As¨ª ha sido el nuevo ¡®Pasapalabra¡¯: preg¨²ntame despacio que tengo prisa

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Al final, a Pasapalabra le ha sucedido un poco como a UPyD. Estaba muy cerca de otro programa llamado S¨¢lvame ¨Co Ciudadanos, para el caso-, que se emit¨ªa antes de ¨¦l en la misma cadena. Metaf¨ªsicamente les separaban bastantes cosas, pero tambi¨¦n es verdad que, como estos partidos pol¨ªticos, ambos programas compart¨ªan muchos de sus espectadores (votantes). Y como sucedi¨® en el arco parlamentario espa?ol, los ruidosos Ciudadanos (S¨¢lvame) terminaron, no sin requiebros est¨¦ticos e ideol¨®gicos (ll¨¢melo banana), ocupando y ampliando el espacio de los tibios UPYD (Pasapalabra).

Ahora, como probablemente suceder¨¢ el 10 de noviembre, cuando quien vote a un partido estar¨¢ votando al otro (se presentan a las elecciones juntos), S¨¢lvame ha engullido a Pasapalabra, o al menos, a la nueva reencarnaci¨®n del concurso familiar. Se llama El Tir¨®n y es parte de S¨¢lvame Banana. ?Un poco l¨ªo? Bienvenido a la pol¨ªtica y a la televisi¨®n espa?olas.

Sobre las nueve menos cuarto, despu¨¦s de un buen rato atizando a la pobre Irene Junquera por su papel en GH VIP y algo m¨¢s -ellos sabr¨¢n a veces de qu¨¦ y en qu¨¦ hablan- que durmi¨® al espectador y a parte de la amplia alineaci¨®n de S¨¢lvame, apareci¨® en el plat¨® Christian G¨¢lvez junto a los dos ¨²ltimos concursantes de Pasapalabra. Como los grandes de la pol¨ªtica espa?ola, el presentador entr¨® en escena prometiendo dinero. En este caso, 50.000 euros. Con Rafa y Orestes, muchas preguntas y alguna explicaci¨®n arranc¨® el tema. Como no pod¨ªa ser de otra manera, la primera pregunta fallada tuvo que ver con Catalu?a. Y luego, bueno, la cosa empez¨® a a fluir como un programa cl¨¢sico de preguntas y respuestas no excesivamente elaborado.

El elemento fascinante de Pasapalabra, aquel que consist¨ªa en formular algunas cuestiones especialmente peliagudas que fascinaban al espectador porque le resultaban extraterrestres, aqu¨ª no ha aparecido. Lo que s¨ª se mantuvo fue el elemento de los segundos ganados de Pasapalabra, que sirve para compensar con aritm¨¦tica todo a lo que el ingenio no alcanza. G¨¢lvez fue, fase a fase, volviendo a narrar el mecanismo del programa, no fuera a ser que alguien pensara que esto se lo hab¨ªa sacado alguien de la chistera a toda pastilla mientras viajaba en taxi hacia una reuni¨®n importante.

El concurso, a falta de formato, se sustenta en las formas de G¨¢lvez. Escucharle preguntar cosas a toda pastilla retrotrae inmediatamente a Pasapalabra, y solo con eso est¨¢ casi todo el trabajo hecho. En los albores de la emisi¨®n, uno de los concursantes hizo incluso amago de querer utilizar algo parecido a una estrategia, pero m¨¢s que sorprender, lo que logr¨® es confundir. Sin invitados que una vez fueron famosos, sin formatos juguetones y sin ese elemento de pausa y de desarrollo previsible que hac¨ªa tan c¨®modo ver Pasapalabra, esto resulta algo terriblemente rutinario. Y casi sin saber c¨®mo, tras apenas 20 minutos, el programa termin¨®, ambos concursantes ganaron y se les emplaz¨® a volver el pr¨®ximo d¨ªa a luchar por hacerse con 55.000 euros.

Si alguien en ITV lo ha visto, es muy probable que, por piedad y en un ¨²ltimo de acto de fraternidad con sus anta?o hermanos europeos, permita que se recupere Pasapalabra. Lo contrario ser¨ªa un Brexit excesivamente duro.