?Qu¨¦ fue de Susanna Clarke?
Bloomsbury anuncia la vuelta de la gran dama del postvictorianismo desaparecida del panorama literario mundial hace 16 a?os despu¨¦s de publicar una ¨²nica novela

La portentosa Mary Margaret O'Hara public¨® en 1988 un ¨¢lbum, Miss America, que tend¨ªa a aparecer entre lo mejor de la d¨¦cada ¨C y hasta del siglo, o, siendo menos ambiciosos, el final de ese mismo siglo, el XX ¨C cada vez que a alguien le daba por publicar una de esas listas que el tiempo acaba moldeando y de las que nunca se extra¨ªa el ¨¢lbum en cuesti¨®n. En parte, no solo porque sigue resultando tan fascinante como ¨²nico fue en su momento ¡ªanticip¨® incluso a Jeff Buckley¡ª, sino tambi¨¦n porque la tal Mary Margaret decidi¨® que aquello era todo lo que iba a decirle al mundo. Que no iba a empa?ar lo epatante de aquel primer disparo con ning¨²n disparo m¨¢s. Que iba a desaparecer sin llegar nunca a ocultarse, como un J.D. Salinger sin rancho ni escopeta que, de vez en cuando, sal¨ªa de su apartamento para grabar unas voces aqu¨ª ¡ªen la November Spawned a Monster de Morrissey¡ª, una banda sonora all¨¢ ¡ªla de Apartment Hunting es lo m¨¢s parecido a un segundo ¨¢lbum que O'Hara grabar¨¢ jam¨¢s¡ª.
Algo parecido hab¨ªa ocurrido, literariamente hablando, con la tambi¨¦n portentosa Susanna Clarke. Susanna Clarke naci¨® en 1959, en Nottingham, Ingaterra. Cuando era ni?a vivi¨® en un mont¨®n de sitios porque sus padres tend¨ªan a mudarse a menudo. Luego creci¨® y sigui¨® mud¨¢ndose por su cuenta. Pas¨® un tiempo en Tur¨ªn y otro en Bilbao. De hecho, fue en Bilbao donde se le ocurri¨®, all¨¢ por 1993, la idea para la novela que finalmente publicar¨ªa en 2004 ¡ªel a?o en que se public¨® el 2666 de Roberto Bola?o¡ª y que fue su primera y, hasta la fecha, ¨²nica novela, una monumental obra magna sobre una muy victoriana y extremadamente apasionante sociedad de magos que podr¨ªa considerarse la primera Gran Novela Inglesa del Siglo XXI si existiera algo parecido ¡ª?por qu¨¦ los norteamericanos son los ¨²nicos con derecho a perseguir, sin descanso, e ir entregando, cada cierto tiempo, una Gran Novela Americana?¡ª, y que sin duda deber¨ªa otorgarle el t¨ªtulo de gran dama del postvictorianismo. La novela llevaba por t¨ªtulo Jonathan Strange y el se?or Norrell y aqu¨ª la public¨®, sin la fortuna que merece, Salamandra.
Ambientada a principios del siglo XIX, la novela resucita la magia, a partir de una descre¨ªda sociedad de magos ¡ªintegrada por, ¨²nicamente, caballeros magos¡ª en la que aterriza un tal John Segundus que se niega a creer que los grandes prodigios de la magia solo existan en las p¨¢ginas de los libros. A tal John Segundus les gustar¨ªa verlos en los titulares de los peri¨®dicos. ?Por qu¨¦ no eran los magos modernos capaces de practicar la magia que dec¨ªan estudiar?, se pregunta. Muy sencillo, le responde uno de ellos, porque no era ese ya su cometido, de la misma manera que no era el de los bot¨¢nicos, ¡°crear flores nuevas¡±, ni el de los astr¨®nomos ¡°modificar la posici¨®n de los astros¡±. Pero entonces aparece el singular se?or Norrell y consigue hacer hablar a las piedras de la catedral de York y la cosa cambia por completo. Decidido a limpiar el buen nombre del oficio, con la ayuda de su fiel y siempre asombrado disc¨ªpulo (el Strange del t¨ªtulo), Norrell devuelve literalmente la magia a Inglaterra y al hacerlo, se la devuelve tambi¨¦n al mundo. "Hab¨ªa estado leyendo a Tolkien otra vez y me hab¨ªa dicho que quer¨ªa hacer algo fant¨¢stico, y entonces tuve ese sue?o, en Bilbao. So?¨¦ con una especie de mago en Venecia, atendiendo a unos turistas", cont¨®, en una ocasi¨®n, la escritora, amante tambi¨¦n de Charles Dickens y Jane Austen.
En extremo brillante fresco de la ¨¦poca ¡ªuna ¨¦poca victoriana con la textura y el pl¨¢stico hacer del siglo XXI ¨C, con sus costumbres y hasta sus men¨²s¡ª Clarke fue, durante los a?os en que estuvo escribiendo la novela, editora de libros de cocina, y nada le gusta m¨¢s, dijo en una de las pocas entrevistas que concedi¨®, que documentarse a partir de lo cotidiano, pues solo as¨ª es posible, aseguraba, ¡°reconstruir el mundo¡± ¡ªde car¨¢cter fant¨¢stico, ucr¨®nico¡ª se da por hecho que la magia existe y puede cambiarlo todo. Jonathan Strange y el se?or Norrell ¡ªque tuvo una dign¨ªsima adaptaci¨®n televisiva que, lamentablemente, pas¨® tan desapercibida en Espa?a como la novela¡ª, se llev¨® el a?o de su publicaci¨®n el prestigioso Hugo, vendi¨® m¨¢s de cuatro millones de ejemplares y elev¨® a su autora ¡ªque en los diez a?os que tard¨® en escribir la historia y gracias a ella se enamor¨® y se cas¨® con el escritor de ciencia ficci¨®n Colin Greenland¡ª a categor¨ªa de cl¨¢sico de culto en marcha.
Y entonces, como Mary Margaret O'Hara, Clarke desapareci¨®. O, mejor dicho, se ocult¨® a simple vista. Public¨® una peque?a antolog¨ªa de algo parecido a cuentos de hadas extra¨ªda del universo Norrell dos a?os despu¨¦s. Y asegur¨® estar trabajando en una secuela Jonathan Strange y el se?or Norrell poco despu¨¦s. Luego, rumores de enfermedad ¡ªal parecer, padece fatiga cr¨®nica¡ª y silencio ¡ªun silencio pre?ado de trabajo, la vida del escritor que vive por entero entregado a una obra que no le queda otro remedio que construir a ratos es complicada¡ª hasta que esta semana, 16 a?os despu¨¦s y perdida toda esperanza de un regreso, Bloomsbury anunciaba que el a?o pr¨®ximo Clarke estar¨¢ de vuelta con una novela que no es la secuela esperada. Llevar¨¢ por t¨ªtulo Piranesi, el nombre de su protagonista, un tipo que vive, escribiendo en su diario, en una mansi¨®n de cientos, puede que miles, de habitaciones y pasillos, en cuyo centro hay algo parecido a un oc¨¦ano, un laberinto acu¨¢tico en el que convive con un cient¨ªfico en busca de alg¨²n tipo de verdad absoluta. As¨ª que no, Susanna Clarke no se hab¨ªa ido a ninguna parte, solo estaba tratando de edificar lo que podr¨ªa ser ¡ªy sin duda ser¨¢¡ª otra tot¨¦mica obra maestra de alg¨²n tipo de g¨¦nero ya propio que, esperemos, esta vez, sea juzgada aqu¨ª ¡ªcomo en el resto del mundo lo fue ya la anterior¡ª como merece.
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