La desquiciada vida del soldado que inspir¨® ¡®Rambo¡¯
As¨ª es Bo Gritz, el boina verde que pone sobre la mesa a un pa¨ªs dividido: para muchos es un patriota y para otros un racista. Hoy se estrena la ¨²ltima pel¨ªcula de una saga basada en su vida y protagonizada por Stallone, 'Rambo: Last Blood'
En 1982, con Acorralado, el mundo descubr¨ªa a John Rambo, el h¨¦roe encarnado por Sylvester Stallone. Antiguo veterano de Vietnam, en la pel¨ªcula era capaz de acabar con la mitad de la poblaci¨®n del pa¨ªs armado con una piedra, un cuchillo, un arco y unas cuantas flechas. ?l fue durante toda la d¨¦cada de los ochenta el rostro de la americanada extremadamente violenta: un tipo al margen de la administraci¨®n que impart¨ªa justicia por su cuenta. Lo que muchos no sab¨ªan es que Rambo, o por lo menos parte de ¨¦l, estaba inspirado en alguien real, con una biograf¨ªa casi tan incre¨ªble como la del personaje interpretado por Stallone.
Se llama James Gordon, apodado Bo Gritz. Como Rambo, Bo Gritz tambi¨¦n fue un miembro de las fuerzas especiales estadounidenses; ambos lucharon en Vietnam y eso les vali¨® las m¨¢s altas condecoraciones: medalla de honor, estrella de plata, coraz¨®n p¨²rpura¡; ambos sufrieron la depresi¨®n de volver a un hogar en el que no eran bienvenidos; y, como Rambo, Gritz tambi¨¦n tiene un sangriento curr¨ªculum. Sin contar los muertos de la ¨²ltima pel¨ªcula, Rambo ha acabado con la vida de 504 personas en la gran pantalla; Bo Gritz, asegura haberlo hecho con la de 400.
Pero antes de que John Rambo apareciera en pantalla, Gritz ya tuvo un primer intento de triunfar en el cine. Fue en 1976 y nada m¨¢s y nada menos que gracias a Francis Ford Coppola y su megal¨®mano proyecto Apocalypse now.
Buscando referentes visuales para su coronel Kurtz, personaje al que inmortalizar¨ªa Marlon Brando, Coppola dio con un libro que llevaba por t¨ªtulo A soldiers report. Se trataba de las memorias del general Westmoreland sobre las actividades secretas de la CIA en Laos durante la guerra civil, formando a los mercenarios del conocido como Real Ej¨¦rcito de Laos. All¨ª, Westmoreland defin¨ªa a Gritz como ¡°el verdadero soldado americano¡± y para ilustrar su aseveraci¨®n aportaba una instant¨¢nea, en la que se ve a Gritz, sonriente y de riguroso uniforme militar, rodeado de sus pupilos laosianos. Coppola pretend¨ªa trucar la foto, recortar su cara y poner la de Brando. Un fotomontaje para dar verosimilitud a su proyecto. El ej¨¦rcito estadounidense no se lo permiti¨®, y Gritz, coqueto, ten¨ªa claro el motivo. O al menos as¨ª lo declar¨® en Erase and forget, el documental que sobre su persona se estren¨® en 2017: ¡°La verdad es que por entonces yo quedaba bastante mejor en las fotos que Marlon Brando¡±.
En 1979, Gritz regres¨® a EE UU sin pecho para tantas condecoraciones y abandon¨® el ej¨¦rcito, pero renunciar a hacer el h¨¦roe demostr¨® ser m¨¢s complicado. Mientras Rambo se puso a deambular sin rumbo (o al menos as¨ª lo vemos en Acorralado), Gritz lanz¨® una iniciativa que unir¨ªa su vida para siempre con la del personaje encarnado por Sylvester Stallone.
Veamos el contexto: son los ochenta, un actor llamado Ronald Reagan est¨¢ en la presidencia de EE UU y la pol¨ªtica es de lo m¨¢s peliculera. Gritz se planta en Washington y afirma que el sudeste asi¨¢tico est¨¢ lleno de marines oficialmente desaparecidos en combate que han sido capturados por comunistas durante sus misiones secretas. Es imperativo que los buenos patriotas los rescaten, claro. ?Les suena de algo? Pues, b¨¢sicamente, es el argumento de Rambo: Acorralado - Parte II (George P. Cosmatos, 1985) y de la ic¨®nica imagen de Sylvester Stallone con una cinta roja en el cabello y sus archiconocidos arcos y flechas a lo Orzowei.?
Claro, que por eso de que la realidad supera a la ficci¨®n, mientras en el filme la aventurilla del amigo John estaba financiada por la CIA, en la vida real la sufragaron dos estrellas del calibre de Clint Eastwood y William Shatner (el capit¨¢n Kirk de Star Trek). La segunda parte de Rambo se convirti¨® en s¨ªmbolo del reaganismo y en molde copiado por los futuros Chuck Norris, David Carradine y dem¨¢s estajanovistas del exterminio solitario de charlies.
La constante presencia de Gritz en los medios de comunicaci¨®n, su innegable carisma y su alianza con estrellas de Hollywood lo convirtieron en un personaje popular. Adem¨¢s de Stallone, George Peppard se inspirar¨¢ en ¨¦l para crear a Hannibal Smith, el cerebro de El equipo A al que los planes, al contrario que a Bob Gritz, siempre le salen bien. Porque ni que decir tiene que Gritz volvi¨® del sudeste asi¨¢tico sin ninguna prueba de que existieran prisioneros de guerra estadounidenses. Pero eso no disminuy¨® un ¨¢pice su narcisista af¨¢n de notoriedad.
