El regreso del prestigio

Ciclot¨ªmico como suele ser el cine espa?ol, durante un tiempo se hart¨® de adaptar novelas de prestigio, principalmente en la ¨¦poca de Pilar Mir¨® al frente de la Direcci¨®n General de Cine. Eran los a?os ochenta y noventa, surgieron algunos grandes t¨ªtulos de la historia de nuestro cine y, como contrapartida, tambi¨¦n una cierta sensaci¨®n de impostura de lo art¨ªstico, de falso prestigio m¨¢s basado en el texto original que en los resultados narrativos y visuales.

Llegado el siglo XXI, y sobre todo esta segunda d¨¦cada, las novelas de prestigio empezaron a tener fama de veneno para la taquilla, y los productores, si acaso, fijaron su mirada en la literatura de aeropuerto y en los alicortos best sellers. Por eso es tan importante que en estos d¨ªas coincidan en la cartelera dos pel¨ªculas tan sorprendentes como Ventajas de viajar en tren e Intemperie, adaptaciones de dos grandes textos en principio inadaptables, y radicalmente alejados en tono y ambientes de la comodidad que se dice que busca el espectador contempor¨¢neo.

Sorprendente primera novela de Jes¨²s Carrasco, publicada en 2013, Intemperie entroncaba, por la ¨¦poca, el entorno y los personajes, con esa novela realista castellana de posguerra, recia y brutal, de violencia at¨¢vica y profunda miseria. Con una prosa menos brillante que la de Cela, Delibes y Aldecoa, de fraseo m¨¢s corto y directo, lo que podr¨ªa llevar a Cormac McCarthy, se configuraba como descendiente de obras como La familia de Pascual Duarte, Los santos inocentes y Con el viento solano, novelas adaptadas en tres soberbias pel¨ªculas de Ricardo Franco y Mario Camus, con las que Intemperie tiene evidentes paralelismos. Aunque con dos claras diferencias: la denuncia social era m¨¢s meridiana en esos tres libros, y m¨¢s simb¨®lica en el de Carrasco; y los personajes y las tramas de Intemperie apenas se desarrollaban, no hab¨ªa nombres, fechas ni lugares concretos, con la consiguiente dificultad para una traslaci¨®n cinematogr¨¢fica que han realizado, consecutivamente, los hermanos Pablo y Daniel Rem¨®n, excelentes cortometrajistas ambos, prestigioso dramaturgo y director teatral el segundo, y el propio director de la pel¨ªcula, Benito Zambrano.

Los Rem¨®n y Zambrano (complicado saber desde aqu¨ª lo que ha hecho cada uno) han concretado lugares (las aldeas, las cuevas y las tierras semides¨¦rticas grana¨ªnas), desarrollado personajes, aportado otros nuevos, detallado y cambiado a uno de los dos protagonistas (de viejo, a la mediana edad del pastor que interpreta Luis Tosar), y virado un tanto el papel del villano: de alguacil administrativo a capataz de latifundio, subrayando as¨ª la denuncia social m¨¢s que la pol¨ªtica. Un papel que ejecuta con odioso gesto huidizo de la sobreactuaci¨®n el magn¨ªfico Luis Callejo, y cuyo irracional empecinamiento en agarrar al ni?o protagonista escapado de sus tierras es expuesto por los guionistas con sutileza pero con claridad, algo que Carrasco hab¨ªa esbozado con a¨²n m¨¢s finura en apenas l¨ªnea y media de su novela, y en una palabra final de rotunda ambig¨¹edad.

Zambrano, como siempre en el director de Solas, se luce con la direcci¨®n de int¨¦rpretes (Tosar, Vicente Romero¡­), con menciones especiales para el impresionante cr¨ªo, Jaime L¨®pez, y para la fant¨¢stica Elisa L¨®pez Pinilla, la hermana peque?a, protagonistas ambos de la secuencia m¨¢s bella de la pel¨ªcula, y que adem¨¢s es inventada pues no est¨¢ en la novela. Con apuntes de g¨¦nero, de w¨¦stern, de thriller, de road movie, Intemperie es cruda y ¨¢spera, y solo se desdibuja un tanto en su parte final, cuando Zambrano filma con convicci¨®n y pulcritud acad¨¦mica su duelo final. Una secuencia que quiz¨¢ ped¨ªa a gritos la sequedad f¨ªlmica, la contundencia del instante, y no un desarrollo tan compuesto y tan organizado.