¡°La poes¨ªa no est¨¢ al servicio del optimismo¡±
El escritor y poeta mexicano habla de su oficio y su amor por las palabras
En un sof¨¢ mullido y con la tela rota en uno de los brazos ¡ªcomo una profunda herida¡ª, se sienta David Huerta (Ciudad de M¨¦xico, 1949) rodeado de Neruda, Proust, Borges y Shakespeare. Todo en este sal¨®n peque?o y oscuro est¨¢ lleno de libros. Colocados con delicadeza en los estantes, amontonados en las mesas y los sillones, entorpeciendo el paso en el suelo, arrinconados en las esquinas o almacenados en cajas para ser regalados. Centenares de tomos que han acompa?ado al poeta que recibir¨¢ en noviembre el premio de Literatura en Lenguas Romances del Festival Internacional del Libro de Guadalajara. El galard¨®n, uno de los m¨¢s prestigiosos y dotado de 150.000 d¨®lares, recay¨® por segundo a?o consecutivo en las manos de un poeta tras el reconocimiento a la uruguaya Ida Vitale. Huerta es hijo del reconocido escritor y periodista Efra¨ªn Huerta. Admite que en alg¨²n momento le pes¨® la figura paterna, pero que muy pronto aprendi¨® a ¡°hacer la paz¡± con ¨¦l y seguir su propio camino literario.
Pregunta: ?C¨®mo ve la vida a los 70 a?os?
Respuesta: Si la vida es algo que se mira, es un espect¨¢culo al mismo tiempo fascinante y lleno de motivos de angustia. No por la propia muerte, porque en eso he pensado durante largo tiempo. La vida en general la miro con mucho desconcierto, con mucha fascinaci¨®n, con mucha desesperaci¨®n, sobre todo la vida mexicana. Pero no parece ser mejor la vida en el resto del mundo. En Noruega, en Suecia, en Rusia, en ?frica, en Asia pasan cosas espantosas.
P. ?Hay razones para el optimismo?
R. Hay razones por las cuales la vida vale la pena ser vivida. Esta conversaci¨®n que tenemos, poder vernos a los ojos, mis estudiantes, mi mujer, mis amigos, mis parientes. ?Caray!
P. ?C¨®mo se inserta ese optimismo en la poes¨ªa?
R. No creo que la poes¨ªa est¨¦ al servicio del optimismo. La poes¨ªa est¨¢ al servicio de la inteligencia, la raz¨®n, de las posibilidades de que conozcamos nuestras propias mentes. No creo en los motivos del poeta como un individuo irracional y tocado por fuerzas sobrenaturales, aunque desde luego que la inspiraci¨®n existe; yo la he experimentado en una escala modesta.
P. ?C¨®mo se manifiesta esa inspiraci¨®n?
R. Siempre despu¨¦s de mucho trabajo y con una lucidez muy grade frente a las palabras, que de repente aparecen en un orden fant¨¢stico en la cabeza y es entonces cuando uno puede trasladarlas al papel. Entonces la poes¨ªa tiene que ver con la pasi¨®n y con algo que me parece fundamental, que es explorar las posibilidades del lenguaje.
P. En su c¨¦lebre poema Incurable usted lo llama ¡°el almac¨¦n de las palabras¡±.
R. Es exacto. Y todos lo traemos adentro, todos traemos un diccionario integrado. Puede que no conozcamos el significado exacto de la palabra heliotropo, pero sabemos que tiene que ver con el mundo vegetal. O de la palabra catecolamina, que refiere a las sustancias del cuerpo.
La poes¨ªa est¨¢ al servicio de la inteligencia, la raz¨®n, de las posibilidades de que conozcamos nuestras propias mentes
P. ?Cu¨¢ndo entra a ese almac¨¦n qu¨¦ se trae de all¨ª?
R. Pu?ados de palabras que trato de ordenar de la mejor manera posible. En un sentido muy llano la poes¨ªa es ¡ªy lo dec¨ªa un escritor ingl¨¦s¡ª el conjunto de las mejores palabras puestas en el mejor orden posible. Me parece una definici¨®n perfecta.
P. ?C¨®mo se logra alcanzar esa perfecci¨®n?
R. No s¨¦ si hay perfecci¨®n. La poes¨ªa es fruto del trabajo, de la dedicaci¨®n. Hay que leer mucho, hay que reflexionar, hay que mantener una conversaci¨®n constante con la tradici¨®n, con los dem¨¢s poetas.
P. ?Cu¨¢ntas horas de trabajo le lleva eso?
R. En mi caso la poes¨ªa es una forma de vivir. Hay un escritor que produce cierta impaciencia que se llama Mario Vargas Llosa, que dice que se levanta, desayuna y escribe de nueve a doce, tiene un horario fijo para escribir. Una cosa rar¨ªsima. Yo trato de escribir todos los d¨ªas. A veces escribo sin escribir porque estoy pensado y se me ocurren cosas que luego llevo al papel. Escribo de una manera muy asim¨¦trica y trato de vivir pendiente del lenguaje. Ese es mi trabajo y me sale de una manera muy natural porque soy muy curioso.
