Este chico no es un suicida
La asombrosa negaci¨®n del miedo del norteamericano Alex Honnold, especialista en escalar sin cuerda
Muchos escaladores admiran en secreto a aquellos que son capaces de escalar sin cuerda, arn¨¦s ni compa?ero¡ sin red, sin m¨¢s seguridad que la seguridad que tienen de que no caer¨¢n. Sin embargo, muy pocos escaladores escalan sin cuerda, y mucho menos rutas complicadas. La inmensa mayor¨ªa de los que lo hacen quedan agotados y tan impresionados ante su flirteo con la muerte que o bien lo dejan para siempre o bien espacian mucho sus encuentros solitarios con la pared. Alex Honnold hace lo contrario: escala muy a menudo en soledad, sin cuerda, con una bolsa de magnesio atada a la cintura para evitar que sus manos se humedezcan. Este norteamericano de 31 a?os es ya una leyenda en su pa¨ªs, una suerte de rey Midas de la escalada: logra todo lo que se propone, acumulando r¨¦cords de velocidad en su amado Parque de Yosemite, firmando junto a Tommy Caldwell la primera traves¨ªa del Fitz Roy o superando en ¡®solo integral¡¯ paredes de caliza o granito de 700 metros de gran dificultad. Pocos piensan ya, a estas alturas, que sea un suicida en potencia.
Al conocer el estilo desnudo de Honnold, siempre surgen dos preguntas: ?No teme morir? ?Qu¨¦ persigue?
Los grandes escaladores se labran su reputaci¨®n mejorando lo que hicieron sus predecesores. A sus 31 a?os, Honnold lleva un rato muy por encima de lo que llegaron a hacer sus tres ¨ªdolos declarados: John Bachar, Peter Croft y Dean Potter, cuya vida y gestas conoce de memoria. Bachar era un solitario con un punto arrogante, alguien que fue capaz de ofrecer 10.000 d¨®lares a cualquiera que pudiera seguirle un d¨ªa en la pared. Nadie lo hizo. Muri¨® en 2009 durante una sencilla escalada sin cuerda cerca de su casa. Peter Croft era y es un hombre afable de familia que ha dejado atr¨¢s sus demostraciones en solitario. Dean Potter, el hombre que quer¨ªa volar, combinaba solos sin cuerda con espeluznantes saltos base ataviado con un traje de alas. Lleg¨® a especular con la posibilidad de aterrizar sin usar el paraca¨ªdas¡Muri¨® el a?o pasado en Yosemite (EEUU) durante un salto, dejando tras ¨¦l una estela de misticismo y una pelea extenuante contra el miedo.
Alex Honnold, en comparaci¨®n, es casi aburrido de puro normal. Lleva casi una d¨¦cada viviendo en una furgoneta modelo Ford Econoline equipada con cocina y cama. Podr¨ªa tener una casa, pero prefiere seguir libre, errante, aunque pertenezca al equipo de The North Face y al de La Sportiva y haga anuncios para Dewar?s o Citibank.
Tiene orejas de soplillo y ¡°ojos de vaca¡±, dice su madre, aunque su voz grave contrasta fuertemente con su sonrisa infantil. Nadie dir¨ªa, por su aspecto, que es uno de los mejores escaladores del planeta, y el ¨²nico capaz de escalar tantas v¨ªas, y tan complicadas, sin cuerda. Tiene aura, es alguien especial precisamente porque se niega a conceder un valor a?adido a lo que hace. No diserta acerca de sus sentimientos previos a una escalada expuesta, ni describe con im¨¢genes preciosistas lo que pasa por su cabeza cuando su cuerpo se suspende de sus falanges para ejecutar un paso complicado a 500 metros del suelo.
"No me gusta tener miedo. Cuando estoy escalando bien, no deber¨ªa sentir miedo"
Algunos escaladores son especialmente cr¨ªticos con aquellos que se atreven a elegir un camino distinto de la cordada: prescindir de la cuerda es una aberraci¨®n, dicen, un gesto de ego¨ªsmo que destroza la vida de sus seres m¨¢s queridos. El austriaco Hansjorg Auer, autor de una escalada en Dolomitas sin cuerda de 850 metros que dej¨® boquiabierta a la comunidad, confiesa que solo cuando sus padres aceptaron su forma de ser, se sinti¨® libre y sereno para escalar sin cuerda: ¡°necesitaba estar en paz con ellos¡±.
