El Salinger ¨ªntimo se descubre en Nueva York
Una exposici¨®n en la Biblioteca P¨²blica de la ciudad saca a la luz material privado y manuscritos del autor de 'El guardi¨¢n entre el centeno'

El pasado viernes, sin ninguna ceremonia de inauguraci¨®n, se abri¨® al p¨²blico en la Wachenheim Gallery de la Biblioteca P¨²blica de Nueva York la muestra titulada?JD Salinger, que se podr¨¢ visitar hasta el pr¨®ximo 19 de enero. La iniciativa forma parte de las actividades conmemorativas del centenario del nacimiento del escritor que se celebra este a?o. A lo largo de 2019, el JD Salinger Literary Trust ha dado luz verde por primera vez en d¨¦cadas a la aparici¨®n de nuevas ediciones de los cuatro libros que se publicaron en vida del autor neoyorquino:?El guardi¨¢n entre el centeno, Franny and Zooey, Nueve historias y Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour, una introducci¨®n. Desde que en la d¨¦cada de los sesenta Salinger tom¨® la tajante decisi¨®n de no volver a publicar jam¨¢s, el inter¨¦s por su obra no ha dejado de crecer, a?adiendo incesantemente nuevas generaciones de lectores que consumen sus escritos con avidez. Aunque no quiso que lo que hac¨ªa llegara al p¨²blico, a lo largo de casi medio siglo, Salinger se dedic¨® obsesivamente a escribir. Sabiendo que era as¨ª, el inter¨¦s de sus millones de fans por conocer la naturaleza de sus escritos ha alcanzado extremos de paroxismo, pero la inquebrantable decisi¨®n del autor de no darlos a conocer hasta despu¨¦s de su muerte ha condenado a sus lectores a conformarse con el exiguo corpus sobre el que descansa su formidable reputaci¨®n.
La ma?ana anterior a la apertura de la muestra el ¨²nico individuo que se encuentra en la sala es quien la hizo posible, Matt Salinger, uno de los dos hijos del escritor, sobre quien descansa la responsabilidad de hacer llegar al p¨²blico alg¨²n d¨ªa la ingente obra in¨¦dita de su padre. Por el momento no es posible saber cu¨¢ndo finalizar¨¢ el complej¨ªsimo proceso de digitalizaci¨®n del archivo secreto de J. D. Salinger, iniciado poco despu¨¦s de su muerte en 2010 en Cornish (New Hampshire), aunque a¨²n tardar¨¢ a?os. En este sentido, aunque la muestra de la Biblioteca P¨²blica es de un inter¨¦s extraordinario por el sutil acercamiento que permite a la vida del escritor, no ofrece ning¨²n adelanto. No hay textos in¨¦ditos de las novelas y cuentos que se sabe que existen, que es lo que sus fans desear¨ªan ver, pero s¨ª una considerable cantidad y variedad de objetos personales, art¨ªculos y documentos jam¨¢s expuestos con anterioridad.
El espacio de la sala es adecuadamente ¨ªntimo. A lo largo de la parte superior de las cuatro paredes hay un estante continuo que alberga traducciones de las obras de Salinger a medio centenar de idiomas. El resto de la muestra lo integran m¨¢s de 200 objetos que logran configurar un retrato intermitente y bastante certero de la personalidad del escritor. Muchos de ellos son de inter¨¦s fetichista, como la m¨¢quina de escribir Royal, una de las dos que utilizaba, sus cuadernos y agendas personales, pipas de tabaco, gafas, un llavero que en lugar de llaves acumula un racimo de notas min¨²sculas o un cuenco de metal que elabor¨® a los 9 a?os del que nunca quiso desprenderse. Su pasi¨®n por el cine la evidencian las pel¨ªculas de los hermanos Marx, a los que era muy aficionado, o el venerable proyector de cine que usaba para ver filmes por la noche con su familia. La exposici¨®n incluye una selecci¨®n de fotos de car¨¢cter ¨ªntimo que nos permiten vislumbrar al Salinger que se ocultaba a la vista p¨²blica en su entorno familiar. Matt muestra con particular orgullo las fotos en las que un anciano Salinger juega con sus nietos, sonriendo abiertamente.

En el centro de la sala hay unos estantes en los que se acumulan los libros que el escritor guardaba en su dormitorio al final de su vida. Entre ellos figuran novelas de Agatha Christie y Simenon, historias de Sherlock Holmes, una antolog¨ªa de historias de detectives de la editorial Oxford, obras de Colette, Chejov y Turgueniev, una biograf¨ªa de Hitler y una numerosa representaci¨®n de libros relacionados con la m¨ªstica oriental, as¨ª como tratados de medicina, homeopat¨ªa y acupuntura.
Adem¨¢s de ejemplares de las primeras ediciones de las obras de Salinger, se pueden ver cartas que permiten acercarse a episodios relevantes de su vida. Entre ellas destacan las que intercambi¨® con sus editores y las que recibi¨® de personalidades literarias como William Maxwell, o Ernest Hemingway. Una de las aportaciones m¨¢s valiosas de la exposici¨®n son los diarios espirituales, peque?os cuadernos en los que Salinger anotaba citas y reflexiones que evidencian su extraordinario inter¨¦s por textos m¨ªsticos, como Los Vedas.

De particular inter¨¦s es la secci¨®n dedicada a los manuscritos originales de sus obras. Un borrador de?Franny and Zooey lleva el t¨ªtulo deliberadamente jocoso de Ivanoff el Terrible: drama c¨®mico y ontol¨®gico, acompa?ado de un poco de m¨²sica matutina. Este manuscrito, de cuya existencia se sab¨ªa, ha dado lugar a especulaciones, como la posibilidad de que el t¨ªtulo de?Ivanoff fuera en realidad el de una obra aparte que jam¨¢s lleg¨® a publicarse. Uno de los objetos de m¨¢s valor es el manuscrito original de?El guardi¨¢n entre el centeno, que aparece junto a los rollos de las galeradas revisadas por ¨¦l. Lo m¨¢s revelador de la muestra posiblemente sea el conmovedor alegato que Salinger redact¨® en 1982 como parte de una querella legal que present¨®. Comienza as¨ª: ¡°Soy escritor profesional de novelas y relatos. Escribo ¨²nica y exclusivamente ficci¨®n. Vivo y trabajo en una zona rural de New Hampshire desde hace m¨¢s de treinta a?os con mis dos hijos, que han crecido aqu¨ª¡ Escribo ficci¨®n de manera apasionada, con determinaci¨®n fija, de manera insaciable, desde que ten¨ªa 15 a?os¡ Me produce gran alegr¨ªa imaginar que, antes o despu¨¦s, el producto acabado de lo que escribo llegar¨¢ bien al lector ideal, est¨¦ vivo, muerto o no haya nacido a¨²n, sea hombre o mujer o tal vez ninguna de las dos cosas¡±.
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