Profesores de la lidia

Son reconocidos profesores de la lidia. Titulares indiscutibles de la universidad de la tauromaquia; especialistas en el temario m¨¢s dificultoso de la asignatura. Expertos, con un admirable oficio y una derrochadora solvencia, de modo que cada clase es una fuente enciclop¨¦dica de sabidur¨ªa. Son brillantes y ofrecen m¨¢s conocimiento que lucimiento, m¨¢s arte del toreo que est¨¦tica. No en vano, les ha tocado explicar la parte ¡®hueso¡¯ de esta misteriosa ciencia que es la lidia de un toro.

Solo hubo un trofeo, el que pase¨® con todo merecimiento Manuel Escribano a la muerte del sexto de la tarde, pero toda la corrida fue un compendio de torer¨ªa, impartida por tres toreros que en Bilbao dictaron una lecci¨®n magistral. Los tres destacaron ante una miurada excelentemente presentada, que cumpli¨® de manera desigual en los caballos, y derrocharon tanta nobleza como escaso recorrido y entrega en el tercio final.

Hace 21 a?os que Domingo L¨®pez Chaves tom¨® la alternativa, y se le nota, y de qu¨¦ modo, su veteran¨ªa y c¨®mo se mueve como pez en el agua delante de los toros. Es un sobrio castellano que, quiz¨¢, es m¨¢s torero de campo que de p¨²blico, que no vende bien su sapiencia, pero es una delicia verlo en la plaza.

Coloc¨® al primer miura ante el caballo como solo lo puede hacer un maestro, en el terreno justo, generoso con el toro, y este y el picador Javier Gonz¨¢lez protagonizaron un emocionante y vistoso tercio de varas. Escudri?¨® a su oponente con mirada de cient¨ªfico y traz¨® los muletazos justos. Su disertaci¨®n no fue lucida, pero s¨ª muy l¨²cida. Ante ese primer toro, noble y con recorrido, pero que se neg¨® a humillar en las embestidas, despleg¨® una labor suave y templada, propia de un conocedor profundo de la materia.

M¨¢s ¨¢spero fue el cuarto, con la cara alta y espeso en los andares, y L¨®pez Chaves volvi¨® a citar a los cl¨¢sicos para salir airoso del trance con la seriedad que corresponde a su origen.

Otro profesor es Octavio Chac¨®n, que, aunque gaditano, se pone muy circunspecto en la cara del toro. No es para menos cuando te est¨¢s jugando el tipo ante un miura de gran alzada y mirada penetrante. Y se le nota al torero su buena condici¨®n y larga experiencia. Su trasteo al segundo fue muy meritorio porque el toro buscaba siempre las alturas, con poca entrega y menos disposici¨®n para obedecer las indicaciones del torero.

Tambi¨¦n descastado y con poca afici¨®n a humillar fue el quinto, pero Chac¨®n volvi¨® a asentarse en la oscura arena bilba¨ªna y explic¨® a todo quien quisiera escucharlo c¨®mo es la lidia profesional ante un toro que no ofreci¨® facilidades para el lucimiento. Cuando mat¨® de una estocada, le pidieron la oreja, pero el presidente estim¨® que no hab¨ªa mayor¨ªa, quiz¨¢ porque algunos no estuvieron atentos en clase.

Y Escribano, el m¨¢s joven, profesor asociado todav¨ªa, conect¨® m¨¢s con los tendidos con una explicaci¨®n animosa y c¨¢lida. Recibi¨® a sus dos toros de rodillas frente a la puerta de toriles. Sin novedad rese?able en la larga cambiada al tercero, pero el sexto ignor¨® al torero genuflexo, que aguant¨® la posici¨®n en un derroche de valor y verg¨¹enza, y solo sus vivos reflejos le permitieron salir indemne del encuentro cuando el animal hizo por ¨¦l.

Manej¨® con soltura el capote y clav¨® banderillas con acierto y vistosidad; especialmente al ¨²ltimo, en un tercer par al quiebro sentado en el estribo verdaderamente espectacular. Conocido es que no brilla por su exquisitez con la muleta, pero estuvo digno frente al descastado primero y muy solvente y firme ante el de m¨¢s recorrido de la tarde. Mat¨® con gran efectividad y pase¨® el ¨²ltimo trofeo de la feria.

Acab¨® el ciclo de las Corridas Generales. Bilbao sigue siendo el prestigioso Bilbao, pero m¨¢s para los toreros y aficionados que para el p¨²blico. Este domingo, un d¨ªa m¨¢s, pocos espectadores en los tendidos. La reflexi¨®n debe ser larga.