Besos con lengua
La poeta paquistan¨ª Fahmida Riaz, por fin antologizada en espa?ol, dio los primeros manotazos a la imaginer¨ªa patriarcal de la cultura musulmana
Si hay un pa¨ªs maltratado por el nuevo orientalismo, que a diferencia del que describi¨® Edward W. Said se parapeta en estad¨ªsticas policiales de sospechosos de terrorismo y c¨¢lculos de radicalizaci¨®n, es Pakist¨¢n. Occidente ha hecho de su mera existencia el pecado original de sus gentes, por el que pagan a diario en forma de pobreza, ignorancia y violencia. Esta situaci¨®n apenas deja resquicios para que aqu¨ª llegue el eco, al menos, de una de las tradiciones po¨¦ticas m¨¢s vibrantes del planeta, que logra aunar, con el cr¨ªquet, a los paquistan¨ªes por encima de la enorme diversidad nacional y social del pa¨ªs. La antolog¨ªa de Fahmida Riaz Es una mujer impura, que nace del empe?o personal de su traductora, la especialista en urdu Roc¨ªo Moriones Alonso, viene a ser una peque?a cura a tanta ignorancia. Lo cual no es poca cosa dada la profundidad de la negaci¨®n euroc¨¦ntrica.
A Fahmida Riaz (1946-2018) nunca le molest¨®, sino m¨¢s bien al contrario, la estrecha relaci¨®n existente entre su obra y su trayectoria vital. Sus posiciones pol¨ªticas, que desafiaron la apropiaci¨®n del cuerpo y la sexualidad femeninas por parte de la islamizaci¨®n del Estado, se plasmaron en met¨¢foras desafiantes tambi¨¦n en lo est¨¦tico. No en vano lo uno va con lo otro. No es que faltaran antecedentes en la literatura en urdu, como el de la narradora Ismat Chughtai, autora de una fundamental autobiograf¨ªa, Una vida hecha palabras, por desgracia sin traducir en Espa?a, y pionera en la irreverencia de la obra en femenino, pero Riaz lo hizo en el sagrado terreno de la poes¨ªa, en el que hasta la amada revest¨ªa la forma masculina de un chico.
Fahmida Riaz pertenece a la ¨²ltima generaci¨®n de paquistan¨ªes, ya pr¨®xima a la desaparici¨®n, nacidos en la India indivisa, si bien en su caso creci¨® en Pakist¨¢n, en una familia en la que conviv¨ªan el urdu y el sind¨ª. Entre ambas lenguas se movi¨® y a ellas sum¨® el persa, la lengua tradicional de cultura de la comunidad musulmana indopaquistan¨ª, que su madre conoc¨ªa. De hecho, conforme a su perfil culto y humanista, fue autora de la primera traducci¨®n al urdu del Masnavi de Rumi y tradujo tambi¨¦n a Saadi y a Hafez, los grandes poetas de Ir¨¢n. Aunque Riaz eligi¨® el urdu como lengua principal de expresi¨®n literaria, en varias ocasiones explic¨® que su aut¨¦ntica pasi¨®n eran las palabras en s¨ª, que estaba convencida de su fuerza para cambiar el mundo, no solo por su imparable ir y venir entre clases, intereses y visiones, sino por la facultad taumat¨²rgica de la cadencia. Esta idea es algo fundamental para entender su po¨¦tica, pues la musicalidad, arraigada en el inconsciente colectivo, es el sost¨¦n de la poes¨ªa del Indost¨¢n, si bien la autora la liber¨® de lo imitativo, lo cual la distingue de otras poetas, como la m¨¢s reconocida oficialmente Ada Jafri.
Los poemas de Riaz atentan contra la gazmo?er¨ªa po¨¦tica en que se hab¨ªa encerrado la tradici¨®n, rompiendo tab¨²es sociales e introduciendo ritmos que conjugan lo popular y lo culto, lo propio y lo for¨¢neo, y las diferentes lenguas de Pakist¨¢n. La injusticia cotidiana y el oscurantismo naturalizado, la explotaci¨®n generalizada y en concreto el machismo, o la sexualidad reprimida y la religiosidad opresora atraviesan su obra desde el primer poemario, publicado con apenas 20 a?os. La poeta da un manotazo a la imaginer¨ªa patriarcal resignificando sus t¨®picos, como la virginidad, convertida en una suerte de sacrificio animista en el poema ¡®Virgen¡¯; el olor de la tierra mojada, emanando de un cuerpo femenino tras la masturbaci¨®n en ¡®Lluvia¡¯; o el barro, casi menstrual en ¡®Segundo cap¨ªtulo¡¯. En sus poemas las met¨¢foras se hibridan, como en ¡®La nube mensajera¡¯, que funde la historia cor¨¢nica de Agar y el c¨¦lebre poema s¨¢nscrito de Kalidasa de igual t¨ªtulo. Pero ahora el protagonista es la amante, antes muda, que aguarda: ¡°?Lleg¨®?/ con grandes bramidos,?/ con feroces tronidos!?/ Sentado en el carro de los vientos?/ vino mi dios nube (¡) Entonces cerr¨¦ los ojos,?/ extend¨ª los brazos?/ y ech¨¦ a correr, / uniendo mi cuerpo?/ a su cuerpo azulado¡±.
Otras poetas paquistan¨ªes, como Kishwar Naheed y Parveen Shakir, acompa?aron a Fahmida en la naturalizaci¨®n poem¨¢tica de la primera persona del femenino, algo m¨¢s notorio en urdu que en otras lenguas por existir un pronombre personal espec¨ªfico que el c¨®digo po¨¦tico hab¨ªa silenciado. En 1973, en plena crisis por la guerra que culmin¨® con la independencia de Banglad¨¦s, Riaz public¨® la obra que la consagr¨®, Cuerpo desgarrado. El estamento conservador tach¨® el libro, c¨®mo no, de pornogr¨¢fico (tambi¨¦n se dijo en Occidente de El segundo sexo y tantos otros), y a su autora de ¡°mujer impura¡±. Por el contrario, los sectores traumatizados por el triunfo del islamismo y el etnonacionalismo lo acogieron como algo cat¨¢rtico. A Riaz esta poes¨ªa feminista y de izquierdas le cost¨® durante la dictadura de Zia ul-Haq varios a?os de exilio en la India, donde como paquistan¨ª no dejaba de ser sospechosa, y, a su regreso, cierto ostracismo, espoleado por las suspicacias que levant¨® esta estancia en casa del ¡°enemigo¡±. De modo que solo en v¨ªsperas de su muerte comenz¨® el reconocimiento oficial que se le hab¨ªa racaneado.
Es una mujer impura. Antolog¨ªa po¨¦tica. Fahmida Riaz. Edici¨®n biling¨¹e de Roc¨ªo Moriones Alonso. M¨¦nades, 2019. 292 p¨¢ginas. 18,50 euros.
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