Lo b¨¢sico y lo efectivo
En su primer tercio tiene un tono crepuscular, de sensaci¨®n de derrota vital y moral de su antih¨¦roe cansado, convertido casi en un muerto en vida
Cuando parec¨ªa agotado profesionalmente y (auto)masacrado f¨ªsicamente, Sylvester Stallone inici¨® a partir de Rocky Balboa, en 2006, una sorprendente reinvenci¨®n asentada en la recuperaci¨®n de su propio legado y expuesta en una doble vertiente. Primera, la de los productos de acci¨®n de testosterona pura, sobre todo como actor pero tambi¨¦n como ide¨®logo, donde habr¨ªa que situar su participaci¨®n en la saga Los mercenarios y, en menor medida, la resurrecci¨®n de uno de sus personajes emblem¨¢ticos con la muy digna John Rambo (2008). Y segunda, la de las pel¨ªculas crepusculares, con una ¨¦pica del agotamiento, de universo social y cinematogr¨¢fico que se acaba, expuesto en las diversas secuelas de Rocky y, en cierto sentido, tambi¨¦n en una esquina un tanto rec¨®ndita de la dram¨¢tica, que no de la acci¨®n, de John Rambo y de esta Rambo: Last Blood que hoy se estrena.
RAMBO: LAST BLOOD
Direcci¨®n: Adrian Grunberg.
Int¨¦rpretes: Sylvester Stallone, Paz Vega, Adriana Barraza, Sergio Peris-Mencheta.
G¨¦nero: acci¨®n. EE UU, 2019.
Duraci¨®n: 89 minutos.
Dirigida por Adrian Grunberg, que en 2012 ya hab¨ªa sido aliado en otra curiosa reinvenci¨®n como h¨¦roe de acci¨®n crepuscular, la de Mel Gibson en Vacaciones en el infierno (2012), esta quinta entrega de la saga va directa al grano. Es escueta (no llega ni a la hora y media), muy b¨¢sica, incluso simple (?para qu¨¦ todos esos t¨²neles en la granja?), pero tambi¨¦n efectiva. Y en su primer tercio tiene ese tono crepuscular, de sensaci¨®n de derrota vital y moral de su antih¨¦roe cansado, convertido casi en un muerto en vida.
Eso s¨ª, la pel¨ªcula pronto deriva hacia la violencia desmesurada, al crimen sin motivaciones y a la respuesta vengativa sin escr¨²pulos. El guion, donde ha participado el propio Stallone, no desarrolla ni uno solo de los personajes y se conforma con a?adir alg¨²n dato biogr¨¢fico o alguna acci¨®n de trazo grueso que los coloque claramente a uno u otro lado del bien y del mal, para que el espectador nunca se confunda. Estereotipo, s¨ª, pero seco y h¨¢bil en una ¨®rbita de estilo pulp, de consumo popular, donde no corresponden las ambig¨¹edades ni las complejidades. Y ah¨ª est¨¢ la participaci¨®n de tres espa?oles, Sergio Peris-Mencheta, Paz Vega y ?scar Jaenada, con trabajos de oficio cada uno en su estilo, en los que no cabe ni un reproche.
Desde luego que la pel¨ªcula desperdicia la oportunidad de entroncar con fascinantes ejercicios de cine fronterizo y crepuscular de la d¨¦cada de los setenta, en los que bien podr¨ªa haberse mirado, sobre todo en la magn¨ªfica Mr. Majestyk (Richard Fleischer, 1974), basada en una novela de Elmore Leonard, con otro personaje veterano de Vietnam y protagonizada por un primo hermano en f¨ªsico y estilo interpretativo de Stallone: Charles Bronson. Pero al menos Last Blood no enga?a.
¡°Fueron ellos los primeros en derramar sangre, no yo. Fueron ellos¡±, clamaba Rambo en Acorralado, fundamental pel¨ªcula de acci¨®n de los a?os ochenta. Y en esa l¨ªnea sigue la serie, aunque ya sin mensaje alguno, m¨¢s all¨¢ de un mundo con inocentes y culpables. Si en la pel¨ªcula de Ted Kotcheff hab¨ªa una visi¨®n l¨²gubre del sue?o americano, aqu¨ª es complicado calibrar subtexto alguno, aparte del espect¨¢culo de la ferocidad, y esquiva bien posibles acusaciones (aunque las habr¨¢) de xenofobia con los mexicanos.
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