Hu¨¦rfanos

La hija de un ladr¨®n se sostiene sobre su sobrecogedora secuencia final. El peso de ese instante recae (como el de toda esta dura y delicada pel¨ªcula) en la pureza del rostro desconsolado de Greta Fern¨¢ndez, actriz que recibi¨® la Concha de Plata en el ¨²ltimo festival de San Sebasti¨¢n por su admirable interpretaci¨®n. Hasta ese momento, el espectador vive un viaje a lomos de la precariedad laboral y vital de una ni?a-madre en el cintur¨®n castigado de una gran ciudad espa?ola.?El lugar podr¨ªa ser cualquiera, pero es Barcelona, y la protagonista, la hija de una magreb¨ª ausente de la que no sabemos nada y de un no menos ausente padre espa?ol reci¨¦n salido de la c¨¢rcel. La protagonista sobrevive sin red aunque se define de forma casi obsesiva como ¡°una persona normal¡±.

?pera prima de Bel¨¦n Funes, La hija de un ladr¨®n bebe del mejor cine social europeo (y en especial de la ¨¢spera escuela inaugurada a finales de los a?os noventa por los hermanos Dardenne) para construir un drama austero que no juega a la sordidez porque no lo necesita. La violencia no es expl¨ªcita porque es constante, y Funes rechaza subrayar el dolor de un personaje que no tiene de nada pero lo da todo. Como cuando amorosa le corta las u?as a su beb¨¦ con sus propios dientes; cuando ba?a y habla a su hermano peque?o, cuando organiza su primera comuni¨®n o cuando se ducha desnuda con su beb¨¦ en brazos.

La mayor parte del tiempo la c¨¢mara se sit¨²a detr¨¢s del personaje principal, pis¨¢ndole los talones mientras recorre las calles desde su casa de acogida a sus precarios trabajos. Su pelo mal te?ido, sus trenzas y coletas nos gu¨ªan en su muda rutina. La dualidad del personaje es f¨ªsica: la fortaleza y determinaci¨®n de la nuca y la espalda frente a la vulnerabilidad del rostro de ni?a solitaria. La hija del ladr¨®n es una pel¨ªcula con personajes que no entienden de palabras, que se expresan y viven como pueden. Tiene sentido que la actriz y la directora pidiesen a Eduard Fern¨¢ndez, padre de Greta Fern¨¢ndez, interpretar a su progenitor tambi¨¦n en la ficci¨®n. No es solo porque sea un gran actor, es que bastan sus rasgos comunes para hacer a¨²n m¨¢s evidente el doloroso estado de orfandad que cuenta esta notable pel¨ªcula.