Jes¨²s Abad Colorado: ¡°Mis fotograf¨ªas tienen que generar reflexi¨®n, no sed de venganza¡±
La Fundaci¨®n Gabo reconoce la excelencia del fot¨®grafo que mejor ha retratado el conflicto armado en Colombia. ¡°El cristo de Bojay¨¢ es nuestro Guernica¡±, asegura el reportero durante el festival

Jes¨²s Abad Colorado (Medell¨ªn, 1967) ha recorrido incansablemente Colombia para documentar el sufrimiento de las v¨ªctimas de la guerra, pero tambi¨¦n toma fotograf¨ªas de cielos estrellados. Lo hizo el 6 de diciembre de 2015 en Bojay¨¢, cuando la exguerrilla de las FARC ¡ªhoy desarmada y convertida en partido pol¨ªtico¡ª fue a pedirles perd¨®n a los sobrevivientes de un ataque a una iglesia que dej¨® 79 muertos de 2002. Es su forma de mantener la esperanza despu¨¦s de haber sido testigo de tanto dolor.
El reputado fot¨®grafo antioque?o convirti¨® al cristo mutilado de ese pueblo del departamento del Choc¨® en s¨ªmbolo de la tragedia de un pa¨ªs. Sus im¨¢genes han sido una de las mayores aportaciones a la memoria del conflicto armado. Incluso han ayudado a esclarecer episodios de la barbarie, como aquella que evidenci¨® que los paramilitares le se?alaban al Ej¨¦rcito a qui¨¦n detener en una comuna de Medell¨ªn.
El Festival Gabo?premi¨® este jueves su trayectoria con el reconocimiento a la excelencia, la primera ocasi¨®n en que es otorgado a un fotorreportero. ¡°El cristo de Bojay¨¢ que es de alguna forma nuestro Guernica¡±, declar¨® Colorado en un emotivo discurso al recibir el premio, acompa?ado de algunos protagonistas de sus fotograf¨ªas, como Domingo Chal¨¢ Valencia, un cantante de vallenatos que fue el sepulturero de esa masacre.
Hijo de campesinos v¨ªctimas de la violencia, Colorado, como todos lo conocen, suele hablar con met¨¢foras del campo como una manera de honrar sus or¨ªgenes y acercarse a la naturaleza. ¡°Seguramente yo ser¨ªa un campesino si hubiera nacido en un pa¨ªs en paz. La guerra nos sac¨® a la ciudad¡±, dice en una entrevista con EL PA?S. El reconocimiento de la Fundaci¨®n Gabo se suma a la exhibici¨®n de El Testigo, un documental en el que se reencuentra con algunas de las personas que ha retratado, y a una exposici¨®n de m¨¢s de 500 de sus fotograf¨ªas en el Claustro de San Agust¨ªn, en el coraz¨®n de Bogot¨¢, que se inaugur¨® hace casi un a?o.

