Bad & The Queen.
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