Pablo Aguado deslumbra en Las Colombinas y sale a hombros
El diestro sevillano firm¨® dos grandes faenas ante una noble y floja corrida de Albarreal
El torero sevillano Pablo Aguado cautiv¨® a los tendidos de la plaza de Huelva en una tarde antol¨®gica, de toreo puro y excelso, un aut¨¦ntico monumento a la tauromaquia, lo que le permiti¨® salir a hombros en un festejo en el que el torero de la tierra David de Miranda sum¨® otro ap¨¦ndice y Morante se fue de vac¨ªo, informa Carlos Arroyo.
No acompa?aron los toros de Albarreal en la tercera y ¨²ltima de toreo a pie de las Fiestas Colombinas. Muy cogidos con alfileres, mostraron una falta de fuerza alarmante, que emborron¨® lo que se preve¨ªa como una tarde inolvidable.
Solo el tercero colabor¨® en las telas de Pablo Aguado, que regal¨® una de las faenas para la historia en el coso onubense. En el sexto, sin entrega, se invent¨® una faena a media altura que volvi¨® a encandilar al p¨²blico.
En su primero, Pablo Aguado realiz¨® un monumento a la tauromaquia, desde el recibo capotero a la ver¨®nica, meciendo las embestidas del burel con una insultante naturalidad. El quite por chicuelinas, rematadas con una media de cartel, puso al p¨²blico en pie.
ALBARREAL/MORANTE, DE MIRANDA, AGUADO
Cinco toros de Albarreal, de escasa presentaci¨®n y juego variado, el primero no dio opciones; el segundo tuvo de tanta clase como poca duraci¨®n; el tercero fue colaborador; y blandos y descastados, cuarto y sexto. El quinto fue un sobrero de Torrealta, tambi¨¦n manso y muy deslucido.
Morante de la Puebla: tres pinchazos y pinchazo hondo (silencio); pinchazo y estocada (ovaci¨®n).
David de Miranda: estocada (oreja con fuerte petici¨®n de la segunda); estocada defectuosa y descabello (ovaci¨®n).
Pablo Aguado: pinchazo, pinchazo hondo y descabello (vuelta al ruedo); estocada (dos orejas).
Plaza de toros de La Merced. 3 de agosto. Corrida de Las Colombinas. Casi lleno.
La faena de muleta no baj¨® un ¨¢pice el nivel de lo visto hasta el momento. Por ambos pitones mand¨® y par¨® el tiempo, con una plaza entre entregada y extasiada por lo que estaba viendo. La espada no refrend¨® tan magna obra, y todo qued¨® en una vuelta al ruedo triunfal.
Nuevamente meci¨® la ver¨®nica en el sexto, y quit¨® con suavidad, parando nuevamente el tiempo con el capote. Por ayudados por alto inici¨® la faena de muleta y el toro se derrumb¨®. Aguado tuvo que hacerlo todo a media altura y con mucha est¨¦tica, naturaleza y pureza inconmensurable.
Y es que es muy dif¨ªcil torear m¨¢s despacio y con m¨¢s cadencia. Esta vez s¨ª acert¨® con la espada, con una gran estocada que atron¨® al toro, y se le concedieron las dos orejas, un premio a toda la tarde m¨¢s que a esta faena.
In¨¦dito qued¨® Morante con el primero de la tarde, un toro de escasa presencia y juego. Ya desde salida busc¨® los adentros, y no le gust¨® al torero de La Puebla. Falto de fuerzas, sin transmisi¨®n ni clase, era un toro a contra estilo. Morante lo pas¨® por ambos pitones antes de entrar a matar sin lucimiento.
Espoleado sali¨® Morante en el cuarto, al que recibi¨® con una rodilla en tierra. Ya erguido, le propin¨® un ramillete de ver¨®nicas de cercan¨ªas y enrosc¨¢ndose con el toro. La Merced rugi¨®, puesta en pie ante la belleza de lo que estaba viendo, ni m¨¢s ni menos que la disputa del cetro del toreo sevillano.
Una pena que el toro se apagara tan pronto, y Morante solo dejara algunas pinceladas y una tanda entonada por el pit¨®n derecho. Mat¨® a la segunda, y salud¨® una ovaci¨®n.
David de Miranda recibi¨® al segundo de la tarde a la ver¨®nica con prestancia. Quit¨® con gusto por chicuelinas barrocas y tallaferas. Apenas dur¨® dos series el de Albarreal en la muleta del torero de Trigueros, pero fueron importantes, templadas y profundas.
Aguant¨® dos coladas que cortaron la respiraci¨®n por el pit¨®n izquierdo, que no pudo alcanzar las mismas cotas que en el toreo en redondo. A partir de ah¨ª, el toro se par¨®, y David acort¨® las distancias en toreo encimista. Remate por manoletinas y una gran estocada y pase¨® un trofeo.
El quinto bis, tras devoluci¨®n del titular de Albarreal, tuvo una lidia complicada. Continuos frenazos, embistiendo al paso y pegando arreones.
No mejor¨® en demas¨ªa en la faena de muleta, m¨¢s all¨¢ de la firmeza del torero, que pudo conseguir dos tandas de m¨¦rito por el pit¨®n derecho. En el toreo al natural, imposible, el toro sal¨ªa desentendido de los enga?os. Esfuerzo de David de Miranda sin frutos. La estocada se le fue abajo, haciendo guardia.
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