Luna casi llena
Tras su paso por Documenta 14, el CAAC de Sevilla presenta la obra f¨ªlmica y pict¨®rica de Rosalind Nashashibi, en su exposici¨®n m¨¢s grande en Espa?a hasta la fecha
Quien a menudo ha escogido su destino de artista por sentirse diferente no tarda en darse cuenta de que no nutrir¨¢ su diferencia sino reconociendo su semejanza con los dem¨¢s. El artista se forma en esta perpetua ida y vuelta de s¨ª a los dem¨¢s, a medio camino entre la belleza, de la que no puede prescindir, y la comunidad, de la que no puede extirparse. Por ese camino transita el trabajo de Rosalind Nashashibi (?Croydon, Londres, 1973). Es una de esas artistas que hablan sonriendo, que no desprecian una sola mirada y que se obligan a comprender en vez de juzgar. Una de esas personas que tienen la capacidad de aprender a contar con nada y a considerar el presente como la ¨²nica cosa que nos es dada por a?adidura. Una mirada siempre prometedora. A sus 30 a?os fue la primera mujer en ganar el Beck¡¯s Futures, premio del ICA de Londres a j¨®venes artistas. Cuatro a?os m¨¢s tarde ocup¨® el pabell¨®n de Escocia en la 52? Bienal de Venecia, y en 2008 lleg¨® Manifesta 7 junto a una gran gira internacional que toc¨® el cielo en 2017 con su participaci¨®n en Documenta 14 y su nominaci¨®n al Turner Prize.
Era cuesti¨®n de tiempo que una instituci¨®n se volcara en repasar toda su producci¨®n, como hace ahora el Centro Andaluz de Arte Contempor¨¢neo de Sevilla, engrosando la buena n¨®mina de exposiciones que acumula el antiguo monasterio de la Cartuja, convertido ya en uno de nuestros centros de arte de referencia. Adem¨¢s, su espacio, lejos de ser un h¨¢ndicap para los artistas, siempre juega a favor de todo lo que acoge. Tambi¨¦n aqu¨ª con Green Hearts. Es el t¨ªtulo de la mayor exposici¨®n de Rosalind Nashashibi en nuestro pa¨ªs, aunque hayamos visto su trabajo en alguna colectiva (Contarlo todo sin saber c¨®mo, CA2M, 2012) o en muestras m¨¢s peque?as pero igualmente meritorias como la que dedic¨® a su pintura hace pr¨¢cticamente un a?o la galer¨ªa PM8 de Vigo.
La base de sus pinturas y pel¨ªculas es la relaci¨®n que se produce entre los lugares y las gentes que interact¨²an en ellos
Tambi¨¦n aqu¨ª la pintura, medio que trabaja en paralelo con sus pel¨ªcu?las, le sirve como veh¨ªculo de expresi¨®n inmediata, un formato que tiene espacio tanto para la contemplaci¨®n como para la emoci¨®n. La que acumul¨® en una visita al palacio renacentista sevillano Casa de Pilatos, especialmente en el Sal¨®n Dorado, fue el detonante de las obras que ocupan el altar de la antigua iglesia de la Cartuja y que pint¨® esa misma noche tirando de papel kraft y de bazar emulando las toallas del m¨ªtico Poncio. A¨²nan varias conexiones m¨¢s, como el recuerdo de su abuela jud¨ªa sefard¨ª con el contexto andaluz y la casualidad de que la Casa de Pilatos pertenezca a la casa ducal de Medinaceli, cuyos antepasados, los Ribera, fueron patronos de la Cartuja y est¨¢n enterrados en la iglesia del monasterio, justo donde hoy est¨¢n las pinturas de Nashashibi.
Justo en esas superposiciones espacio-temporales se coloca c¨®modamente el trabajo de esta artista. Hija de padre palestino y de madre norirlandesa, siempre ha hecho suya una forma de narrar mestiza en la que se diluyen los l¨ªmites entre biograf¨ªa e historia. La base de su trabajo f¨ªlmico es la misma que con la pintura: la relaci¨®n que se produce entre los lugares y las gentes que interact¨²an en ellos, creando diferentes tipos de comunidades afectivas. En esa relaci¨®n de cuidados, el tiempo reclama una duraci¨®n pausada para narrarse a s¨ª mismo, esa cadencia propia de la grabaci¨®n en 16 mil¨ªmetros y que ella resuelve tan bien. De hecho, en sus manos la memoria perece ignorar el tiempo. Siempre est¨¢ pensando en otra cosa, creando naturalezas muertas, fragmentos de tiempo fotogr¨¢fico.
Sus obras devienen ensayos visuales donde la constituci¨®n pol¨ªtica del presente es abordada mediante la elipsis. Hay veces que la preocupaci¨®n pol¨ªtica es literal, como en Electrical Gaza (2015), la obra que le vali¨® su nominaci¨®n al Turner Prize, y que ofrece una visi¨®n no s¨®lo del ambiente cargado que se respira en Gaza, bajo constante amenaza de ataque, sino la vida m¨¢s all¨¢ de las turbulencias: ese d¨ªa a d¨ªa cotidiano donde la sensaci¨®n de conflicto se aten¨²a. Otras veces mira de cerca los aspectos privados, como su aclamada Vivian¡¯s Garden (2017), la encargada para Documenta 14: un retrato de las vidas de las artistas emigrantes suizo-austriacas Elisa?beth Wild y Vivian Suter, madre e hija, que viven en gran medida en reclusi¨®n en la selva tropical guatemalteca. Un territorio que puede pasar r¨¢pidamente de santuario a amenaza. No est¨¢ lejos Why Are You Angry?, tambi¨¦n de 2017, y que hizo junto a la tambi¨¦n artista brit¨¢nica Lucy Skaer. Tomando el t¨ªtulo de una de las ¨²ltimas obras de Paul Gauguin, las artistas viajaron a Tahit¨ª, en la Polinesia Francesa, siguiendo los pasos del pintor, para reflexionar sobre las mujeres subvirtiendo la mirada masculina, blanca y colonialista de Gauguin.
Su trabajo m¨¢s reciente, una pel¨ªcu?la en dos partes, es realmente fascinante. Inspirada en un relato corto de Ursula K. Le Guin, la trama gira en torno a la din¨¢mica de un grupo de personas de varias generaciones, entre ellas la propia artista y sus hijos, que se re¨²nen para embarcarse en una expedici¨®n con el objetivo de probar una nueva forma de viaje espacial basado en el tiempo no lineal. Hay escenas rodadas en Lituania, Londres y Edimburgo, aunque no se acaban de reconocer bien los lugares. Tambi¨¦n baila la idea tradicional de familia y pertenencia, y sobrevuela cierto temor a la soledad y miedo al vac¨ªo. ?C¨®mo es el amor fuera del tiempo tal y como lo entendemos?, le pregunto. ¡°Como la luna casi llena¡±, susurra ella.
Green Hearts. Rosalind Nashashibi. CAAC. Sevilla. Hasta el 2 de febrero de 2020.
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