La BBC, Dr¨¢cula y el Brexit
Una de las lecturas m¨¢s recurrentes de la historia de Bram Stoker es que representa el miedo de la sociedad victoriana hacia el extranjero
A pocos d¨ªas (se supone) del Brexit, la BBC ha lanzado el tr¨¢iler de Dr¨¢cula, miniserie de tres cap¨ªtulos. El anuncio salpica tant¨ªsima sangre y se recrea tanto en lo gore que puede revolverle el desayuno al forense m¨¢s c¨ªnico, y yo lo agradezco: desde que Francis Ford Coppola quiso transformar la novela de Bram Stoker en una historia de amor, echaba de menos el canguelo. Sobraban corazones de los que palpitan por el amado y faltaban corazones de los que se arrancan del pecho a mordiscos, que est¨¢bamos a dos adaptaciones de convertir a Dr¨¢cula en un vegano amigo de Greta Thunberg.
Que la BBC recupere la versi¨®n m¨¢s monstruosa y genuinamente aterradora del vampiro en v¨ªsperas del Brexit solo puede deberse a una casualidad maravillosa o al fin¨ªsimo sentido del humor ingl¨¦s, pues una de las lecturas m¨¢s recurrentes de Dr¨¢cula es que representa el miedo de la sociedad victoriana hacia el extranjero. El vampiro es un inmigrante ilegal que llega desde Transilvania escondido en la bodega de un barco, y sus costumbres b¨¢rbaras (esa molesta man¨ªa de beber sangre humana) suponen una amenaza para la civilizaci¨®n brit¨¢nica. Adem¨¢s, es Jonathan Harker, un abogado (es decir, uno de esos picapleitos estirados, precursor de los bur¨®cratas de Bruselas), quien facilita que entre en el pa¨ªs.
"Try and stay calm. You're doing very well.¡± ?#Dracula is a chilling new series from the creators of Sherlock ¨C coming soon to @BBCOne and @BBCiPlayer. pic.twitter.com/I32ZZntu4e
— BBC One (@BBCOne) October 27, 2019
La novela de Bram Stoker tuvo mucho ¨¦xito desde su publicaci¨®n, en 1897, y fue adaptada al teatro mucho antes que al cine. Gust¨®, ha gustado y sigue gustando porque cada cual percibe en ella su propio apocalipsis. El vampiro trae el fin del mundo, y ese fin del mundo puede significar cosas muy distintas. Para el racista, los extranjeros. Para el moralista, la depravaci¨®n. Para el europe¨ªsta, Boris Johnson. Cada cual tiene su Dr¨¢cula, pero tiene que ser monstruoso, no un caballero enamorado y ?o?o como el de Coppola.
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