¡®Chernobyl¡¯¡ ?Es imposible!
La serie de Sky y HBO ha ingresado ya en el Olimpo de las obras maestras. La brillantez de su director reside en mostrar como un hecho de ciencia ficci¨®n algo que ocurri¨® en 1986
Existe un mantra que domina todo el comienzo de Chernobyl. Los empleados de la central nuclear, los t¨¦cnicos, los cient¨ªficos, los bur¨®cratas lo repiten. Se lo preguntan y lo lanzan continuamente al vuelo, perplejos. ¡°?Es imposible!¡±. ¡°?Pero eso¡ es imposible!¡±. Se lo van comentando unos a otros entre la duda y la convicci¨®n de que antes de que se produzca la cat¨¢strofe existe un l¨ªmite infranqueable, una barrera pr¨¢ctica y a la vez mental que nunca saltar¨¢ por los aires porque, si lo hace, traer¨¢ como consecuencia el fin.
En la trama y en la realidad, ese l¨ªmite es la explosi¨®n del reactor que pon¨ªa en marcha la central de Chern¨®bil, en Ucrania. Pero el hecho t¨¦cnico se convierte durante los cinco cap¨ªtulos de la serie de HBO y Sky en una met¨¢fora que lleva a los creadores a centrar todo lo que acontece dentro de ese punto preciso.
El guionista y productor Craig Mazin plantea as¨ª su obra como una distop¨ªa del pasado. Con ello, consigue que el efecto del terror se multiplique y, de alguna manera, da la vuelta a un g¨¦nero en boga cuyo fin es servir de advertencia. En Chernobyl, no. Lo imposible es real. Es m¨¢s: ya ha ocurrido y puede perfectamente volver a pasar. Sobre todo en esta nueva configuraci¨®n escalofriante de equilibrios de poder dentro de la geopol¨ªtica mundial.
La brillantez de Mazin reside en mostrar como un hecho de ciencia ficci¨®n algo que ocurri¨® en abril de 1986. Para ello, toma como base los trabajos period¨ªsticos que realiz¨® sobre el terreno Svetlana Aleksi¨¦vich, ganadora del Nobel de Literatura en 2015, en su libro Voces de Chern¨®bil (1997). Si algo merece cr¨ªtica es precisamente la nula referencia a esta fuente. A partir de varios de sus testimonios, Mazin y su equipo inventan hasta el sonido y el tacto de la radiaci¨®n en s¨ª con resultados m¨¢s que inquietantes. Dotan cada plano de elementos est¨¦ticos irreales, imaginados m¨¢s que comprobados, como una especie de superpoderes mal¨¦ficos a nuestro entender, precisamente eso, imposibles, pero que realmente aniquilaron y destrozaron las vidas de cientos de miles de personas.
Aplican adem¨¢s una est¨¦tica de terror¨ªfica ilusi¨®n vintage, un h¨¢bitat que en su angustia de lobotom¨ªa social reprimida, acoge los copos at¨®micos de muerte y su extra?o resplandor como un man¨¢ desconocido y una revelaci¨®n. Plasman de manera fiel un mundo perdido en espera de una broma macabra del destino: la que le esperaba en aquella fase ¡ªveamos hacia donde nos lleva la actual¡ª de la Guerra Fr¨ªa. Muestran c¨®mo la escalada nuclear conduce a la URSS a infligirse el da?o contra el que constantemente se rearma, c¨®mo el detonador implosiona dentro de sus entra?as con un efecto mort¨ªfero que durar¨¢ d¨¦cadas, 40 veces m¨¢s letal que las bombas at¨®micas que cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Pero la serie logra, ante todo, como hacen las grandes obras maestras, dibujar un fresco ambicioso que va de lo particular a lo general. Entre las frases que ponen fin a Chernobyl, destaca lo que reconoci¨® en sus memorias el entonces mandatario Mija¨ªl Gorbachov: que aquella cat¨¢strofe vino a ser el fin de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y por tanto de todo el bloque liderado ¡ªo m¨¢s bien, oprimido¡ª por ella. El mecanismo de fragilidades en cadena que dejaban a vista de todos c¨®mo el gran monstruo no era m¨¢s que una ficci¨®n propia de El mago de Oz, un disfraz construido sobre las bases de la propaganda sistem¨¢tica y c¨®mplice en cada uno de sus eslabones con el miedo como verdadero reactor nuclear.
Todo eso se percibe en la ficci¨®n: aparte de un alegato ecol¨®gico o un avance como advertencia de futuro con hechos del pasado sobre lo que provocan las fake news, es uno de los frescos m¨¢s crudos de lo que fue y c¨®mo actu¨® el comunismo. Pocas obras, aparte de El silencio de los otros en cine y esta misma ahora en televisi¨®n, han logrado plasmar con m¨¢s eficacia aquel espanto nada lejano.
Su vivo y reciente impacto mutar¨¢ en un cl¨¢sico con su brillante reparto encabezado por Jared Harris, Stellan Skarsg?rd y Emily Watson. El trabajo de Craig Mazin, un guionista que hasta ahora no hab¨ªa logrado m¨¢s hitos en su carrera que escribir secuelas de Scary Movie y Resac¨®n en Las Vegas, ha ingresado por derecho en el selecto club de las series que superan el entretenimiento en s¨ª para enmarcarse dentro de las obras de arte.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.