Banderas nazis en Canarias
Un estudio recupera la azarosa presencia de los barcos alemanes en las islas en periodo de entreguerras
Canarias, entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, se convirti¨® en el lugar donde recalaba obligatoriamente la marina de guerra alemana?para hacer pr¨¢cticas, de tal manera que el 70% de sus naves fonde¨® en las islas, sin contar con que el otro 30% restante atraves¨® tambi¨¦n sus aguas en alg¨²n momento. El estudio La Marina de guerra alemana en las islas Canarias durante el periodo de entreguerras, del historiador Jos¨¦ Miguel Rodr¨ªguez Illescas, recupera ahora un relato poco conocido de estos movimientos militares, donde incluye fotograf¨ªas in¨¦ditas: desde pancartas saludando a Hitler en las calles de Santa Cruz, agasajos multitudinarios, el regalo por parte del Cabildo de ¡°unas botellas de T¨ªo Pepe y unas pastas¡± a los alemanes cuando se iban y excursiones al Teide que inclu¨ªan bailes y canciones tradicionales con banda de m¨²sica.
Rodr¨ªguez Illescas ¡ªque ha consultado documentos del Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, del Archivo Intermedio Militar de Canarias (AIMC) y de la Embajada de Alemania¡ª recuerda que ¡°la Marina de Guerra Alemana, la Kriegsmarine, nunca fue culpada de genocidio en la II Guerra Mundial, pero s¨ª personalidades puntuales dentro de ella¡±.
El historiador explica que las islas se convirtieron, ya desde el siglo XIX, en objetivo primordial de la estrategia de expansi¨®n alemana en ?frica, por lo que Canarias empez¨® a ¡°formar parte de un entramado vital para la pol¨ªtica comercial y militar¡± del pa¨ªs centroeuropeo. As¨ª, la llegada de barcos alemanes fue constante, alcanzado su c¨¦nit con el III Reich. No obstante, Rodr¨ªguez Illescas niega que en las islas se construyese una ¡°base nazi, tal y como ha sido creencia popular, porque los agentes aliados¡± lo impidieron.
El final de la mayor parte de los barcos y submarinos que recalaron en Canarias durante el periodo nacionalsocialista fue ¡°funesto, puesto que tras 1945, la mayor¨ªa desapareci¨®, como consecuencia de las diversas campa?as militares en Noruega, el Atl¨¢ntico o en el mar B¨¢ltico, as¨ª como por las incursiones a¨¦reas de los Aliados en los puertos y bases alemanas por Europa¡±.
En octubre de 1935, el crucero Karlsruhe atrac¨® en Tenerife. El capit¨¢n Von Siemens invit¨® a las autoridades a una fiesta, mientras un zepel¨ªn cruzaba los cielos ante el regocijo general. ¡°Acudieron autoridades civiles y militares, incluida Alicia Navarro Cambronero, la primera espa?ola en ser coronada Miss Europa¡±. Al d¨ªa siguiente, Von Siemens ley¨® a la tripulaci¨®n un telegrama de Adolf Hitler donde se ordenaba recoger y retirar la bandera alemana e izar la temida esv¨¢stica.
Los capitanes ten¨ªan la labor secreta de evaluar la situaci¨®n de las comunidades alemanas en el exterior. ¡°Algunas asociaciones s¨ª participaron en los agasajos, pero muchos miembros del partido nazi no lo hicieron por motivos raciales o xen¨®fobos, ya que los hombres y mujeres que se casaban con locales hac¨ªan que el nacionalsocialismo perdiera fuerza¡± por la ¡°mezcla de razas¡±.
El Deutschland?lleg¨® en 1939, junto con dos submarinos (el U-27 y el U-30), pero los despidieron ¡°con dos botellas de vino T¨ªo Pepe, medio kilo de galletas surtidas y tres cajas de cigarrillos¡± que costaron 26 pesetas. Todo lo contrario que con el Schlesien, que lleg¨® en noviembre de 1937. La tripulaci¨®n y sus oficiales fueron recibidos, otra vez, por las autoridades militares y civiles, bandas de m¨²sica y la Falange Espa?ola, cuyos miembros ¡°dieron la bienvenida a los marinos alemanes al grito de ¡°?Heil Hitler!', repetido tres veces. A su vez los marinos alemanes respondieron con un ¡®?Franco! ?Franco! ?Franco!¡±. Dos a?os despu¨¦s, comenzar¨ªa la Segunda Guerra Mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.