La disecci¨®n de Thomas Struth
Una exposici¨®n en el Guggenheim Bilbao recorre los cincuenta a?os de trayectoria de uno de los principales fot¨®grafos europeos de la generaci¨®n de posguerra
Acaban de poner las calles en Ulsan (Corea del Sur), pero es temprano, todav¨ªa no las ocupa nadie. Se intuye el silencio en la ciudad, al menos eso parece en la gran fotograf¨ªa tomada por Thomas Struth en 2010. Una imagen de gran formato protagonizada por edificios rosados id¨¦nticos, de entre 20 y 30 plantas, y por otros m¨¢s bajos con cubiertas azules y verdes recibe al visitante en la exposici¨®n que el Guggenheim Bilbao inaugura este mi¨¦rcoles, 2 de octubre, dedicada a este fot¨®grafo alem¨¢n, uno de los principales artistas europeos de posguerra.
Frente a ella, m¨¢s im¨¢genes de ciudades vac¨ªas. Leipzig, Berl¨ªn, Dessau en 1991 y 1992, en una Alemania reci¨¦n unificada tras la ca¨ªda del Muro. En la calle, solo coches aparcados y bicicletas. Se atisba algo de vida tras alguna ventana, se ve una camisa a trav¨¦s del cristal, pero no es lo habitual en su serie Lugares inconscientes. Fue la primera en la que empez¨® a trabajar en los a?os setenta: ciudades vac¨ªas, sin presencia humana. Este conjunto de im¨¢genes ¡ªno quiere usar la palabra ¡°serie¡± porque para ¨¦l conlleva que ya est¨¢ acabada y sus grupos de fotograf¨ªas pueden seguir creciendo¡ª abre la retrospectiva que recorre las casi cinco d¨¦cadas de carrera de uno de los fot¨®grafos europeos m¨¢s importantes y de los m¨¢s cotizados.
La muestra lleva su nombre sin aditivos. No podr¨ªa ser de otra forma, se disecciona en ella, se expone al completo. Alude a esto Luc¨ªa Agirre, una de las comisarias, delante de la fr¨ªa imagen de una mesa de disecci¨®n que forma parte del grupo de fotograf¨ªas en las que ha trabajado m¨¢s recientemente, Animales, en la que retrata a animales muertos que llegan al Leibniz Institute for Zoo and Wildlife Research. Todos los que van all¨ª murieron de forma natural, esta se investiga para ampliar el conocimiento sobre la fauna salvaje.
La exposici¨®n est¨¢ organizada junto con la Haus del Kunst de M¨²nich, donde se exhibi¨® hasta enero de 2018, pero la de Bilbao ha supuesto un reto: por el espacio, que es mayor y que tiene la potencia del edificio de Frank Gehry ¡ªStruth se?ala la gran altura de algunas salas y las paredes curvas de otras¡ª. El n¨²mero de im¨¢genes ha aumentado con respecto a la muestra de M¨²nich y, adem¨¢s, se han a?adido otros trabajos como dos v¨ªdeos. Dos piezas colaborativas, una con el artista multimedia Klaus vom Bruch, tambi¨¦n con la ciudad como protagonista. Y otra, con el m¨²sico Frank Bungarte sobre la relaci¨®n profesor-alumno en el proceso creativo. Adem¨¢s de las 128 fotograf¨ªas, se muestran unos 400 objetos de su estudio ¡ªseleccionados por el otro comisario Thomas Weski¡ª, en orden cronol¨®gico, desde 1970 hasta el cronograma de esta muestra: hojas de contacto, bocetos, invitaciones, carteles, facturas, cartas, car¨¢tulas de discos¡ Un recorrido pormenorizado de su carrera dentro de un relato museogr¨¢fico ya exhaustivo de por s¨ª. Recorrer Thomas Struth y a Thomas Struth (exposici¨®n y artista) lleva tiempo.
El fot¨®grafo asemeja la exposici¨®n a una melod¨ªa conformada por movimientos (los conjuntos de im¨¢genes). Le gusta esta comparaci¨®n porque cree que es m¨¢s real que asimilarla con las artes visuales. En una composici¨®n musical hay que introducirse. ¡°Escuchas el lenguaje seg¨²n se desarrolla¡±, explica. ¡°Se incorporan los arreglos, las voces, los ecos¡±, a?ade y en esta muestra unos grupos se incorporan a otros. As¨ª, entre las ciudades vac¨ªas se muestran sus Retratos de familia, que le a?aden humanidad y abordan otro de los temas que ocupa al artista: la cohesi¨®n y las relaciones familiares. Tambi¨¦n ha dedicado parte de su carrera a observar la reacci¨®n del p¨²blico ante las obras de arte en Fotograf¨ªas de Museos ¡ªcon Making Time, en 2007, fue el primer fot¨®grafo en colgar sus im¨¢genes en el Prado¡ª. Monumentales son las cinco fotograf¨ªas expuestas seguidas en una gran pared: espectadores mirando algo que no se ve, un objeto que est¨¢ elevado seg¨²n se deduce por la posici¨®n de sus rostros. Es el David, de Miguel ?ngel, que solo se refleja en las gafas de uno de los visitantes.
En los ¨²ltimos tiempos, este alem¨¢n nacido en Geldern en 1954, hace 64 a?os, ha trabajado en conjuntos como Naturaleza y pol¨ªtica sobre los l¨ªmites de la tecnolog¨ªa, los avances t¨¦cnicos, la inteligencia artificial, temas muchas veces inteligibles para el gran p¨²blico y solo abordables por expertos. De ah¨ª, que esto, entendido como evoluci¨®n, forme parte de los asuntos que le preocupan, ya que ¨¦l busca una constante empat¨ªa con el espectador. En la ¨²ltima sala, un robot de una de las im¨¢genes hace el saludo militar como para despedir al visitante. Aunque mayor despedida son dos im¨¢genes enfrentadas: una mujer en una mesa de operaci¨®n rodeada de cables y una cebra en una mesa de disecci¨®n para investigar la causa de su muerte, una vanitas frente a una paciente que sali¨® del trance con ¨¦xito.
Gui?os espa?oles
Thomas Struth y la escultora Cristina Iglesias trabajaron mano a mano en una exposici¨®n que se pudo ver en 2014 en la galer¨ªa madrile?a Ivorypress. Fruto de esta muestra, On Reality, qued¨® el cat¨¢logo, Constructions of the Imagination (Construcciones de la imaginaci¨®n), cada una de las fotograf¨ªas de esta publicaci¨®n se pueden ver en una vitrina de la muestra del Guggenheim. Adem¨¢s, 14 miembros del clan de los Iglesias est¨¢n inmortalizados en la parte de los retratos familiares. Entre ellos se encuentra el compositor y hermano de la artista, Alberto Iglesias, nominado tres veces al Oscar, otras tres al Bafta, una a los Globos de Oro y ganador 10 goyas.
Las meninas son un hito de la carrera de Struth. En sus im¨¢genes de visitantes de museos siempre los retrataba de espaldas con el objetivo dirigido hacia el cuadro. Por primera vez en el Prado muestra los rostros de los espectadores: un grupo de escolares frente a la obra de Vel¨¢zquez.
Babelia
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