Una torre de Babel de marfil
A Nabokov le entristec¨ªa esa ¡°degradaci¨®n que el personaje de Lolita hab¨ªa sufrido en la imaginaci¨®n del gran p¨²blico¡±
Al menos una entrevista forma parte de la historia de la literatura. Se la hizo Bernard Pivot a Vlad¨ªmir Nabokov, en su programa de televisi¨®n, Apostrophes, en mayo de 1975, y se ha publicado ahora en un libro de prosas sueltas, Think, Write, Speak, en una edici¨®n de Anastasia Toltoy y Brian Boyd. Boyd cont¨® la vida y los libros de Nabokov en los dos tomos de una biograf¨ªa que es de las mejores que pueden leerse de un escritor. A lo largo de la conversaci¨®n, Nabokov iba bebiendo una taza de t¨¦ que Pivot rellenaba de vez en cuando, no sin ceremonia, con una tetera. La tetera, cuenta Boyd, estaba llena de whisky. Preguntas y respuestas flu¨ªan con una agudeza admirable, sin duda avivada por el contenido de la tetera, y tambi¨¦n por el hecho de que Nabokov hab¨ªa sabido las preguntas con mucha antelaci¨®n y en realidad estaba leyendo las respuestas, escritas meticulosamente a l¨¢piz en esas fichas de cartulina que le gustaban tanto, y que en este caso quedaban mal que bien disimuladas por los libros dispuestos sobre la mesa del estudio. Le¨ªdas ahora, al cabo de tantos a?os, son muestras de brevedad resplandeciente de la prosa de Nabokov, animadas por un impulso de oralidad y hasta de ese humorismo esquinado que era tan suyo, y que en un momento dado le lleva a hacer una definici¨®n de lo que para ¨¦l es un novelista: ¡°Un feliz inquilino de una torre de Babel de marfil¡±.
Pero el coraz¨®n de la entrevista es de una seriedad absoluta, aleccionadora. Con desenvoltura algo c¨ªnica de intelectual franc¨¦s, Bernard Pivot le pregunta por Lolita, ¡°esa hija suya singular, ligeramente perversa¡±. La respuesta de Nabokov es tan contundente que parece que hubiera brotado de golpe en ese momento. ¡°Lolita no es una adolescente perversa. Es una pobre ni?a de la que han abusado, y sus sentidos nunca se despiertan bajo las caricias del inmundo Humbert Humbert¡±. Pivot, un lector tan entrenado, parece haber ca¨ªdo en la trampa que el personaje de Humbert tiende al lector desde el arranque mismo de la novela, la de confiar en ¨¦l, en su voz persuasiva y de apariencia sofisticada, en la que sin embargo hay tantas notas falsas, tantos indicios justo de lo que ese narrador quiere ocultar y no ver, hechiz¨¢ndonos mientras tanto con su palabrer¨ªa exquisita y depravada, que envuelve la cruda realidad de los hechos. Lolita es una ni?a de 12 a?os secuestrada y violada a lo largo de mucho tiempo por un hombre mucho mayor que ella. ¡°Es la imaginaci¨®n de este s¨¢tiro triste la que convierte en criatura m¨¢gica a una ni?a normal americana¡±, le dice Nabokov a Pivot: ¡°La n¨ªnfula no existe fuera de la mirada de maniaco de Humbert. Lolita la n¨ªnfula existe solo a trav¨¦s de la obsesi¨®n que destruye a H.?H.¡±.
A Nabokov le entristec¨ªa ese persistente malentendido, esa ¡°inepta degradaci¨®n que el personaje de Lolita hab¨ªa sufrido en la imaginaci¨®n del gran p¨²blico¡±. Parte de la culpa la ten¨ªa el modo en que las portadas de las ediciones internacionales ¡ªy tambi¨¦n la pel¨ªcula de Stanley Kubrick¡ª cambiaban su aspecto f¨ªsico y su edad, convirti¨¦ndola casi en una mujer plena. Quiz¨¢s hay cosas que el cine no puede hacer. Su visibilidad literal har¨ªa intolerable lo que la novela dice y lo que sugiere, la brutalidad del sometimiento sexual de una ni?a por un adulto mucho m¨¢s fuerte que ella, aunque no, ni de lejos, ese modelo de masculinidad entre animal y refinada que Humbert Humbert fantasea para s¨ª mismo, y que es tan inexistente como la Lolita perversa que le gusta imaginar, no se sabe si para eludir el remordimiento o para excitarse m¨¢s a¨²n, o las dos cosas mezcladas.
Nabokov le dice a Pivot que le gusta que en sus novelas haya, detr¨¢s de la historia principal, o al fondo, otra historia indicada que en realidad es igual de importante, y que act¨²a como contrapunto de la primera. En el interior de una novela ha de haber al menos otra novela. Como tantos otros lectores, en una ¨¦poca todav¨ªa reciente en la que una especie de ceguera colectiva escond¨ªa o tergiversaba el esc¨¢ndalo del abuso sexual, yo cre¨ª, en mis primeras lecturas de Lolita, que estaba leyendo sobre todo la novela del enamoramiento tr¨¢gico, pero en el fondo noble, de Humbert Humbert. Con el tiempo, y con la influencia de las lecturas de mujeres pr¨®ximas a m¨ª, fui prestando m¨¢s atenci¨®n, y fij¨¢ndome en detalles que antes no hab¨ªa advertido, y que no pueden ser del todo evidentes, porque llegan a nosotros en la voz misma de quien no quiere que se sepan. La novela de Humbert Humbert contiene otra novela opuesta que es la de Lolita, y tambi¨¦n la de la ni?a que tuvo otro nombre antes de que le fuera usurpado, Dolores Haze, y la de la mujer todav¨ªa demasiado joven y ya embarazada que vive en un paraje desolado de pobreza americana y que muere de parto bajo otro nombre que tampoco es el suyo, Dolly Schiller, o m¨¢s an¨®nimamente todav¨ªa, ¡°Mrs. Richard F. Schiller¡±.
Ese final est¨¢ en la segunda p¨¢gina del libro, y pasa inadvertido como los indicios de otras historias que son visibles y a la vez invisibles en los segundos planos de algunos cuadros antiguos. Es el final verdadero, m¨¢s triste a¨²n que el bien ostensible de Humbert Humbert. La identidad de la ni?a vulnerada y de la mujer joven que no ha podido sobrevivir queda tan ignorada como su tumba en un cementerio ¡°del m¨¢s remoto Noroeste¡±. Yo tard¨¦ varias lecturas en caer en ese detalle. La voz de Vlad¨ªmir Nabokov en esa entrevista de 1975 nos sorprende porque parece una voz de ahora mismo. Tantos a?os despu¨¦s, a¨²n quedan lectores que se las dan de agudos, y hasta de transgresores, defendiendo la presunta perversidad de Lolita, y de la propia Lolita, frente a una especie de nueva censura que quiere proscribirla. Ni una cosa ni la otra. Lolita, con todos sus extra?os destellos de humor, es sobre todo una novela trist¨ªsima. Se va volviendo m¨¢s triste, m¨¢s empapada de sensibilidad y respeto hacia el dolor y asco hacia el abuso, cada vez que uno vuelve a leerla.
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