Carlos Pardo: ¡°La envidia es uno de los grandes motores literarios¡±
El autor culmina su tercer libro, 'Lejos de Kakania', su tercera novela autobiogr¨¢fica
Uno abre Lejos de Kakania (Perif¨¦rica) y se encuentra un aviso, como ante un campo minado: ¡°Esto es una historia de ficci¨®n, pero el autor ha modificado algunos nombres por respeto a quien no querr¨ªa reconocerse en la impudicia de un personaje literario¡±. Ante algo as¨ª cabe preguntarse qu¨¦ puede escamar en esta, la tercera novela de Carlos Pardo ¡ªtras Vida de Pablo y El viaje a pie de Johann Sebastian, todas autobiogr¨¢ficas, todas a calz¨®n quitado¡ª, pero luego, entre las p¨¢ginas del libro, el Pardo personaje confiesa que lo que escribe lo escribe ¡°por venganza (¡) quer¨ªa demostrar que los poetas, adem¨¢s de tontos de remate, eran malas personas¡±, y las precauciones se van comprendiendo.
Si las anteriores novelas hab¨ªan supuesto un sacrificio en lo personal y familiar, esta a?ade una dimensi¨®n social: la del mundo (?mundillo?) literario que Pardo (Madrid, 44 a?os) ¡ªcr¨ªtico de Babelia, el suplemento cultural de este peri¨®dico¡ª tan bien conoci¨®: j¨®venes aspirantes a poetas que a finales de los 90 y principios de los 2000 empezaban a publicar mientras buscaban su voz literaria. Kakania es un t¨¦rmino acu?ado por Robert Musil para referirse al imperio austro-h¨²ngaro, un ap¨®cope de kaiserlich und k?niglich (imperial y real), y en esta novela hace referencia al n¨²cleo de la historia: la Centroeuropa que Pardo y su amigo Virgilio ¡ªambos poetas, ambos j¨®venes, ambos hambrientos de gloria y literatura¡ª recorren para sublimar su acercamiento, su amistad y su vocaci¨®n. Esa amistad, y sus rencillas, sus envidias y acercamientos, es el centro de una novela que va narrando ¡ªy desentra?ando¡ª a toda su generaci¨®n.
Pregunta. ?Cu¨¢l es la intenci¨®n final en lo personal con este libro?
Respuesta. Hay un an¨¢lisis de la amistad. Y de las sublimaciones: a trav¨¦s de la cultura, a trav¨¦s de todo lo que proyectamos en los amigos, que a veces no est¨¢ en ellos: los celos, las envidias¡
P. En la novela les cambia el nombre a varias personas reales.
R. Tampoco he cambiado mucho. La verdad es que no me interesaba hacer una novela chismosa sobre poetas.
P. ?Y cree que le ha salido una novela chismosa?
R. Las cosas se pueden hacer de muchas maneras. Una de las cosas que he intentado eludir es la novela en clave. Aunque muchos son poetas conocidos, intento escribir para que todos lo entiendan: no me interesa tanto que salga el nombre de un personaje sino su funci¨®n.
P. En lo personal, ?le ha supuesto sacrificios?
R. Siempre. Porque en este tipo de novelas uno no da la mejor imagen de s¨ª mismo. No soy ingenuo: los libros de este tipo tienen sus consecuencias. Pero forma parte de la pol¨ªtica de la literatura, son consecuencias que me interesa asumir. Me interesan los libros dispuestos a volcar problemas en el presente.
P. ?Est¨¢ entonces dispuesto a recibir el golpe?
R. Sin ninguna duda. Quien se dedica a la literatura tiene que saber encajar. Con los libros autobiogr¨¢ficos anteriores ha habido tensiones, sobre todo familiares. No todo el mundo quiere reconocerse en un ejercicio de sinceridad que nadie te ha pedido. Yo intento hacerlo con tacto, pero con honestidad, porque estos libros son necesarios.
P. ?D¨®nde est¨¢ hoy la ¡°generaci¨®n inexistente¡± de la que habla en el libro?
R. No s¨¦ si existe (risas). Lo cierto es que la poes¨ªa, al no tener capital econ¨®mico, s¨ª tiene ansia de gloria, de capital simb¨®lico. Ha asumido esa necesidad de perpetuarse generaci¨®n tras generaci¨®n¡ Pero yo no creo en las generaciones, porque en muchos casos la frustraci¨®n crea rivalidades entre los que son m¨¢s amigos tuyos. Somos incapaces de soportar el ¨¦xito de la gente cercana. Esa envidia de los que son iguales a nosotros es uno de los grandes motores de la literatura.
P. ?C¨®mo se lleva con Virgilio hoy?
R. ?Bien! (Risas). Pero, ?c¨®mo me llevar¨¦ ma?ana?¡ La literatura que me interesa es la que deja una herida abierta que paseas por el mundo.
P. El libro es un palo al avispero. Una forma de reactivar las cosas, ?no?
R. Es una buena imagen, la del avispero. Es una manera un poco retorcida de mantener viva la amistad.
P. Usted se atreve a hacer un cap¨ªtulo largo en verso, la parte del viaje a Kakania.
R. Son posibilidades que no deben negarse. Me parece pobre que sigamos escribiendo novelas que funcionan como peque?os mundos domesticados. Eso no me interesa mucho.
P. Si tuviera delante al usted de entonces, el de 2001 o 2002, ?qu¨¦ le dir¨ªa?
R. Si volviera, me dir¨ªa lo t¨ªpico: disfruta el momento. Aquellos fueron a?os previos a Internet: a?os de un aburrimiento sagrado. Hab¨ªa una relaci¨®n con el tiempo que ya ha desaparecido por completo. Durante los cinco a?os que he estado escribiendo esta novela he estado sin redes, viviendo en un tiempo anacr¨®nico. Y se disfruta de la vida con una profundidad que creo que se ha perdido por la urgencia. En ese sentido es un libro refractario a la actualidad, a esta especie de la cultura de la pol¨¦mica.
P. Y sin embargo puede crear pol¨¦mica.
R.?S¨ª, crear¨¢ su pol¨¦mica. Pero si alguien se pica es porque tiene poco callo. Como se suele decir, tiene dos cosas que hacer: picarse y despicarse.
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