¡°Lo que echo en falta es el respeto por lo anterior¡±
El actor Bruce Dern estrena ¡®Remember Me¡¯ y reflexiona sobre sus m¨¢s de 150 pel¨ªculas, con directores como Coppola, Hitchcock, Tarantino o Payne
La vida sonre¨ªa a Bruce Dern en 1969. Con 33 a?os, acababa de filmar Danzad, danzad, malditos, de Sidney Pollack. Justo despu¨¦s, se hab¨ªa casado con su tercer ¡ªy definitivo¡ª amor, Andrea Beckett. Como nada parec¨ªa irle mal, se atrevi¨® a enviar una carta a su madre, en la que ped¨ªa 500 d¨®lares para seguir en la cresta de la ola. En lugar de su progenitora debi¨® de contestar el karma: ¡°No. No. T¨² escogiste tu profesi¨®n, fuiste avisado de que era quijotesca y de que no mostrabas indicios de que se te dar¨ªa bien. No eres Gary Cooper. Ni Gregory Peck. Volved a Chicago, a casa, y te ayudar¨¦ a entrar en la Facultad de Derecho¡±.
Para suerte del cine, Dern no le hizo caso. Durante toda la infancia hab¨ªa temido el list¨®n de una familia hecha de poetas con Pulitzer, gobernadores y normas estrictas. Llevaba guantes blancos para comer, ten¨ªa que levantar la mano para hablar y un d¨ªa hasta tuvo de ni?era a la first lady Eleanor Roosevelt. Ya bastaba. De acuerdo, nunca ser¨ªa un divo; puede que incluso hoy, con 83 a?os, pocos conozcan su nombre. Pero su talento ha dejado una huella notable en el s¨¦ptimo arte. Ha trabajado con Alfred Hitchcock, Francis Ford Coppola y Quentin Tarantino; aparece en m¨¢s de 150 filmes como Los cowboys o La trama; conmovi¨® al mundo cin¨¦filo con Nebraska. Y, el pr¨®ximo viernes 2 de agosto estrena Remember Me, del espa?ol Mart¨ªn Rosete, antes de que el 15 llegue ?rase una vez en... Hollywood: ha trabajado en las tres ¨²ltimas pel¨ªculas de Tarantino..
¡°Cada vez que un guion me emociona, lo acepto¡±, relata el actor, padre de la int¨¦rprete Laura Dern, por tel¨¦fono. ¡°Ir hasta Espa?a supon¨ªa un camino largo. No conoc¨ªa a nadie del equipo ni el idioma. Pero me fascinaba la historia de un hombre que intentaba revivir una relaci¨®n 35 a?os despu¨¦s¡±, agrega. Porque, cuando el viudo Claude descubre que Lilian, su primer flechazo, padece alzh¨¦imer, decide regresar a su lado. A toda costa, incluido fingir la misma enfermedad para ser ingresado.
Dern no tiene m¨¢s que elogios para el filme: el reparto impecable, el director, el rodaje ¡°divertido¡±. ¡°Me gusta ser parte de un equipo, no arrastrar yo solo el peso de una pel¨ªcula¡±, insiste. El papel, adem¨¢s, le recuerda al de Nebraska, el momento quiz¨¢s m¨¢s alto de su carrera. En la pel¨ªcula de Alexander Payne, encarnaba a un anciano empe?ado en una marcha kilom¨¦trica para cobrar el mill¨®n de d¨®lares que le promet¨ªa un folleto promocional. El actor cuenta que hasta Al Pacino se rindi¨® ante su interpretaci¨®n: ¡°Me pregunt¨®: ¡®?C¨®mo hiciste eso?¡±.
