Teniente y colchoneta
Lo que suele ocurrir con la gente que echamos a faltar es que en realidad nunca estuvo
Hace dos d¨ªas, con la r¨ªa envuelta en niebla, un barco se qued¨® parado en medio del mar, sin viento ni motor, como una isla fantasma llena de protagonistas de Perdidos si Perdidos se hubiese emitido en Antena 3 despu¨¦s del telediario. Solo se ve¨ªan de vez en cuando destellos de colores alrededor, y para cuando la niebla se apart¨® un momento se descubri¨® que ese barco, La Rosa de los Vientos, estaba rodeada de los participantes del campeonato mundial de colchonetas, un maravilloso delirio que se organiza en Sanxenxo y en el que hay que participar disfrazado. Fueron, sin duda, las mejores fotos del verano; en lugar de inmortalizar ballenas nos dedicamos a fotografiar colchonetas de todos los tama?os, les tiramos migas de pan, les invitamos a asomar el morro en proa, y la diversi¨®n acab¨® cuando uno de los participantes se subi¨® al barco y tumb¨® de un pu?etazo al nuevo novio de Marta La Fiesss, Marino el Estupendo, que al parecer le estaba haciendo m¨¢s cucamonas de las necesarias. Fue entonces cuando descubrimos que los gritos y los chapuceos de los de las colchonetas no eran de alegr¨ªa ni euforia, sino que estaban enfadados porque nuestro barco se hab¨ªa acercado tanto a la orilla que no solo estrope¨® su competici¨®n sino que faltaba una, no encontraban una colchoneta, y se sospechaba que estaba bajo nosotros.
Elisardo Bastiaga, en ese momento Elisardito para todo el mundo porque estaba a los mandos Elisardo L¨¢ncara y Churruchao de Deza, paseaba de un lado a otro mientras vapeaba y atend¨ªa el tel¨¦fono (¡°Es Rafa Mayoral¡±, me dijo en un aparte). En el agua hab¨ªa escenas de tensi¨®n, pues la colchoneta que faltaba era la del teniente de alcalde, un hombre muy corpulento que digo que yo si lo tuvi¨¦semos debajo ya habr¨ªamos volcado. A Marino el Estupendo, un muchacho de un C¨ªrculo de Podemos que hizo carrera en la industria de helados de tres sabores, se le estaba inflando la cara por el golpe, as¨ª que Marta La Fiesss decidi¨® que hab¨ªa que sacar el barco como fuese de all¨ª para ir a un hospital o a un puesto de socorrista, lo que nos pillase antes. La Fiesss para sus relaciones ten¨ªa un sentido ar¨¢cnido.
?As¨ª que dicen que el mejor d¨ªa de tu vida es el d¨ªa en que compras un barco, solo superado por el d¨ªa en que lo vendes, pero hay que contar tambi¨¦n con la posibilidad de llevarse por delante a un teniente de alcalde en colchoneta. En la construcci¨®n de un influencer, como sabe Bastiaga, el barco tiene una importancia simb¨®lica, no solo uno tiene la sensaci¨®n de subirse a una revista del coraz¨®n, y por tanto embellecer por momentos, sino la convicci¨®n de que su mensaje va a ser atendido con m¨¢s inter¨¦s. El barco es, para los que no tenemos barco, nuestras calabazas convertidas en carrozas.
La Rosa de los Vientos lleg¨® a los?pantalanes de Combarro a tiempo de saber que el campeonato mundial de colchonetas se pudo reanudar y que la que faltaba nunca tom¨® la salida, que es, como dijo Bastiaga, lo que suele ocurrir con la gente que echamos a faltar: que en realidad nunca estuvo. Parece que repetiremos elecciones.
Babelia
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