Un concurso mexicano quiere descorchar el talento drag queen del pa¨ªs
'La M¨¢s Draga' acumula cientos de miles de visualizaciones en Youtube desde 2018
La noche de la gran final Pablo Guajardo sali¨® a ganar vestido del dios Quetzalc¨®atl. Piel de lentejuelas verdes a modo de escamas, alas hechas de tuber¨ªas y plumas, y una enorme cabeza de reptil de papel mach¨¦ con los rasgos de la deidad prehisp¨¢nica. ¡°Quise representar los or¨ªgenes de M¨¦xico y pens¨¦ que una serpiente con plumas iba a ser muy fabuloso¡±, explica este joven de 27 a?os, originario de Monterrey. ¡°Si no hubiese sido por la adrenalina no lo habr¨ªa podido cargar¡±. La aparici¨®n de Quetzalc¨®atl sobre el escenario fue la guinda de la segunda temporada de La M¨¢s Draga, el exitoso concurso que quiere impulsar el espect¨¢culo drag en M¨¦xico.
El programa naci¨® al calor de RuPaul, el reality show estadounidense convertido en referencia para el movimiento drag queen, artistas -generalmente hombres- que act¨²an vestidos de mujeres. El productor Carlo Villarreal pens¨® que una r¨¦plica mexicana pod¨ªa funcionar. ¡°RuPaul lleva diez a?os y aqu¨ª nadie se hab¨ªa atrevido a tocar el tema¡±, explica. ¡°La industria del entretenimiento es muy cerrada¡±. As¨ª fue como decidieron lanzar el concurso en mayo de 2018 en Youtube, plataforma digital que les permit¨ªa llegar a un p¨²blico m¨¢s joven y difundir un espect¨¢culo todav¨ªa limitado a un pu?ado de bares.
Y bingo. La primera temporada tuvo una respuesta inesperada dentro y fuera de M¨¦xico, incluso de gente que se sentaba a ver el programa en familia. Los cap¨ªtulos consiguieron varios cientos de miles de visualizaciones en promedio. ¡°Logramos trascender la comunidad LGTB. La gente estaba muy hambrienta de este tipo de contenido¡±, asegura Villarreal. Tras el ¨¦xito de la primera temporada, una cadena de televisi¨®n expres¨® su inter¨¦s por transmitirlo. Los productores prefirieron seguir con el formato de Youtube para no perder ¡°frescura¡±.
La segunda temporada, lanzada a finales de abril, ha consolidado el fen¨®meno. El presupuesto se ha doblado y la pasarela del escenario ha crecido cuatro metros. Antes de dar el pistoletazo de salida, el activista Johnny Carmona, que ha ejercido de maestro de ceremonias, dio la bienvenida a los concursantes en lenguaje inclusivo: ¡°?Bienvenides todes!¡±, salud¨®. ¡°Ded¨ªquese a explotar todo su talento¡±. Los concursantes han tenido que ajustar su estilismo a tem¨¢ticas diversas y dar vida a villanas, mujeres piadosas y a personajes de la cultura mexicana como el cantante Juan Gabriel, icono LGTB.
En el primer cap¨ªtulo, con m¨¢s de 800.000 visualizaciones, los diez concursantes se enfundaron vestidos regionales. Durante minuto y medio, desfilaron en bordados de flores, penachos de plumas y vestidos de charro rosa al ritmo de un popurr¨ª musical en el que cab¨ªan desde rancheras hasta el reguet¨®n -¡°Dame de tu fruta...¡±, dec¨ªa la l¨ªnea de una canci¨®n-. A cada actuaci¨®n le segu¨ªa una bater¨ªa de comentarios de los jueces: ¡°Necesitas ensayar m¨¢s en tacones¡±, ¡°a veces sent¨ª que el tocado te ganaba¡±, ¡°me encant¨® c¨®mo te transformaste¡±. Una rutina que fue eliminando concursantes hasta llegar a la gran final.
Para sus creadores, el programa es una especie de ¡°m¨¢ster¡± del espect¨¢culo drag, antes reducido a peque?os bares locales en las principales ciudades. ¡°Hay mucho talento, pero necesitan presupuesto y darse a conocer¡±, asegura Carlo Villarreal. Un desaf¨ªo para un pa¨ªs donde el 43% de las personas LGBT asegura haber sufrido alguna discriminaci¨®n en el trabajo, seg¨²n una encuesta de la Comisi¨®n Ejecutiva de Atenci¨®n a V¨ªctimas y la Fundaci¨®n Arco¨ªris.
El ¨¦xito del concurso ya se ha traducido en algunas mejoras para el gremio. Amelia Waldorf, nombre art¨ªstico de una drag queen de 21 a?os, empez¨® a maquillarse a escondidas en el ba?o de su casa durante las madrugadas. Hasta su participaci¨®n en el concurso, nunca hab¨ªa contemplado dedicarse plenamente a ello; trabajaba de gerente en tiendas de maquillaje y con lo que ganaba compraba los vestidos y los accesorios para actuar el fin de semana. Cobraba un m¨¢ximo de 300 pesos, unos 15 d¨®lares, por cada espect¨¢culo. ¡°Estaba muy mal pagado, se consideraba un hobby¡±, explica. Ahora cobra diez veces m¨¢s.
¡°Gracias al programa, la gente es m¨¢s consciente de que esto es un arte¡±, coincide Guajardo. Su vestido de Quetzalc¨®atl cost¨® unos 20.000 pesos, algo m¨¢s de 1.000 d¨®lares. La tela, con lentejuelas que tintinean al rozar el suelo, est¨¢ fabricada en Los ?ngeles, explica, mientras da vueltas frente al espejo, manos en la cadera y mirada al frente. Nunca repite indumentaria.
La M¨¢s Draga cuenta con seguidores en Europa, Estados Unidos y el resto de Latinoam¨¦rica -a Guajardo lo llamaron recientemente para actuar en Guatemala, pa¨ªs con una escena drag cuando menos reducida-. En M¨¦xico, es un ingrediente m¨¢s en la lucha por los derechos de la comunidad LGTB, una batalla que no est¨¢ ganada. ¡°No nos podemos dormir; hay que visibilizar que quedan muchas necesidades, cosas por hacer sobre todo con los derechos de la ni?os transexuales¡±, explica Carmona. ¡°Nos anima que algunos nos vean con sus familias¡±. Ahora preparan una tercera edici¨®n, m¨¢s larga y ambiciosa que las anteriores.
Con la final de la segunda temporada, el concurso ha celebrado su puesta de largo. El Quetzalc¨®atl de Guajardo no se llev¨® la corona de ganador, pero la fiesta continu¨® como un canto de combate. ¡°Estamos luchando contra etiquetas, contra estigmas que han lastimado a la familia mexicana¡±, dijo sobre el escenario D¨¦borah La Grande, ganadora de la primera edici¨®n, antes de exclamar: ¡°?Larga vida a La M¨¢s Draga!¡±.
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