¡®ETA, el final del silencio¡¯: En carne viva
¡®Zubiak¡¯ inicia en Movistar + una serie de Jon Sistiaga sobre ETA que despliega m¨²ltiples voces de los que ejecutaron y padecieron el terror

Dec¨ªa el escritor Francisco Ayala que ¡°no hay en verdad ning¨²n hombre que posea memoria hist¨®rica¡± porque ¡°nadie recuerda ni puede recordar lo sucedido fuera del ¨¢mbito de su propia existencia¡±. Las cosas que pasan les ocurren a personas concretas. Y solo la memoria de esas personas es capaz de dar cuenta de c¨®mo se vivi¨® un acontecimiento determinado. Por ejemplo, uno de los asesinatos de ETA. El 29 de julio del a?o 2000, Juanmari Jauregi estaba en un bar de Tolosa cuando dos pistoleros de la organizaci¨®n terrorista le dispararon dos tiros en la nuca. Su esposa, Maixabel Lasa, recuerda que esa ma?ana al despedirse le cont¨® que hab¨ªa so?ado que lo mataban.
El jueves Movistar + estren¨® Zubiak, el documental dirigido y escrito por Jon Sistiaga y Alfonso Cort¨¦s-Cavanillas, que particip¨® en la secci¨®n Made in Spain del ¨²ltimo Festival de San Sebasti¨¢n y que sirve de p¨®rtico a la serie ETA, el final del silencio, que desarrolla en otros seis episodios m¨¢s, y ya de la mano del primero de ellos, esa compleja trama de dolor y furia y puro sinsentido que puso en marcha esa organizaci¨®n criminal. La palabra se convierte, al fin de cuentas, en el ¨²nico instrumento a trav¨¦s del cual se puede procurar coser unas heridas que el fanatismo de unos cuantos abri¨® de manera irreparable. Todo confluye en Zubiak para que en el ¨²ltimo trecho de la pel¨ªcula, y frente a frente, la esposa del que fue asesinado converse con uno de los que cometieron la vileza de matarlo. Maixabel le dice al exetarra Ibon Etxezarreta que son ellos, los que se han arrepentido, los mayores deslegitimadores del uso de la violencia. El camino contin¨²a. Queda mucho por hacer, llegan nuevas generaciones, habr¨¢ que explicar qu¨¦ pas¨®Y de eso va Zubiak,del anhelo de comprender y del af¨¢n de explicar c¨®mo lleg¨® a pasar lo que pas¨®. En el documental no hay tanto la voluntad de encontrar las claves hist¨®ricas y pol¨ªticas y sociales del terrorismo etarra, como de escuchar lo que ocurri¨® ah¨ª adentro, en el interior de los asesinos y de las v¨ªctimas. Por eso seguramente es especialmente revelador que se presente a muchos de los que hablan simplemente con el nombre de pila. No son ni los pol¨ªticos ni los periodistas ni los terroristas los que se explican: son Ibon, Maixabel, Mar¨ªa, Gemma, Carlos, Gorka, Jes¨²s, Xabier¡ los que toman la palabra. Hombres y mujeres, que rascan en sus memorias para intentar entender lo incomprensible. Aquella espiral de violencia, los tiros, la sangre, el miedo. El dolor infinito.
Hay una mesa en una sociedad gastron¨®mica, y platos, y vino y pan. Ibon le dice a Maixabel que perd¨®n no le ha pedido porque ¡°lo que hemos hecho es imperdonable¡±. Ella le contesta que no le puede decir si le perdona o no. Pero lo que se est¨¢ poniendo en escena en este episodio ¨ªntimo, al hilo de una conversaci¨®n, es lo que Ibon llama ¡°la ligaz¨®n¡±. El asesino est¨¢ para siempre vinculado a sus v¨ªctimas. Y el gesto de los que dieron el paso y se arrepintieron es el que abre, ah¨ª al fondo de ese camino que todav¨ªa queda por recorrer, una remota esperanza de conseguir, efectivamente, pasar p¨¢gina. Tu madre no ten¨ªa ni idea de d¨®nde estabas t¨², le comenta Maixabel a Ibon. Y tambi¨¦n le explica que prefiere ser la viuda de una v¨ªctima que la madre de un terrorista.
La historia de Ibon va ahora de poder rehacer su propia vida. De lo que habla la pel¨ªcula, y la serie, es del final de un largo silencio. ¡°Una cosa es reconocer a las v¨ªctimas y reparar los cr¨ªmenes¡±, escribi¨® el historiador Santos Juli¨¢, ¡°otra muy distinta instrumentalizar el pasado para conquistar no se sabe qu¨¦ clase de hegemon¨ªa con el prop¨®sito de imponer desde parlamentos y gobiernos un discurso hist¨®rico p¨²blico e institucional¡±. Maixabel le reconoce a Ibon su enorme valent¨ªa. Tiene raz¨®n. Sin esa enorme valent¨ªa ¡ª¡°nos equivocamos¡±, ¡°lo que hicimos estuvo mal desde el principio¡±¡ª no hay forma de salir del oscuro laberinto de odio y furor destructivo en el que ETA se sumergi¨® para envenenar a una sociedad entera. Ni odio ni rencor: ese camino que eligieron algunas de las v¨ªctimas es seguramente el ¨²nico camino.
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