El Cabrero abre las galas del Cante de las Minas dentro de su gira de despedida
El cantaor sevillano recibe esta noche el Castillete de Oro, m¨¢ximo galard¨®n del certamen flamenco
De los tiempos en que cantaba en el m¨ªtico local sevillano La Carboner¨ªa o en el grupo teatral La Cuadra, a comienzos de los a?os setenta, han pasado casi cincuenta a?os. Pero Jos¨¦ Dom¨ªnguez, ¡®El Cabrero¡¯ (Aznalc¨®llar, Sevilla, 1944), cantaor, juglar del pueblo, como fue llamado alguna vez, no ha cambiado, sigue firme en su est¨¦tica: eterno sombrero campero, barba, pa?uelo al cuello, y en su ¨¦tica libertaria y social: ¡°Quien me iba a decir a m¨ª que seguir¨ªa aqu¨ª despu¨¦s de tanto tiempo, con lo que me ha invitado la vida a callarme, a ponerme gordo, a no pensar en los dem¨¢s, a que se evapore mi conciencia¡±, dijo hace unos a?os en una entrevista colectiva.
Esta noche El Cabrero abre las galas de la 59 edici¨®n del Festival Internacional del Cante de las Minas de La Uni¨®n, dentro de la que est¨¢ siendo su gira de despedida, seg¨²n ha anunciado el propio cantaor sevillano. Antes de la actuaci¨®n se le conceder¨¢ el Castillete de Oro, m¨¢ximo galard¨®n del certamenl.
D¨ªez intensos d¨ªas
Jos¨¦ Dom¨ªnguez, genio y figura, hace tiempo que no concede entrevistas (salvo alguna excepci¨®n y a trav¨¦s de cuestionario previo) porque considera que los periodistas cambiaban o tergiversaban sus palabras. Pero ahora, adem¨¢s, no lo hace por prescripci¨®n m¨¦dica. Un ictus reciente le ha hecho anular toda actividad social, salvo, claro, las actuaciones, que ha recobrado en esta gira de despedida tras recuperarse bien del accidente vascular.
Al otro lado del tel¨¦fono, la voz de su mujer, Elena Berm¨²dez, suena tranquila y amable: ¡°Se ha recuperado muy bien, est¨¢ haciendo algunas actuaciones con mucho ¨¦xito, espero que tambi¨¦n lo tenga ma?ana ( por hoy) en La Uni¨®n.¡±. El Cabrero se ha caracterizado siempre por su generosidad en el escenario, por no ahorrar minutos ni cantes. ¡°Ahora -explica Elena Berm¨²dez- est¨¢ haciendo recitales de una hora y diez minutos aproximadamente. Le decimos que no cante m¨¢s de una hora, pero bueno, est¨¢ limitando algo el tiempo. Se est¨¢ encontrando muy bien, no tiene secuelas, pero ha limitado toda la actividad social¡±.
El Cabrero, tambi¨¦n poeta a su manera, es autor de letras reivindicativas (sobre todo a trav¨¦s de sus famosos fandangos), pero, a pesar de que nunca ha ahorrado cr¨ªticas a los poderes en general, su esp¨ªritu y sus versos son m¨¢s bien un canto a la naturaleza, a la vida libre y salvaje, brav¨ªa, una especie de pante¨ªsmo contempor¨¢neo y popular. Sus recitales en los festivales anda Luces de los a?os setenta y ochenta del pasado siglo eran verdaderos fen¨®menos de masas, cantos a la libertad con un p¨²blico entregado que lo jaleaba. Hoy, ese ¨¦xito masivo ha remitido un poco, pero sigue conservando un excelente cartel.
Pese a la cierta rudeza en el escenario, o a la fuerza reivindicativa de sus letras, el cantaor ha popularizado temas tan delicados y l¨ªricos como ¡®Luz de luna¡¯ o el soneto de Borges ¡®La lluvia¡¯, que adapt¨® por buler¨ªas: ¡°...la mojada/tarde me trae la voz, la voz deseada/ de mi padre que vuelve y que no ha muerto¡±.
En La Uni¨®n desgranar¨¢ los temas de ¡®Ni riendas ni hierro¡¯, disco en el que esboza una especie de autobiograf¨ªa emocional y ¨¦tica, una nueva forja de un rebelde, a la manera de Arturo Bares. Parco en palabras, suele hablar sentenciosamente, como si recitara versos. En unas breves declaraciones a la revista del festival, cuando se le pregunta con qu¨¦ frase quiere despedirse de su p¨²blico despu¨¦s de medio siglo de carrera, contesta: ¡°Querido p¨²blico, gracias¡±. El Cabrero.
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