Un pu?ado de libros oculto en el fondo de la biblioteca
La Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico rescata del olvido obras de autoras hispanoamericanas que fueron reconocidas en su ¨¦poca
La novela de la mexicana Luisa Josefina Hern¨¢ndez es hoy casi un producto fantasma. La escritora, nacida en 1928, es reconocida por sus obras de teatro, pero pocos se acuerdan de sus novelas, una de las cuales recibi¨® el premio Xavier Villaurrutia en 1982. A Ave Barrera, tambi¨¦n escritora mexicana, le recomendaron hace poco acercarse a ella con la lectura de El lugar donde crece la hierba, pero r¨¢pido supo que no ser¨ªa f¨¢cil encontrar ese libro. Por fin dio con una edici¨®n de 1956 en un fondo reservado de una biblioteca y su sorpresa fue may¨²scula: nadie, nunca, hab¨ªa hojeado, ni con hache ni sin ella, aquellas p¨¢ginas. Aquel ejemplar jam¨¢s tuvo un lector. ¡°El pegamento del lomo hab¨ªa cristalizado, el bloque de hojas color sepia estaba compacto y r¨ªgido, la ficha de pr¨¦stamo estaba en blanco¡±.
En ese olvido duerme hoy la obra de muchas mujeres, pero el af¨¢n de Ave Barrera hall¨® eco en el departamento de Publicaciones de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), que en unas semanas presentar¨¢ la colecci¨®n Vindictas con un parto qu¨ªntuple que incluye aquella novela sin lector de Luisa Josefina Hern¨¢ndez (Ciudad de M¨¦xico, 1928); Minotauromaquia, un libro de Tita Valencia?(Ciudad de M¨¦xico, 1938) que hizo mucho ruido en su ¨¦poca; De Ausencia, donde Mar¨ªa Luisa Mendoza (La China Mendoza, Guanajuato, 1930, Ciudad de M¨¦xico, 2018) da buena muestra de su imperio alocado, irreverente, excesivo. De Marcela del R¨ªo (Ciudad de M¨¦xico, 1932) se recupera La cripta del espejo, y de la argentina Tununa Mercado (Ciudad de C¨®rdoba, 1939) sale En estado de memoria.
¡°Las mujeres de esta generaci¨®n estaban persuadidas de que su obra no merec¨ªa la pena y algunas trataron de destruirla y otras se arrepent¨ªan de haberla dado a la imprenta. Rastrear los derechos de autor, en algunos casos, ha sido una tarea de detectives¡±, comenta la directora general de Publicaciones de la UNAM, Socorro Venegas. Cuenta, por ejemplo, el caso de Ana Mairena, cuyo nombre real era Asunci¨®n Izquierdo, oculto para no enfadar a su marido, un pol¨ªtico de ¨¦xito que se negaba a tener una esposa creativa. Mairena escribi¨® el relato de un crimen con machete y esa fue, curiosamente, la muerte que le esper¨® al matrimonio: un nieto acab¨® con sus vidas mientras dorm¨ªan. ?Y d¨®nde est¨¢n los derechos de la obra de Asunci¨®n Izquierdo? A saber. Andan buscando, quiz¨¢ los hered¨® el nieto encarcelado, aventura Socorro Venegas. Mairena cambiaba de pseud¨®nimo a medida que su marido descubr¨ªa que otra vez le estaba dando a la pluma. Aunque no se quejaba, le bastaba con ocultarse "para no molestar al se?or", s¨ª lament¨® tener que vivir su literatura a ciegas, sin poder relacionarse ni intercambiar opiniones con sus colegas de oficio. "El marido le tiraba la m¨¢quina de escribir por la ventana", asegura por tel¨¦fono Marcela del R¨ªo.
La UNAM imprimir¨¢ unos 2.000 ejemplares de cada novela, a unos 120 pesos (seis d¨®lares), una suma ajustada para un pa¨ªs donde los precios en las librer¨ªas superan con mucho lo que puede permitirse la mitad de la poblaci¨®n. Para la comunidad universitaria ser¨¢n a¨²n m¨¢s baratos. Cada ejemplar est¨¢ prologado por una escritora actual como la propia Ave Barrera o Claudina Domingo.
Tita Valencia (Ciudad de M¨¦xico, 1937) recibi¨® el volumen con su prosa po¨¦tica hace apenas una semana. Se abraz¨® a ¨¦l y admir¨® el dise?o de la portada que para toda la colecci¨®n ha elaborado la argentina Clarisa Moura. Eminente lectora y gran pianista, Valencia anda estos d¨ªas, despu¨¦s de d¨¦cadas fuera de su pa¨ªs, leyendo a mexicanos, como Ricardo Garibay. "Si hablas con Marcela dile que la quiero mucho, que la recuerdo con todo el coraz¨®n", pide a la periodista.
