Qu¨¦ habr¨¢ sido del compa?ero de clase que quer¨ªa ser presidente del Gobierno

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Entiendo a Payton, el protagonista de The Politician (Netflix), porque en mi clase del instituto tambi¨¦n hab¨ªa un chico que quer¨ªa ser presidente del Gobierno. Lo pon¨ªa hasta en las fichas del orientador en las que explic¨¢bamos qu¨¦ carrera nos gustar¨ªa estudiar: cualquiera que sirva para llegar antes a la presidencia del Gobierno. A todos nos parec¨ªa la suya una pretensi¨®n cutre y rid¨ªcula. Qu¨¦ sue?o de bajura, pens¨¢bamos, con la de cosas bonitas que se pueden ser en esta vida.

Al principio cre¨ª que no entend¨ªa The Politician porque tampoco entend¨ª a mi compa?ero, como tampoco entiendo a los pol¨ªticos en general. Yo veo a Mart¨ªnez Almeida hablando de Notre Dame a un grupo de ni?os y no s¨¦ qu¨¦ carajo estoy viendo. La mitad de las veces no s¨¦ lo que dicen ni por qu¨¦ lo dicen ni a qui¨¦n se lo dicen. Para m¨ª, las campa?as solo adquieren algo de sentido como parodia de s¨ª mismas, por eso cre¨ªa que The Politician, una parodia de las ambiciones desbocadas de un pardillo que quiere ser presidente y ensaya siendo presidente de su clase del insti, promet¨ªa. Pero no. ?He visto ya demasiadas parodias y campa?as electorales y por eso no me hace ninguna gracia?, pens¨¦.

El problema no era el contenido, sino la est¨¦tica. Ryan Murphy es el autor de algunas de las series m¨¢s satinadas, empalagosas y subidas de tonos pastel de los ¨²ltimos a?os. Aplicar su barniz saturado de brilli-brilli a la parodia pol¨ªtica, que pide por su naturaleza algo de procacidad y mala leche, se me atraganta como la puesta en escena de un mitin. Por eso me acord¨¦ de mi compa?ero presidenciable de instituto. Pensaba en ¨¦l mientras los minutos de la serie se arrastraban lent¨ªsimos hacia los cr¨¦ditos finales. ?D¨®nde estar¨¢? ?En qu¨¦ cap¨ªtulo se quebr¨® su carrera a la Moncloa?