Honnold no parece necesitar aceptaci¨®n alguna, quiz¨¢ porque pocos le discuten: ¡°En Estados Unidos no dir¨ªa que se anima a escalar sin cuerda, aunque s¨ª que se respeta, quiz¨¢ m¨¢s que en Europa. Puede ser porque aqu¨ª hay una ¨¦tica muy fuerte basada en la escalada de pared y escalar sin cuerda es bastante similar a la escalada tradicional. Pero en general se recomienda no escalar en solitario, ya que es "inseguro". No me molesta, a m¨ª solo me gusta hacerlo en solitario¡±, explica Honnold.
Una cordada tradicional de escaladores interpone entre s¨ª una cadena de seguridad formada por sus arneses, la cuerda y los anclajes que colocan en la pared, todo pensado para detener una eventual ca¨ªda. Los escaladores temen caer, naturalmente, y basan sus estrategias en evitar un peligroso abrazo con el vac¨ªo. Algunos escaladores no crecen porque permanecen limitados por el miedo a caer. Lo que hace realmente especial, quiz¨¢ ¨²nico, a Honnold es su capacidad para negar el miedo. ¡°Creo que significa lo mismo para m¨ª que para todos los dem¨¢s. No me gusta tener miedo. Cuando estoy escalando bien, no deber¨ªa sentir miedo¡±, explica.
Los que le acusan de ser un yonqui de la adrenalina no le conocen: Dean Potter escalaba sin cuerda pese al miedo, en un ejercicio de negaci¨®n en el que el premio era sobreponerse al terror adrenal¨ªtico. Honnold no pelea contra nada, no busca el ¨¦xtasis. Simplemente hace lo que hace porque sabe que no caer¨¢. ¡°Escalo sin cuerda porque me gusta. Es dif¨ªcil de explicar por qu¨¦. Me gusta la libertad del movimiento. Me gusta la simplicidad. Parte de m¨ª piensa que es bueno, el estilo puro. Tambi¨¦n me gusta el desaf¨ªo¡ Es definitivamente m¨¢s dif¨ªcil decidir escalar una pared en solitario que realmente hacerlo. Recorrer una ruta sin cuerda es m¨¢s f¨¢cil que subir con cuerda, en realidad, ya que no tienes el peso del arn¨¦s, del material de autoprotecci¨®n y de la cuerda. As¨ª que f¨ªsicamente es un poco m¨¢s f¨¢cil. Pero la parte dura es prepararte para hacerlo, estar motivado para dejar el suelo¡±.
A los cinco a?os descubri¨® el roc¨®dromo
F¨ªsicamente, existen escaladores m¨¢s fuertes que Honnold, pero ninguno tiene la capacidad de abstracci¨®n del norteamericano: cuando decide que una ruta puede superarse sin cuerda, la ejecuta.
Antes de escalar sin cuerda la v¨ªa ¡®El sendero luminoso¡¯, en Potrero Chico (M¨¦xico), Honnold estudi¨®, limpi¨® y aprendi¨® los pasos clave de la misma, ensay¨¢ndolos durante una semana. Su ascensi¨®n iba a ser filmada, y el d¨ªa D lleg¨® cuando a¨²n no estaba listo: la productora no pod¨ªa demorar m¨¢s la espera. Le cost¨® mucho convencerse de que el reto estaba en sus manos. Honnold siempre ha preparado con mimo sus grandes gestas sin cuerda. Pero tambi¨¦n es capaz de plantarse bajo una pared que desconoce y escalarla a pelo, s¨®lo porque se sabe capaz de ello.
Honnold descubri¨® la escalada con cinco a?os, en un roc¨®dromo. Pertenece a la primera generaci¨®n de grandes escaladores que conocieron antes la resina de los gimnasios que la roca: nadie discute que es un atleta muy bien entrenado, pero de esos hay miles. Todos desconocen el origen de la virtud que m¨¢s se admira en un escalador: su valent¨ªa, en su caso una aparente indiferencia ante el miedo a resbalar, fatigarse en exceso o salir despedido porque se ha roto un agarre. Escalar sin miedo, concentrado, libre, es un don sobrenatural. Como si existiese un ciclista que no gritase de dolor a la hora del ¨¢cido l¨¢ctico. ?Teme algo Honnold? ¡°A las mujeres. Desgraciadamente me dan mucho m¨¢s miedo que escalar¡±, bromea.
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