Media hora de ilusi¨®n
En el guion, nunca se advierte una unidad, una idea conjunta de por d¨®nde y hacia d¨®nde se quiere llevar la pel¨ªcula
Una primera media hora desconcertante, e ilusionante. Desconcertante porque la imagen que transmiten el cartel (feo) y el t¨ªtulo (tambi¨¦n feo y quiz¨¢ malo), de evidente comedia despendolada, est¨¢ muy lejos de la amargura que subyace en ese primer acto. E ilusionante porque en los primeros di¨¢logos y situaciones de Yo, mi mujer y mi mujer muerta parece volver el Santi Amodeo de anta?o, el de la feliz extra?eza, el de los conflictos cotidianamente estramb¨®ticos de sus primeros trabajos junto a Alberto Rodr¨ªguez (el corto Bancos, los largos El factor Pilgrim y El traje, aqu¨ª como coguionista), y el de sus dos estupendas pel¨ªculas de culto, ya como director en solitario: Astronautas (2003) y Cabeza de perro (2006).
YO, MI MUJER Y MI MUJER MUERTA
Direcci¨®n: Santi Amodeo.
Int¨¦rpretes: ?scar Mart¨ªnez, Carlos Areces, Ingrid Garc¨ªa Jonsson, Malena Solda.
G¨¦nero: comedia. Espa?a, 2019.
Duraci¨®n: 93 minutos.
Amodeo, que estuvo sin dirigir cine entre 2006 y 2013, y ahora entre 2013 y el presente, amagaba con convertirse en una nueva suerte de Pedro Lazaga que, tras fracasar desgraciadamente entre el gran p¨²blico con sus mejores y m¨¢s creativas obras, decid¨ªa refugiarse profesionalmente en la comedia popular y comercial, vertiente en la que pod¨ªa encajar su m¨¢s que discreta ?Qui¨¦n mat¨® a Bambi? (2013). Por eso el primer acto de Yo, mi mujer y mi mujer muerta, coproducida con Argentina, es tan importante para Amodeo, pese a que luego se le escapa la pel¨ªcula entre las manos.
A partir del viaje a la Costa del Sol desde Argentina, y el encuentro con los personajes de Carlos Areces e Ingrid Garc¨ªa Jonsson, el tono parece otro, pero no hay un proceso, sino que m¨¢s bien parecen relatos distintos. Hay estimables elipsis al estilo Resac¨®n en Las Vegas, donde se eliminan las locuras pero uno se puede re¨ªr con las consecuencias, y (solo) puntualmente tiene gracia el contraste entre la gris rectitud del personaje que sostiene el siempre magn¨ªfico ?scar Mart¨ªnez y la idiota tonter¨ªa de cierto neohippismo pijo. Pero tambi¨¦n hay secuencias cerca del desastre, alg¨²n momento rijoso, y una banda sonora con pasajes de calidad muy cuestionable (la parte del casino).
En el guion de Amodeo, en el que ha colaborado el justamente reputado Rafael Cobos, compa?ero de escritura de Rodr¨ªguez desde 7 v¨ªrgenes, nunca se advierte una unidad, una idea conjunta de por d¨®nde y hacia d¨®nde se quiere llevar la pel¨ªcula, y pese a alguna frase suelta del buen c¨®mico que es Areces, las situaciones del tr¨ªo de protagonistas en la hora restante est¨¢n muy por debajo del nivel del prometedor inicio.
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