Supuso el mejor cumplido de su carrera, aunque admite que el m¨¦rito es compartido. ¡°Fue la ¨²nica vez que escribieron un papel pensando solo en m¨ª¡±, asegura. Lo cierto es que Payne rechaz¨® cualquier propuesta de Paramount, que le promet¨ªa estrellas y un mayor presupuesto. Quer¨ªa un filme peque?o, en blanco y negro, con Bruce Dern. Cuando el actor lleg¨® al fin al plat¨®, el cineasta le explic¨®: ¡°De los 90 trabajadores que ves, 70 han estado conmigo en todos mis filmes. As¨ª que puedes arriesgarte, te cubrimos. Deja que hagamos nuestro trabajo. No nos muestres nada, perm¨ªtenos que lo encontremos¡±. A saber si el actor hasta apart¨® sus dernsies: as¨ª bautiz¨® Jack Nicholson, con quien comparti¨® cinco pel¨ªculas, la tendencia de Dern a salirse del guion e improvisar.
Con Nebraska, el actor coronaba un recorrido de cuatro d¨¦cadas, desde su debut en R¨ªo salvaje, de Elia Kazan. Y, en cierta manera, culminaba la lecci¨®n que el director le ense?¨® en 1960: ¡°En este filme vas a ser el quinto vaquero. Nadie va a reconocerte. Pero convi¨¦rtelo en el mejor quinto vaquero. La clave de este negocio es la resistencia¡±. Al fin y al cabo, Dern debe de saberlo mejor que cualquiera: es corredor de maratones, se dice que nunca fum¨® o bebi¨® fuera del plat¨® para mantenerse en forma y, tras una lesi¨®n, volver¨¢ a entrenar en los pr¨®ximos d¨ªas. ¡°Para octubre, quiero competir¡±, tercia.
En el cine, est¨¢ aun m¨¢s lanzado. Todav¨ªa se apasiona, y filma varios largos al a?o. Aunque no todo es oro: ¡°Lo que m¨¢s echo en falta es el respeto por lo que vino antes¡±. De ah¨ª que lamente la tendencia de Hollywood a los remakes: ¡°Me molesta. ?Para qu¨¦ rehar¨ªas Psicosis? Deber¨ªan asumir que alguien ha creado ya la mejor versi¨®n posible¡±.
En cambio, Dern le tiene un enorme respeto al trabajo cinematogr¨¢fico: ¡°Una pel¨ªcula es para siempre. Jam¨¢s me he salido de una sala. Decenas de personas se esfuerzan durante meses por esa obra¡±. Tal vez por eso tampoco ha escupido nunca abucheos en un estadio de f¨²tbol. O, quiz¨¢s, por su pasi¨®n por la humanidad: ha dicho a menudo que el mejor remedio contra todo es ¡°un abrazo¡±. Tanto que, al final de la entrevista, ofrece uno, en forma de inesperado dernsie: ¡°Cuando cuelgue el tel¨¦fono, m¨ªrese al espejo y al¨¦grese del trabajo hecho. Deber¨ªamos hacerlo m¨¢s¡±.?
Sobra decirle que vale tambi¨¦n para ¨¦l. No ser¨¢ Gregory Peck, pero es Bruce Dern. Como para estar orgulloso.
Seis genios y tres filmes
Bruce Dern es uno de los pocos actores en haber matado a John Wayne en la pantalla, en Los cowboys. Entonces, el mito se le acerc¨® y brome¨®: "Am¨¦rica te odiar¨¢ por esto". A juzgar por su trayectoria, se dir¨ªa lo contrario. O, al menos, el s¨¦ptimo arte le ha amado. Aunque Dern tiene claro que los "genios" que se ha encontrado en su carrera son seis: "Kazan, Coppola, Hitchcock, Douglas Trumbull, Tarantino y Payne". Y aprovecha para celebrar a los ¨²ltimos dos: "Nada de efectos especiales y esas estupideces. Son contadores de historia, que escriben ellos mismos". El actor cree adem¨¢s que una l¨ªnea de sabidur¨ªa y sensatez une a los seis genios: "Eran conscientes de que no estaban inventado la rueda, pero intentaban hacer un gran trabajo". Acto seguido, Dern tambi¨¦n ofrece la lista de sus tres pel¨ªculas favoritas de todos los tiempos: "Lawrence de Arabia, Amadeus y Consejo de guerra. En las tres hab¨ªa alguien detr¨¢s, que crey¨® en ellas y las hizo".
Babelia
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