P. ?Hay palabras que atesore?
Escribo de una manera muy asim¨¦trica y trato de vivir pendiente del lenguaje. Ese es mi trabajo y me sale de una manera muy natural porque soy muy curioso.
R. S¨ª. La maravilla es que son m¨ªas, pero todo el mundo las conoce, como la palabra s¨¢ndalo. Es muy hermosa, adem¨¢s de que el s¨¢ndalo huele muy bien y es una madera preciosa. Y al margen de eso es un tris¨ªlabo esdr¨²julo que suena muy bien. Para m¨ª es una palabra que es un poema en s¨ª mismo.
P. El trabajo de un poeta es tomar el lenguaje oral, popular y convertirlo en algo bello.
R. En algo que es digno de conservarse, pero puede ser tambi¨¦n emocionante. Por ejemplo, los poemas de mi padre, Efra¨ªn Huerta. Para cierto tipo de lectores no son hermosos: ¡°La del piern¨®n bruto me rebas¨® por la derecha¡±. La gente lo lee y dice ¡°ay, qu¨¦ feo, eso no es poes¨ªa¡±. Y el poema es el elogio de una ladrona en un cami¨®n [autob¨²s], una mujer muy robusta que anda robando carteras. ?Es un tema fant¨¢stico que ¨¦l lo plantea de esa manera! A m¨ª me parece un acierto.
P. ?Cu¨¢nto ha pesado en su vida de poeta la imagen de su padre?
R. Pesaba, en el sentido de pesadumbre, durante unos a?os, cuando yo empezaba a escribir y la gente me ve¨ªa con desconfianza. La gente cree que se me facilitaron las cosas, pero en realidad se me complicaron mucho. A veces yo me impacientaba con mi pap¨¢. Pero muy pronto empec¨¦ a hacer la paz con ¨¦l.
P. Usted ha estudiado la poes¨ªa del siglo de oro. ?C¨®mo se relaciona con ella?
R. He le¨ªdo la poes¨ªa del siglo de oro, porque no podr¨ªa ser de otra manera, desde que s¨¦ leer. Cervantes, Quevedo, G¨®ngora, Lope de Vega, fray Luis de Le¨®n, san Juan de la Cruz¡ Son formidables. Mi poeta favorito en cualquier lengua es don Luis de G¨®ngora, que pasa por ser un poeta dificil¨ªsimo, suntuoso. Es muy exigente para leerlo, tienes que pelearte con ¨¦l, pero cuando descubres la maravilla de lo que est¨¢ diciendo, te dices: ¡°?Qu¨¦ barbaridad, esta es una mente privilegiada, es un hombre inspirad¨ªsimo!¡± Y ¨¦l est¨¢ muy presente en nuestro vocabulario. No s¨¦ si estos poetas son los padres, pero s¨ª unos abuelos magn¨ªficos, resplandecientes. Hay que pelearse con ellos, pero aprender todo lo que uno pueda. Me llamar¨ªa mucho la atenci¨®n un poeta que no se acerque a estos monstruos.
"Lo que importa es la vida y los cuerpos de las mujeres"
David Huerta dice que "ve bien" a las mujeres que en recientes semanas han salido a las calles de M¨¦xico para exigir el fin del terror que las violenta y las mata. El poeta critica la respuesta de las autoridades mexicanas frente a las manifestaciones de j¨®venes feministas que han sido acusadas de protestar con violencia, de afectar el patrimonio de la Ciudad de M¨¦xico, como el ?ngel de la Independencia, emblema de la capital.
¡°El ?ngel de la Independencia es un monumento porfirista por el que yo no siento la menor simpat¨ªa¡±, dice. ¡°Fue inaugurado por don Porfirio D¨ªaz, hubo discursos abominables, de los lambiscones del dictador, en 1910. Y la gente no sabe que ah¨ª est¨¢ enterrado un brib¨®n como Guill¨¦n de Lampar, que quiso ser rey de M¨¦xico. ?A m¨ª qu¨¦ me importa ese monumento? Me da completamente igual que lo derrumben las mujeres si con eso van a dejar de molestarlas, violarlas y violentarlas. Todo ese discurso sobre los monumentos y el patrimonio nacional, por ejemplo, en la boca de Beatriz Guti¨¦rrez M¨¹ller [esposa del presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador] es pura cursiler¨ªa. Lo que importa es la vida y los cuerpos de las mujeres. La historia no se aprende viendo las estatuas del Paseo de la Reforma [avenida emblem¨¢tica de Ciudad de M¨¦xico]. Se aprende leyendo libros, que son m¨¢s importantes que los monumentos. Lo dem¨¢s es perder el tiempo con nacionalismos muy bobos¡±.
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