¡®Friends¡¯ para siempre

Ser¨¢ que los noventa (desde Berl¨ªn 1989 hasta el 11-S de 2001) fue la d¨¦cada m¨¢s feliz que hemos conocido. Ser¨¢ que esa edad de los veintimuchos y los treintaypocos es la m¨¢s plet¨®rica de nuestras vidas (o sol¨ªa serlo hasta la crisis de 2008). Ser¨¢ que habr¨ªamos tra¨ªdo encantados a estos seis neoyorquinos a nuestra pandilla, si es que no nos enamor¨¢bamos de una o uno.

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Ochenteo interminable

Friends (1994-2004), la sitcom rebosante de buen rollo con la que es tan f¨¢cil identificarse, tuvo un redondo final. Arreciaban los rumores sobre una reuni¨®n de su elenco para una pel¨ªcula, lo que no parec¨ªa buena idea. Falsa alarma: lo que en varias fechas de septiembre se proyectar¨¢ en mil cines de EE UU es una selecci¨®n de cap¨ªtulos, remasterizados en 4K, y escenas descartadas con motivo del 25 aniversario. Qu¨¦ alivio. Una actualizaci¨®n amenazaba con estropear su legado, como le pas¨® a otra serie, Sexo en Nueva York, que tuvo su momento televisivo y naufrag¨® en la gran pantalla.

Friends es petr¨®leo para el streaming. Los derechos los tiene a¨²n Netflix, y paga por ellos 100 millones de d¨®lares al a?o. A partir de 2020 ser¨¢n de una nueva plataforma, HBO Max. La comedia resiste bien el paso de los a?os porque, teniendo tiempo y lugar, sus tramas pertenecen a cualquier tiempo y lugar. Alguno ha se?alado alg¨²n chiste incorrecto a ojos de hoy, cuando lo cierto es que normalizaba la diversidad y su humor fue siempre m¨¢s tierno que cruel. A otros les irrita que estos tipos ociosos se permitan sentarse en el caf¨¦ a charlar de amor¨ªos porque pueden pagar sin apuros un alquiler en Manhattan. No han entendido que tambi¨¦n quer¨ªamos ser burgueses bohemios como ellos.

Ahora que nos bombardean con secuelas y remakes que no hac¨ªan ninguna falta, que nadie toque Friends.