¡°Aquiles y Ulises acabar¨ªan hoy en prisi¨®n en Francia¡±

La ?taca de Sylvain Tesson es un peque?o apartamento abarrotado de libros y material de escalada en un quinto y ¨²ltimo piso sin ascensor, pero con una espectacular terraza. Est¨¢ a la vuelta de la esquina de la catedral de Notre Dame, una de las muchas pasiones de este aventurero, alpinista y escritor trotamundos, pero de coraz¨®n parisino. Tesson, como Ulises, ha vivido de todo recorriendo el mundo. Y tambi¨¦n tiene, en ese piso dominado por una mesa con vistas al cielo donde ha escrito buena parte de su obra, su ¡°reino¡±, ese lugar al que siempre quiere volver y que le da fuerzas para continuar, como lo es la isla griega para el h¨¦roe de la Odisea de Homero. ¡°?taca brilla. Es el eje del mundo de Ulises. Este inaugura la dinast¨ªa de los verdaderos aventureros: no temen a nada porque poseen un puerto de amarre. Todo reino te hace fuerte¡±, afirma Tesson (Par¨ªs, 1972) en?Un verano con Homero. Publicado en Espa?a por Taurus, propone una reflexi¨®n a prop¨®sito de la Il¨ªada y la Odisea porque, aunque fueron escritas hace m¨¢s de 2.500 a?os, se pueden leer como un ¡°diario del mundo¡± actual. ¡°Cada convulsi¨®n hist¨®rica ¡ªescribe¡ª es el reflejo de una premonici¨®n hom¨¦rica¡±, desde las guerras en Oriente Pr¨®ximo a las cat¨¢strofes medioambientales.

¡°Tengo la impresi¨®n que hay como una intuici¨®n de Homero de las grandes estructuras del hombre. Y no han cambiado¡±, comenta, caf¨¦ en mano ¡ªen otros tiempos habr¨ªa sido quiz¨¢s un vodka¡ª en su terraza parisina. Es lo que denomina ¡°las constantes del alma: el amor y el odio, el poder y la sumisi¨®n, las ganas de regresar a casa, la afirmaci¨®n y el olvido, la tentaci¨®n y la constancia, la curiosidad y el coraje. No hay nada nuevo bajo el sol¡±, escribe Tesson. ¡°Y no soy yo el primero que lo digo. Hay alguien que ha hecho una tesis genial, Freud, con el psicoan¨¢lisis, que es el intento de describir las pulsiones del hombre diciendo que los 7.000 millones de seres humanos del planeta comparten los mismos mecanismos¡±, acota en entrevista con EL PA?S. ¡°Eso es lo fant¨¢stico, Homero ha inventado la literatura universal. Escribi¨® en un momento y lugar concreto, pero se dirige a todos los seres humanos¡±.

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Pero si todo estaba ya escrito hace 2.500 a?os, ?no hemos aprendido nada entonces? ¡°?Nada! El progreso es una gran farsa, creo que la lectura de Homero puede ser la mejor cr¨ªtica que podemos hacer a la religi¨®n del progreso, a la ilusi¨®n del progreso¡±. ?Para qu¨¦ esforzarse, pues? ¡°Porque hay que intentarlo. Es lo que hace el hombre, intentarlo. Mire la miseria que vive Ulises, ?y para qu¨¦? Solo para volver al punto de partida. Es el eterno retorno. El bucle. Todo eso solo para eso. Es terrible. Pero en todos esos combates, en todos esos naufragios, en todas esas luchas, hay momentos maravillosos. El viaje es una alegor¨ªa de la vida. ?Y qu¨¦ es la vida para los griegos? Una serie de combates y naufragios salpicados de festines¡±.

Un verano con Homero?no naci¨® como libro. La emisora France Inter le encarg¨® a Tesson una serie estival. Quer¨ªan que hablara de Jack London, un autor de pasiones similares. Quiz¨¢s fuera esa alma de alpinista que lo lleva siempre a buscar nuevos retos ¡ªahora tiene en la mira el pico Fitz Roy, en la Patagonia¡ª pero a Tesson le apetec¨ªa m¨¢s un desaf¨ªo. As¨ª que propuso a Homero, al que no hab¨ªa vuelto a leer desde el colegio, porque ¡°permite abarcar todos los temas que me interesan: los viajes, el hombre, la soledad, la guerra, la relaci¨®n con la naturaleza, con los dioses que puede que existan, o no¡­¡± Tambi¨¦n, la figura del h¨¦roe, en la que ve la evoluci¨®n de la sociedad.

¡°Un h¨¦roe est¨¢ encargado por la sociedad de transmitir los valores de esta en un momento dado. Pero esos valores no son los mismos en la ¨¦poca de Carlos V que en la de Macron. Hoy, con los valores que porta el h¨¦roe griego, si Aquiles o Ulises vinieran a Francia, acabar¨ªan en prisi¨®n. El hombre, antropol¨®gicamente, es el mismo, pero el h¨¦roe como figura pol¨ªtica del relato nacional no es el mismo, porque este ha cambiado¡±, afirma Tesson.

Tambi¨¦n ¨¦l ha cambiado. A los 47 a?os, Tesson ser¨ªa un anciano ¡ª¡°o probablemente ya estar¨ªa muerto¡±¡ª en la ¨¦poca de Homero. Hoy muchos lo consideran a¨²n joven. ?l no. ¡°Me he cansado mucho y no tengo para nada la impresi¨®n de ser joven. Me conozco muy bien, no juego al joven eterno. No me miento¡±. Son muchos los intensos viajes que ¡°pesan¡± y, tambi¨¦n, ese tonto pero grave accidente ¡ªse cay¨® desde diez metros de altura cuando trepaba por el chal¨¦ de un amigo en Chamonix¡ª hace ahora cinco a?os, que lo dej¨® al borde de la muerte y le provoc¨®, dice, ¡°una degradaci¨®n acelerada¡±.

?Dejar¨¢ de viajar? ?Jam¨¢s! Pero ahora le interesa hacerlo de otra manera. Menos Ber¨¦zina, su alocado viaje de Mosc¨² a Par¨ªs en motocicleta siguiendo, en pleno invierno, la ruta de la retirada de las tropas de Napole¨®n en 1812, y m¨¢s Homero, quiz¨¢s. ¡°Ya no tengo tantas ganas de partir a la aventura para buscar lo imprevisto. Me apetece escalar ciertas monta?as, ir a ver algunos animales, quiero hacer cosas dif¨ªciles, f¨ªsicamente muy complicadas, peligrosas, pero con un objetivo. Es distinto¡±. En cualquier caso, seguir¨¢ volviendo a su ?taca para contarlo.