Juego de magos
Es hora de magia, y Susanna Clarke viene a a?adir al mundo de Harry Potter y J. K. Rowling un mundo m¨¢s hist¨®rico, exactamente en el tiempo de las guerras napole¨®nicas y los poetas rom¨¢nticos, Inglaterra y Europa entre 1806 y 1817. ?ste es el tiempo de Jonathan Strange y el se?or Norrell, novel¨®n de casi 800 p¨¢ginas, que arranca en York, en un club de magos modernos, es decir, puramente te¨®ricos, dedicados al estudio de por qu¨¦ la magia es hoy imposible, hasta que un caballero de Yorkshire, el se?or Norrell, los desaf¨ªa present¨¢ndose como mago verdadero, pr¨¢ctico. Y, un d¨ªa de 1807, lo demuestra: las estatuas de la catedral de York hablan, el follaje esculpido se agita y los dragones de piedra vuelan. A Londres llegan Norrell y su fama, y las mejores familias quisieran ver al fen¨®meno hacer ilusionismo de sal¨®n en sus casas. Pero Norrell, que ambiciona devolver su esplendor a la magia brit¨¢nica y contribuir al triunfo sobre Napole¨®n, busca infructuosamente que el Gobierno acepte su colaboraci¨®n m¨¢gica, en principio poco respetable desde un punto de vista convencional. Precisamente entonces, uno de los ministros, arruinado, va a casarse con una riqu¨ªsima heredera que se muere en v¨ªsperas de la boda. Ali¨¢ndose fatalmente con criaturas perniciosas, Norrell la revive, y la chica resplandece en los bailes, donde las se?oritas resucitadas tienen mucho ¨¦xito. Esta magia parece tan posible como la novela de Susanna Clarke, que consigue encantar al lector para que acepte lo que la cuentista le va contando. Entonces, para que se cumpla una profec¨ªa, se presenta en la fiesta un nuevo mago, mucho m¨¢s joven que Norrell, un disc¨ªpulo, Jonathan Strange. Ya son dos para servir a la patria. Mientras la novia de ultratumba baila, Norrell se dedica al bloqueo de los puertos franceses con buques de guerra hechos de lluvia. Y pronto Strange combatir¨¢ a las ¨®rdenes de Lord Wellington, contra el franc¨¦s, en Espa?a y Portugal. Prosiguiendo su avance por caminos prodigiosos, el mago construye en la incivilizada pen¨ªnsula Ib¨¦rica de 1810 carreteras inglesas que aparecen una hora antes de que marche el primer regimiento ingl¨¦s y desaparecen una hora despu¨¦s del paso del ¨²ltimo soldado. La magia, como la medicina, adelanta mucho en las guerras. Gracias a Strange, especialista en el desplazamiento estrat¨¦gico de plazas fuertes, Pamplona se encuentra hoy diez millas al sur de donde estaba antes de que el mago pasara por all¨ª. Tambi¨¦n tiene su utilidad la magia en el interrogatorio de prisioneros. Norrell le saca informaci¨®n a una sirena, mascar¨®n de proa de un barco franc¨¦s, y Strange se las entiende con los cad¨¢veres de unos napolitanos napole¨®nicos. Goya pint¨® en Madrid a estos muertos vivientes en compa?¨ªa de Strange, que pronto estar¨¢ en Waterloo, donde cenar¨¢ con Wellington en un comedor lleno de sillas vac¨ªas que se han quedado esperando a los ca¨ªdos en la batalla. Y, porque la guerra ense?a a pensar y actuar con independencia, Strange romper¨¢ inmediatamente con su maestro Norrell, y la historia se convertir¨¢ en un drama de rivalidad entre maestros y disc¨ªpulos, entre amigos, que mantienen adem¨¢s hondas discrepancias sobre los efectos de la tradici¨®n en su arte, y son azuzados sin fin por caprichosos seres sobrenaturales.
JONATHAN STRANGE Y EL SE?OR NORRELL
Susanne Clarke
Traducci¨®n de Ana Mar¨ªa
de la Fuente
Salamandra. Barcelona, 2005
795 p¨¢ginas. 23,20 euros
Muere la mujer de Strange, o
eso parece, y el mago se ve en Venecia, y all¨ª coincidir¨¢ con Lord Byron, seg¨²n las cartas del poeta que cita Susanna Clarke en sus notas a pie de p¨¢gina sobre libros y biograf¨ªas de magos e individuos m¨¢s o menos anodinos tocados por la magia en alg¨²n momento de su vida. Los estados de encantamiento son imprevisiblemente ricos en peripecias, y hay saltos de nivel de realidad como en un videojuego cuya pantalla fueran los espejos de cualquier casa, y yo dir¨ªa que las aventuras de Strange y Norrell continuar¨¢n en el futuro. El juego de Clarke, muy bien traducido por Ana Mar¨ªa de la Fuente, suma tres nostalgias: la nostalgia de las viejas creencias, la nostalgia de los viejos tiempos razonables y rom¨¢nticos, y la nostalgia de la gran literatura decimon¨®nica.
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