Pregunta. ?Por qu¨¦ suele volver a los escenarios de sucesos dolorosos donde retrat¨® v¨ªctimas?
Respuesta. Porque yo nunca he pensado el periodismo como espect¨¢culo, como chiva [primicia]. Siempre siento que estoy viendo lo que vivi¨® mi familia en el desplazamiento y en el dolor. Y uno quiere saber qu¨¦ pas¨® con la gente. Yo he visto mucha gente enterrada en las monta?as. S¨¦ que muchos van al fondo del r¨ªo, o en el caso del Pac¨ªfico colombiano ah¨ª est¨¢n, en el mar, en Buenaventura o en Tumaco. Esa es la guerra. Yo vuelvo para buscar la vida. No me puedo quedar solamente con una fotograf¨ªa del dolor. Son im¨¢genes que nos tienen que marcar, pero deben servir para generar reflexi¨®n.
P. Usted rechaz¨® ofertas para documentar otros conflictos. ?Por qu¨¦ se qued¨® siempre con el colombiano?
R. Uno pod¨ªa pensar en la humanidad, en la tierra como la casa de todos. Lo que pasa en cualquier lugar deber¨ªa afectarnos. Pero yo he trabajado en este pa¨ªs porque es el que he caminado, de donde soy, donde tengo mi ra¨ªz. Yo no soy reportero de guerra. Mucho menos quiero formar parte de un club, que llaman el Bang-Bang, de fot¨®grafos que recorren el mundo buscando guerras. Es desde aqu¨ª donde yo he contado la historia de los afros y de los ind¨ªgenas, de las poblaciones mestizas, de los mismos desplazados, despojados, humillados, ofendidos. Para m¨ª las fotograf¨ªas son una forma de contar la historia, de escribirla, porque la vi. No pasan por el ojo y el dedo, las im¨¢genes est¨¢n en la consciencia, y tienen que generar una reflexi¨®n, no sed de venganza. Yo tengo ojos para ver la vida.
P. El Testigo es la exposici¨®n m¨¢s visitada de Colombia y el documental se ha visto en todo el continente. ?Qu¨¦ han significado para usted?
R. Eran una urgencia. Cuando se dieron las elecciones presidenciales y gan¨® la opci¨®n que quer¨ªa acabar con el proceso de paz, pens¨¦ que era el momento de hacerlo. Yo siempre le voy a apostar a la paz. El documental ven¨ªa caminando desde el 2017 y yo siempre le hab¨ªa huido a los documentales sobre mi trabajo, pero tuvo que ver una pregunta que siempre me hac¨ªa mi padre. ?l hab¨ªa sufrido la guerra, sab¨ªa lo que era y siempre me dec¨ªa: ¡°Bueno, ?ustedes que est¨¢n haciendo para que no se repita?¡±. ?l era un aliento constante. Al tener la esperanza de la paz uno no est¨¢ pensando en la llegada de guerrilleros al Congreso, sino en los campesinos que, como mi pap¨¢, tuvieron que huir con sus gallinas, sus vacas, dejar su ma¨ªz, y llegaron a las ciudades a mendigar un empleo. La tierra est¨¢ en el centro de la guerra en Colombia.

P. ?Eso es lo que agita los tambores de guerra que a¨²n suenan en Colombia?
R. Eso y tambi¨¦n que existe un combustible que es el narcotr¨¢fico, que atraviesa varios pa¨ªses y alimenta distintos ej¨¦rcitos que son integrados por los mismos de siempre, los m¨¢s pobres. Pero hay otros que la financian. No solamente los fabricantes de armas se enriquecen con la guerra. Solo basta con mirar en manos de qui¨¦n est¨¢n los territorios de las zonas desplazadas de los a?os 90 en Colombia.
P. ?Qu¨¦ se puede hacer entonces para salir de este c¨ªrculo?
R. Mientras la ¨¦tica no sea el principal factor de educaci¨®n de este pa¨ªs es dif¨ªcil. Hay que educar desde la humanidad para que nos reconozcamos desde la diversidad. Lastimosamente, no es la ¨¦tica lo que nos atraviesa. Hay muchas personas que quieren dirigir este pa¨ªs transmiti¨¦ndonos el odio que tienen en sus corazones. Ese odio que se transmite a trav¨¦s de los micr¨®fonos o de tuits y que los periodistas volvemos una gran noticia, en el campo colombiano se traduce en bala, en muertos. Y ya sabemos qui¨¦nes los van a poner. Tambi¨¦n sabemos qui¨¦nes quieren las tierras. Este pa¨ªs es riqueza y no hemos tenido liderazgos que nos hagan entenderlo. No pienso en izquierdas o derechas, pienso en gente con humanidad, que sean ¨¦ticos y que rodeemos como sociedad.
P. ?Qu¨¦ papel juegan los periodistas en ese cambio? ?S¨ª caminan con las v¨ªctimas?
R. Los periodistas hoy no estamos caminando el pa¨ªs. Cuando lo hicimos fue para hablar de la guerra y con l¨ªderes pol¨ªticos y comandantes militares de distintos grupos, pero nos demoramos mucho en contar qui¨¦nes eran los perdedores, las v¨ªctimas. Tratamos de recuperarlo durante el proceso de paz, pero no ha sido suficiente.
P. Y en medio de eso, la crisis de los medios.
R. S¨ª. Los grandes conglomerados econ¨®micos deben apuntarle a la construcci¨®n de la democracia y eso se logra con buenos periodistas, no sac¨¢ndolos o cerrando los espacios. Yo conf¨ªo en la palabra, en el trabajo que hacemos los periodistas cuando tenemos el coraz¨®n y el alma bien puestas. Y les aseguro que somos muchos. En Colombia somos un laboratorio para la guerra, pero muchos le seguimos apostando a que seamos un laboratorio para la paz. Estamos cansados, ?qu¨¦ m¨¢s sigue despu¨¦s de ver tantos dolores en este pa¨ªs? Hay que pensar tambi¨¦n en la esperanza.
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