El negociador
El Guapo hace honor a su nombre y el problema que tiene con El Coletas es grave
Santa Rita Rita, lo que se da no se quita. Al habla Judas Tadeo otra vez. Que, por si no te acuerdas, es el Santo imb¨¦cil con el que te casaste. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando, Rita? ?D¨®nde leches te has metido? Hace una semana que trat¨¦ de comunicarme contigo por ¨²ltima vez y a¨²n no s¨¦ nada de ti. Ni un mensaje en el contestador telep¨¢tico, ni una visi¨®n inspirada por el Esp¨ªritu Santo, ni siquiera un triste post-it en la habitaci¨®n del hotel, que ya me dir¨¢s si te costaba alg¨²n trabajo pegarles un telefonazo para que me dejasen recado. Nada de nada. ?De verdad me merezco este abandono despu¨¦s de m¨¢s de 10 siglos de fidelidad? Yo creo que no, mi amor. Pero no te preocupes: tu marido es un Santo dadivoso y comprensivo con los problemas femeninos. Un feminista, me atrever¨ªa a decir (si el Alt¨ªsimo me perdona). Puedo entender que las hormonas os jueguen malas pasadas en esos d¨ªas del mes hasta a las m¨¢s devotas y que antes que Santa eres una mujer. Guap¨ªsima, por otro lado, y de las que ya no quedan: no hay angelillos en el Para¨ªso m¨¢s limpios ni mejor criados que los nuestros. As¨ª que no tengas miedo de volver, cari?o, que cuando regreses har¨¦ como si nada hubiera sucedido: no hace falta que me lo agradezcas.
Eso s¨ª, mejor esp¨¦rame en casa, porque venir a buscarme ser¨ªa una odisea innecesaria. No es que dude de tus capacidades indagatorias, Rita, compr¨¦ndeme, pero esto de retrasar el Apocalipsis me tiene de ac¨¢ para all¨¢: cuando no es un terremoto en Jap¨®n es una alta traici¨®n en Pernambuco, pero esta gentuza, por hache o por be, anda siempre al borde del colapso. Hace apenas unas horas, sin ir m¨¢s lejos, estaba en Espa?a, pero ahora te hablo desde China. Ya s¨¦ que no deber¨ªa abusar del teletransporte, pero qu¨¦ quieres, el otro d¨ªa intent¨¦ llegar a Barajas y, entre los retrasos causados por las tormentas, la huelga de controladores y un se?or muy agradable que me desplum¨®, no hubo manera. Menos mal que el jefe de esta regi¨®n, m¨¢s conocido como El Guapo, es un hombre de recursos y vino en persona a buscarme en su avi¨®n privado. La verdad es que El Guapo hace honor a su nombre, el t¨ªo, pero es un pel¨ªn terco. Y no es por d¨¢rmelas de psic¨®logo, pero est¨¢ claro que el problema que tiene con el sujeto conocido como El Coletas es lo suficientemente grave como para intervenir desde sus Alt¨ªsimas Esferas.
Yo trat¨¦ de mantenerme al margen de sus cuitas personales, pero en la reuni¨®n me coment¨® que la partida econ¨®mica espec¨ªfica destinada a retrasar el Acabose tiene que aprobarse en los nuevos Presupuestos Generales del Estado, y que si ese tal Coletas no quiere, por mucho que ¨¦l trate de revertir la Herencia Recibida ¡ªesto no s¨¦ muy bien lo que es, bomb¨®n, la experta en econom¨ªa siempre fuiste t¨², pero por c¨®mo hablaba parece algo terrible¡ª, lo tiene crudo. Dado que soy un Santo ecu¨¢nime, acud¨ª de inmediato a una entrevista con El Coletas en una casa que tiene a las afueras: una cucada. Me cit¨® all¨ª porque el pobre tiene un mont¨®n de chiquillos y, como es un moderno de esos que quiere criarlos a medias con su mujer, pues claro, no da abasto. En cualquier caso, creo que le he ca¨ªdo gordo: no s¨¦ qu¨¦ me cont¨® de que atentaba contra sus principios dar cr¨¦dito a una Organizaci¨®n ¡ªa saber, la Santa Madre¡ª cuyo objetivo ¨²ltimo es la alienaci¨®n del ser humano y la disminuci¨®n de su capacidad revolucionaria. Yo no entend¨ª muy bien lo que me dijo, la verdad, ni tampoco s¨¦ qu¨¦ tiene que ver el tocino con la velocidad, pero te juro, coraz¨®n, que a los mellizos les brillaban los ojos cuando convert¨ª el agua en Fanta Lim¨®n.
En esas estaba, haci¨¦ndoles cucamonas a los cr¨ªos, cuando me lleg¨® un aviso del Mandam¨¢s: que me fuese directo para Pek¨ªn. Resulta, Rita, que el se?or del tup¨¦ se dedica a sembrar el caos con un p¨¢jaro azul que tiene. El Tuip, se llama, o algo as¨ª me explic¨® el jefe. Pues le ha debido gastar una broma al presidente chino que por lo visto le ha sentado fatal. Total, que el chino se pill¨® un cabreo de muy se?or m¨ªo y decidi¨® depreciar su moneda, es decir, llevarse el bal¨®n y no dejar jugar a los otros ni?os. Y all¨¢ me fui yo, a tratar de negociar con ¨¦l, porque el yanki ya sabes que es Su Baj¨ªsima Malignidad in person y ah¨ª no hay nada que rascar. Reconozco que en este caso te habr¨ªas defendido t¨² mejor que yo, querida: tus conocimientos de mandar¨ªn me habr¨ªan resultado de gran utilidad. Por mi parte, entre que no entend¨ªa ni papa y que el tipo ten¨ªa sobre la mesa un bot¨®n rojo sospechoso, di la reuni¨®n por terminada enseguida. Fracas¨¦, Rita, y el Alt¨ªsimo me odia por ello: parece que a Su Malignidad se le ha ca¨ªdo una bolsa de dinero en Wall Street por mi culpa y ahora est¨¢ que trina. No me hagas esto t¨² tambi¨¦n, cielo: estoy de capa ca¨ªda y, por si fuera poco, mi mujer no me habla. En fin, ante tu silencio s¨®lo me queda esperar. Me habr¨¢s notado m¨¢s fr¨ªo que de costumbre: estoy dolido, pero tambi¨¦n dispuesto a perdonarte si vuelves a mi lado. Soy tuyo y t¨² eres m¨ªa, y Santa Rita Rita, lo que se da no se quita.
Babelia
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