Muere a los 92 a?os C¨¦sar Pelli, el arquitecto argentino de las Torres Petronas
El proyectista ha dejado su impronta con obras emblem¨¢ticas el World Financial Center de Nueva York o la Torre Sevilla
C¨¦sar Pelli, autor de las Torres Petronas de Kuala Lumpur (1998), de la primera ampliaci¨®n del MoMA de Nueva York (1984), del Jard¨ªn de invierno que fue da?ado por los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, del Museo de Arte Contempor¨¢neo de Osaka o de un sin n¨²mero de rascacielos ¡ªentre otros, las torres Cristal, Sevilla e Iberdrola en Espa?a¡ª, falleci¨® este viernes en San Miguel de Tucum¨¢n (Argentina) donde hab¨ªa nacido hace 92 a?os y donde trabajaba en la construcci¨®n de un centro c¨ªvico. Esa circunstancia no deja de ser el colof¨®n perfecto para la historia de un arquitecto internacional hecho a s¨ª mismo.
Hijo de una profesora de franc¨¦s de origen sardo, que le inculc¨® la idea de ¡°ir m¨¢s arriba del nivel de uno y de la exigencia de la escuela¡± y de un funcionario de origen italiano (de Carrara) que trabaj¨® para la Administraci¨®n ¡°hasta que con la crisis de los a?os treinta lo echaron y se dedic¨® a vender tintas¡± ¡ªle cont¨® a Loreley Gaffoglio en una impagable entrevista publicada en La Naci¨®n en 2014¡ª, Pelli conoci¨® a su mujer, la arquitecta y paisajista nacida en Gij¨®n, Diana Balmori, cuando ambos eran ni?os. Juntos estudiaron arquitectura y juntos ¡°y a base de comer pan tostado durante semanas¡± consiguieron completar estudios en la Universidad de Illinois. Con 20 a?os ya ten¨ªan a su primer hijo, Denis, poco despu¨¦s nacer¨ªa Rafael, que es arquitecto y se asoci¨® a su padre en 2005.
Pelli y Balmori comenzaron juntos. Una de sus primeras oportunidades lleg¨® cuando, tras haber trabajado casi una d¨¦cada para el finland¨¦s Eero Saarinen ¡ªautor de la terminal de la TWA en el aeropuerto Kennedy¡ª, les encargaron la ampliaci¨®n del edificio del Museum of Modern Art (MoMA) en Nueva York. Corr¨ªa 1977 y Pelli, que con 51 a?os puso entonces en marcha su estudio, tom¨® una decisi¨®n que determinar¨ªa su vida profesional: no correr¨ªa riesgos, trabajar¨ªa con precisi¨®n ajust¨¢ndose a un calendario y, sobre todo, a un presupuesto. Era lo que hab¨ªa aprendido en el estudio DMJM y fue la raz¨®n por la que consigui¨® firmar la ampliaci¨®n del MoMA. La modernidad se estaba traduciendo a construcci¨®n industrial, m¨¢s o menos an¨®nima, y la marca del poder tendr¨ªa m¨¢s importancia que el nombre del cliente o la mano del arquitecto del que se esperaba, fundamentalmente, la ausencia de problemas. La ampliaci¨®n fue criticada por poco ambiciosa. Pero la carrera de Pelli y su asociaci¨®n con la calidad arquitect¨®nica, entendida como eficacia y funcionalidad, estaba lanzada.
Entre 1977 y 1984 fue decano de la Universidad de Yale. Y ese mismo a?o culmin¨® la sede de Goldman Sachs, el rascacielos m¨¢s alto de Nueva Jersey. Cuatro a?os despu¨¦s concluy¨® el famoso Jard¨ªn de invierno (1988) ¡ªconocido como Brookfield Place¡ª que formaba parte del World Financial Center y fue da?ado durante los ataques del 11 de septiembre. Balmori, quien falleci¨® en 2016, idear¨ªa el paisajismo de ese proyecto y virar¨ªa hacia esa disciplina trabajando posteriormente junto a su hijo Rafael en proyectos pioneros a la hora de combinar ahorro energ¨¦tico, densidad y revestimientos vegetales.
Para entonces, el arquitecto hecho a s¨ª mismo, que hab¨ªa conocido las historias de la pobreza familiar ¡ª¡°mi abuelo era tan pobre que nunca se lav¨® los dientes y hered¨® nueve panes¡±¡ª y de superaci¨®n de boca de su madre, ya era un profesional resolutivo y cosmopolita. Estaba a punto de firmar el rascacielos m¨¢s alto del mundo. Las Torres Petronas de Kuala Lumpur, de 452 metros de altura y unidas por un pasadizo entre los pisos 41 y 42 por una cuesti¨®n estructural, eran el edificio m¨¢s alto del mundo cuando dos aviones chocaron contra las Torres Gemelas en Manhattan. En 2003 dejaron de serlo. Pero Pelli ya nunca ces¨® de construir: barrios enteros en Londres ¡ªCanary Wharf¡ª o el urbanismo de Abandoibarra y rascacielos en Madrid (Torre Cristal), Bilbao (Torre Iberdrola) o la controvertida Torre Sevilla, que puso en jaque la huella urbana de la Giralda.
El estilo de Pelli ¡ªprofesional, internacional, eficaz y de factura industrial¡ª representa m¨¢s al poder que a una marca concreta. Es cierto que el arquitecto trabaj¨® los colores de los vidrios de los muros cortina (Pacific Design Center de California en 1975) o la expresividad formal en las Petronas, pero su mayor contribuci¨®n fue levantar edificios solventes y, en cierto sentido, an¨®nimos.
Una paradoja que une su trabajo al anonimato que reclamaba para la arquitectura su hermano mediano, Victor Sa¨²l Pelli, que denunci¨® la educaci¨®n elitista de las escuelas de arquitectura que formaban a los proyectistas seg¨²n las necesidades del mercado, y no de la sociedad, y que ha dedicado toda su vida a ayudar a levantar vivienda social de autoconstrucci¨®n en Argentina y Brasil.
As¨ª, el legado de C¨¦sar Pelli es triple y de una gran vigencia. Representa al arquitecto que no consigue construir en su pa¨ªs y decide buscar fortuna en otro lugar cuando las fronteras permit¨ªan esa ambici¨®n. Representa una meritocracia que premia el esfuerzo y que hoy quisi¨¦ramos como posibilidad de futuro y desvela, finalmente, que la calidad de la arquitectura m¨¢s internacional con frecuencia est¨¢ obligada a sacrificar la identidad. Pelli protagoniz¨® el sue?o americano y se responsabiliz¨® de la calidad de los muchos edificios que levant¨® por el mundo. Es un buen legado, aunque, como dir¨ªa su hermano V¨ªctor, no pueda ser el ¨²nico.
Babelia
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