As¨ª que en 1986 acept¨® adiestrar a muyahidines afganos para su lucha contra los sovi¨¦ticos en una mina abandonada en Sandy Valley (Nevada). ?Y a qu¨¦ no adivinan de qu¨¦ iba Rambo III (Peter MacDonald, 1988)? De c¨®mo el bueno de John lideraba una revuelta afgana contra los malvados rusos. A estas alturas, el egoc¨¦ntrico Gritz empezaba a estar bastante mosca: ¡°Cuando se estren¨® la tercera parte empec¨¦ a sospechar que mi vida se parec¨ªa demasiado a la de Rambo¡±. As¨ª que decidi¨® sacarle tajada y empez¨® a publicitarse como ¡°el verdadero Rambo¡± en convenciones de la Asociaci¨®n Nacional del Rifle en las que era debidamente agasajado como el gran h¨¦roe americano.
Con todo, Gritz segu¨ªa obsesionado con la posibilidad de que otros miembros de las fuerzas especiales estuvieran atrapados en el sudeste asi¨¢tico. En 1986 viaj¨® en su ¨²ltima expedici¨®n al Tri¨¢ngulo de Oro de la droga. Finalmente, se convenci¨®: vale, no hab¨ªa prisioneros. Pero hab¨ªa drogas, muchas drogas. Gritz se entrevist¨® con Jun Sa, se?or de la guerra y considerado el rey del opio birmano.
Su conclusi¨®n: el negocio de la hero¨ªna estaba controlado por el departamento de Estado estadounidense. Gritz se iba convirtiendo en un trasunto de aquel Coronel Kurtz de Apocalypse Now que le hab¨ªa querido robar la fotograf¨ªa: la conspiranoia estaba haci¨¦ndose fuerte en su interior. Y m¨¢s que lo ser¨ªa cuando decidi¨® juntarse con una panda de desequilibrados de extrema derecha, entre los que se encontraba David Duke, l¨ªder del Ku Klux Klan, junto al cual decidi¨® presentarse a las elecciones presidenciales de 1988. ?Su eslogan? ¡°Dios, pistolas y Gritz¡± (God, Guns and Gritz).
Desgraciadamente, no se qued¨® en las palabras. Su vocaci¨®n como docente militar le llev¨® a organizar milicias en Idaho, que respond¨ªan al nombre de Spike, acr¨®nimo de ¡°Individuos especialmente preparados para situaciones clave¡±, en ingl¨¦s. En sus clases, que lleg¨® a recopilar en un DVD, daba un curso acelerado de autodefensa¡ y ataque, con golpes letales, armas de fuego y dem¨¢s actividades da?inas para cualquier ser humano.
Todav¨ªa activa, en su p¨¢gina web se mezcla la oferta de cursillos sobre c¨®mo usar un cuchillo con fotogramas de Arnold Schwarzenegger ataviado como Conan. En esta fase, Gritz decidi¨® poner en negro sobre blanco sus cr¨ªticas al Gobierno de Washington, publicando libros (A nation betrayed, Called to serve, My brother¡¯s keeper) que denunciaban su corrupci¨®n y extra?os v¨ªnculos con todo tipo de enemigos del pueblo estadounidense, desde Kennedy hasta Nixon, pasando por Reagan y Bush padre.
Pero hasta Aquiles ten¨ªa un punto d¨¦bil. Y el de Gritz fue algo tan banal ¨Cen apariencia¨C como el amor. En 1998 intent¨® suicidarse de un disparo, apenas una semana despu¨¦s de que su cuarta mujer le pidiera el divorcio. El hombre que, seg¨²n confesi¨®n propia, hab¨ªa acabado con la vida de 400 personas, fue incapaz de acabar con la suya. Sobrevivi¨®. Para los cin¨¦filos queda la an¨¦cdota de la primera aventura de John Rambo, Acorralado, que en su versi¨®n original finalizaba con el suicidio del h¨¦roe. Los productores decidieron que tal vez habr¨ªa una secuela y eliminaron dicha escena, haciendo que el bueno de John sobreviviera¡ Hasta en eso se han fundido la vida y el cine.
Tras su recuperaci¨®n, Gritz encontr¨® dos nuevos amores: una nueva mujer y Cristo. Se convirti¨® en un devoto evangelista. ?Y a que no saben de qu¨¦ iba John Rambo: Vuelta al infierno, cuarta entrega de la saga dirigida por el propio Stallone en 2008? Pues de c¨®mo Johnny regresa a Birmania para ayudar a unos cristianos evang¨¦licos y acaba difundiendo la palabra del se?or a tiros.
Hoy, Bo Gritz lleva una pl¨¢cida vida en su rancho. Lo mismo ¨Clo han adivinado¨C que John Rambo en su nueva entrega Rambo: Last Blood. A Stallone lo saca de la doma de caballos la acci¨®n de unos proxenetas mexicanos (los espa?oles Sergio Peris-Mencheta y ?scar Jaenada, que interpretan a los hermanos Mart¨ªnez).
Con 80 a?os, parece poco probable que esta ¨²ltima aventura tambi¨¦n haya sido inspirada por el legendario Gritz. Pero tambi¨¦n parec¨ªa bastante improbable que Stallone recuperara a su personaje para acabar con el crimen organizado con 72 a?os. Sea como fuere, uno y otro, tras tantos a?os de servicio al cine, bien merecida tienen su jubilaci¨®n.
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