Marcela del R¨ªo (Ciudad de M¨¦xico, 1932) se recupera en Cuernavaca de un derrame sin perder el humor: "Ni el humor ni las ganas de vivir. El m¨¦dico me ha prometido mostrarme el v¨ªdeo de mi operaci¨®n, as¨ª que podr¨¦ ver mi cerebro, decirle, hola, c¨®mo est¨¢s, qu¨¦ gusto conocerte. Hay quienes me dicen que c¨®mo me atrevo. ?C¨®mo no? Yo quiero saber todo de m¨ª", bromea.
"Las mujeres no han dejado de escribir ni de luchar. Ahora no solo las respetan, tambi¨¦n las admiran. El movimiento de las mujeres ahora es muy vigoroso: se les apoya, reciben becas. La lucha ha durado muchos a?os, y no ha acabado... no. Todav¨ªa los libros de los escolares hablan de puros hombres y a las mujeres las juntan a varias en el ¨²ltimo cap¨ªtulo", dice Del R¨ªo, que se recuerda de joven yendo de editorial en editorial para publicar su novela. "No quer¨ªan, o me propon¨ªan que pagara por ello. Ni un centavo, les dije. Si no les interesa, pues nada".
Como a Marcela del R¨ªo, a varias de estas autoras que ahora rescata la UNAM las public¨® en su d¨ªa Joaqu¨ªn D¨ªez-Canedo Manteca en su emblem¨¢tica editorial Joaqu¨ªn Mortiz, un hombre con afinado olfato literario que dio a conocer al mundo la excelencia de las letras mexicanas. Su hijo, de igual nombre y oficio, habla hoy sobre algunas de aquellas mujeres: ¡°La China Mendoza quer¨ªa mucho a mi padre, era alocada, extravertida. Una vez lleg¨® a la casa a hacer un reportaje para la televisi¨®n. Se plant¨® en el vest¨ªbulo y dijo ¡®?aqu¨ª estoy, Joaqu¨ªn, pos¨¦eme, soy tuya!¡±. ¡°Era pura diversi¨®n. Creo que el mundo de la cultura la apart¨® porque era simpatizante del PRI¡±, opina D¨ªez-Canedo Flores.
Tambi¨¦n Tita Valencia pas¨® por Mortiz. Ella entreg¨® el manuscrito y al poco fue a recogerlo. Luego lo volvi¨® a llevar. ¡°Ya D¨ªez-Canedo me dijo: anda, Tita, firma este papel¡ Para que no volviera a arrepentirme¡±, r¨ªe. El libro obtuvo despu¨¦s el premio Villaurrutia, uno de los m¨¢s prestigiosos de las letras mexicanas. ¡°Ellas tuvieron ¨¦xito, creo que fue el boom [Garc¨ªa M¨¢rquez, Vargas Llosa, Cort¨¢zar, Carlos Fuentes], el que las hizo caer en el olvido¡±, sostiene D¨ªez-Canedo.
La colecci¨®n Vindictas, como ha sugerido el escritor y coordinador de Difusi¨®n Cultural de la UNAM Jorge Volpi, tendr¨¢ su continuaci¨®n con la b¨²squeda de otras autoras descatalogadas, ausentes en las librer¨ªas o escondidas en las bibliotecas. Y tambi¨¦n de otras disciplinas. Por ahora hay tres t¨ªtulos en las librer¨ªas de la UNAM (y en formato electr¨®nico) y a finales de noviembre estar¨¢n en el resto. Los otros dos saldr¨¢n en diciembre. Son obras ¡°de relevancia literaria y vigencia asombrosa¡±, que comparten una mirada: "Ellas viven el silencio como una herida, necesitan la escritura no solo para expresarse, tambi¨¦n para hacer visible un mundo opresivo, donde muchas veces la mirada masculina abarca y encierra, tortura y estigmatiza. Desde la intimidad de la memoria amorosa escribe Tita Valencia; desde el confinamiento, Luisa Josefina Hern¨¢ndez; desde el exilio como una experiencia devastadora, Tununa Mercado, y en la novela de Marcela del R¨ªo la reflexi¨®n sobre lo pol¨ªtico se vuelve personal. En su novela, La China Mendoza se distancia, pero al proponer un personaje femenino due?o de su vida, de su cuerpo, de su cuenta en el banco, nos dibuja un escenario al que todav¨ªa aspiran la mayor¨ªa de las mujeres, se?ala Venegas, tambi¨¦n escritora, cuyo ¨²ltimo libro de relatos se titula La memoria donde ard¨ªa (P¨¢ginas de Espuma)
"Al inicio, quiz¨¢ nos oblig¨¢bamos a leer a mujeres, pero ahora vamos de un feliz hallazgo en otro. Nos hemos dado cuenta de que solo hab¨ªamos comido la mitad del pastel. La literatura mexicana estaba incompleta. Y nos falta tanto por leer... Reivindicamos a estas mujeres, que deber¨ªan estar en todas las bibliotecas", dice Ave Barrera. Nunca debieron sufrir el horror de una ficha en blanco en la librer¨ªa: ni un solo lector.
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