Brad Pitt, solo ante el universo
La Mostra de Venecia analiza con ¡®Ad Astra¡¯ y la notable ¡®A Marriage Story¡¯ de Noah Baumbach las heridas del ser humano
Un d¨ªa, el padre de Roy desapareci¨® entre las estrellas. Aunque, en el fondo, nunca hab¨ªa estado. El c¨¦lebre astronauta H. Clifford McBride no ten¨ªa tiempo para su familia: si quer¨ªa llegar al m¨¢s all¨¢, no pod¨ªa detenerse en lo cercano. A Roy le dijeron que hab¨ªa muerto. Y, sin embargo, ahora que tiene 55 a?os y tambi¨¦n trabaja como navegante espacial, resulta que tal vez est¨¦ vivo. Eso s¨ª, la respuesta se encuentra al otro lado del universo.?
A Nicole y Charlie tambi¨¦n les abandon¨® algo doloroso: el amor. O quiz¨¢s no. Porque todav¨ªa ¨¦l es capaz de llenar dos p¨¢ginas con lo que le encanta de su esposa: siempre escucha, hace regalos espl¨¦ndidos y sus brazos fuertes pueden con la tapa de cualquier bote. Ella adora que su marido sepa crear en la gente de su alrededor una sensaci¨®n de familia y sea un padre maravilloso. Sin embargo, no basta. Ya no. Porque la lista de virtudes es un ejercicio que les pidi¨® su terapeuta: Nicole y Charlie han empezado el proceso para divorciarse.
Seres humanos heridos
Entre hijos de padres perdidos y matrimonios que se acaban, la Mostra de Venecia se tumb¨® el jueves en el div¨¢n del analista. Aunque, para recuperar la alegr¨ªa, contaba con una cascada de divos: Brad Pitt protagoniza el viaje de ciencia-ficci¨®n de Ad Astra, de James Gray, que se estrena el 20 de septiembre en Espa?a. Scarlett Johansson y Adam Driver afrontan la realidad pura y dura de A Marriage Story, de Noah Baumbach, que se ver¨¢ en diciembre en Netflix. Un filme digno y uno notable. Y una sospecha: pocos medios hay como el cine para compartir los ara?azos de la vida.
No por nada, ambas pel¨ªculas son personal¨ªsimas. Cada ma?ana el director de Ad Astra le enviaba a su amigo Pitt un correo electr¨®nico donde le narraba alguna herida del pasado. A partir de ah¨ª, ambos trabajaban en el aislamiento y la incertidumbre que deb¨ªa sentir el personaje en su periplo sideral. Y A Marriage Story es ni m¨¢s ni menos que la separaci¨®n de Baumbach y la actriz Jennifer Jason Leigh, novelada y enriquecida con la experiencia de otros. Porque Johansson lleva ya dos matrimonios fallidos a sus espaldas y el cineasta tambi¨¦n tir¨® de recuerdos del divorcio de sus padres y de varios amigos. ¡°Es muy ¨ªntimo hablar de esta obra. Contiene mucho de todos nosotros¡±, dijo la actriz ante la prensa.
Con material tan emotivo en juego, las conferencias en la Mostra arrancaron con dos grandes aplausos, a saber si liberatorios. La de Pitt fue incluso precedida por un grito que alguien no pudo contener: el ¨ªdolo hab¨ªa llegado. Aunque tardaron poco en salir a flote los mundos interiores. ¡°Por m¨¢s que lo escondamos, todos arrastramos nuestros dolores, heridas y arrepentimientos. Y la definici¨®n de la masculinidad con la que nos criamos ense?a a ser fuerte, nunca vulnerable. Pero eso impone barreras en la relaci¨®n con los dem¨¢s y hasta contigo mismo. Si no lo afrontaba de forma honesta, no resultar¨ªa verdadero para el p¨²blico¡±, asegur¨® Pitt. ¡°Una historia y un mito se inician siempre en un microcosmos personal¡±, agreg¨® Gray.
De ah¨ª que Ad Astra se aleje de la ¨¦pica del espacio para mirar dentro de un hombre y sus inseguridades. Se inspira en El coraz¨®n de las tinieblas, Moby Dick o 2001: Odisea en el espacio, de Kubrick, para imaginar c¨®mo se siente una hormiga humana que atraviesa en solitario el infinito. ¡°Supuso el mayor desaf¨ªo al que me haya enfrentado. La narrativa ten¨ªa que fluir de manera sutil y delicada, era fundamental mantener el equilibrio¡±, asegur¨® Pitt. Y ah¨ª es donde la pel¨ªcula logra su mayor conquista: contagiar el desasosiego de un hijo que se aventura a a?os luz de distancia para descubrir qui¨¦n es. Menos redondo es el viaje de su trama, que acaba atrapado en alg¨²n agujero negro.
El hilo narrativo de A Marriage Story, en cambio, asalta el alma. Incluso de sus creadores. ¡°A veces, durante el rodaje, necesitaba airearme y pasear, me costaba mucho separarme de esas secuencias¡±, reconoci¨® Baumbach. Johansson cont¨® que justo estaba pasando por su separaci¨®n cuando el director la contact¨®. ¡°Tom¨¦ un vaso de vino y empec¨¦ a quejarme. ?l escuchaba. En un momento dado, me dijo: ¡®Esto es un poco raro. Quiz¨¢s no te apetezca hacerlo. La pel¨ªcula va de¡ un divorcio¡±, rememor¨® la actriz. Y el otro protagonista, Adam Driver, relat¨® que hablaban constantemente de los temas que rodean la pel¨ªcula, ¡°y eso te permite adentrarte m¨¢s en ella¡±. El resultado son dos actuaciones sobresalientes y un relato tan delicado como demoledor. Sus encuadres beben de Persona, de Ingmar Bergman. Pero encierran mucho m¨¢s: la vida.
Un candidato muy imperfecto
Haifaa Al-Mansour se ha acostumbrado a ser la primera. Nunca se hab¨ªa rodado un filme en Arabia Saud¨ª, hasta La bicicleta verde. Ni mucho menos lo hab¨ªa hecho una mujer. Desde aquello, el pa¨ªs abri¨® algunas salas y hasta cre¨® un instituto nacional para financiar nuevas obras. Y el primer proyecto que el Consejo Saud¨ª del Cine ha apoyado es, c¨®mo no, de Al-Mansour: The Perfect Candidate, que se present¨® este jueves en Venecia. Eso s¨ª, hay un lugar donde la cineasta tendr¨¢ bastante m¨¢s dif¨ªcil ponerse al frente: el palmar¨¦s.
The Perfect Candidate vuelve a contar la historia de la lucha de una joven contra un sistema que la arrincona y ningunea. Algo ha cambiado en Arabia Saud¨ª desde La bicicleta verde: para aquella ni?a no estaba permitido ni pedalear, mientras que Maryam conduce su coche y es doctora. Pero la opresi¨®n sigue ah¨ª. M¨¢s, desde que la protagonista decide presentarse al Consejo Municipal de su ciudad. Los hombres no la toman en serio. Y la mayor¨ªa de mujeres ni entiende su intento. Inaudito.
En esta sensaci¨®n de impotencia, la pel¨ªcula ofrece sus mejores momentos. Pero, como en La bicicleta verde, la directora pretende convencer por acumulaci¨®n de situaciones indignantes y frases inspiradoras. "Debemos probar", insiste la protagonista. "Demostrar¨¦ de qu¨¦ estoy hecha", a?ade. Tantas palabras, sin embargo, sobran. La discriminaci¨®n ya habla por s¨ª misma.
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