La revoluci¨®n minera de Zapico regresa bajo tierra
El dibujante analiza en el tercer tomo de su colosal novela gr¨¢fica 'La balada del norte' el fin de las revueltas en Asturias en 1934
Cuando una revoluci¨®n muere, nunca la entierran sola. En su sepelio, sucumben sue?os e ideales de quienes creyeron en ella. Tambi¨¦n se lloran las vidas que engull¨®. Y fallece, adem¨¢s, aquel otro mundo que durante un tiempo pareci¨® posible y no lo fue. Hay, en definitiva, razones de sobra para que Alfonso Zapico esparciera tintes de color cenizas y carb¨®n sobre su ¨²ltima novela gr¨¢fica. ¡°Se habla de la derrota, la tristeza, la decepci¨®n, la huida. Es el c¨®mic m¨¢s oscuro de los tres¡±, asegura el dibujante. Porque La balada del norte, su ambiciosa reconstrucci¨®n de las revueltas mineras en Asturias en 1934, tambi¨¦n se encamina hacia el final: ¡°Iba a ser un libro ¨²nico, pero me di cuenta de que era una historia poco conocida y el primer tomo solo lo ocup¨® el contexto. El segundo se centr¨® en la revoluci¨®n, y este tercero en su final. El cuarto contar¨¢ el desenlace para los personajes¡±. As¨ª, en 2021 ¡ªseg¨²n el plan previsto¡ª, el artista dejar¨¢ a sus espaldas una doble epopeya: la de quienes se sublevaron, hartos de que su existencia no valiera nada; y la de m¨¢s de 1.000 p¨¢ginas, letras y dibujos sobre la historia de su gente.
Zapico naci¨® justamente en Blimea, una aldea de la cuenca minera de Asturias, hace 38 a?os. Sus abuelos y su t¨ªo trabajaron picando bajo tierra, como muchos. O casi todos. ¡°Los hijos ah¨ª heredaban el oficio de sus padres durante generaciones. La m¨ªa fue la primera que sali¨® de la mina¡±, recuerda el dibujante. Los yacimientos daban el pan, pero tambi¨¦n quitaban la vida. Miles de mineros fallecieron en Asturias desde finales del siglo XIX; y los supervivientes marcharon una y otra vez para pedir condiciones de trabajo dignas. O, cuando menos, no infrahumanas. Sin embargo, poco a poco, muchas minas cerraron, algunas sufrieron derrumbes, y otras las prohibi¨® una directiva de la UE. ¡°De golpe, empez¨® a desaparecer esa sociedad tan extra?a y peculiar, esa forma de imaginar el mundo en colectivo, llena de solidaridad, donde nadie se conceb¨ªa sino en plural¡±, asevera Zapico. La balada del norte (Astiberri) acude tambi¨¦n al rescate de todo ello.
Aunque, en el tercer tomo, ya nada puede salvar la revoluci¨®n minera. La huelga que recorri¨® kil¨®metros, sum¨® el apoyo de los grandes sindicatos y encendi¨® miles de ¨¢nimos proletarios aqu¨ª se est¨¢ apagando. El teatro Campoamor de Oviedo ya no arde, mientras resuenan sobre todo los fusiles de la represi¨®n. La sangre, la lluvia, los grises y los silencios narran as¨ª, a lo largo de 240 p¨¢ginas, el cese de la batalla en Asturias y el comienzo de la fuga y las torturas. Aunque las vi?etas tambi¨¦n esbozan la Guerra Civil, que vendr¨ªa dos a?os despu¨¦s.
A Zapico no le importa entender de qui¨¦n fue la culpa. Ni siquiera est¨¢ claro que todo se pueda resumir en un reparto de responsabilidades. ¡°Preveo que, en esto como en todo, la opini¨®n espa?ola se dividir¨¢ en dos bandos irreconciliables. El de los que afirmar¨¢n que la poblaci¨®n minera de Asturias lanzada al movimiento es una horda de can¨ªbales y el de los que sostendr¨¢n que todo fue un juego de inocente criaturas o, a lo sumo, de cabezas alocadas y sin responsabilidad¡±, reza la cita del periodista Manuel Chaves Nogales que encabeza el libro. En la propia regi¨®n, seg¨²n el dibujante, hay visiones distintas. ¡°Incluso all¨ª a veces tampoco se conoce bien esta historia. D¨®nde nac¨ª yo, es un hecho ¨¦pico, con su mitolog¨ªa. Pero en Oviedo y otras partes se habla de ello como algo negativo, como la excusa que se aprovech¨® para dar pie a la Guerra Civil¡±, agrega Zapico.
El artista fundamenta sus palabras en una amplia documentaci¨®n. Ha viajado, le¨ªdo, estudiado. Y tambi¨¦n ha preguntado a quienes estuvieron ah¨ª. Tanto que ha integrado en los libros episodios y vivencias que los vecinos le han contado. ¡°La balada del norte recoge mucha memoria, que era lo que m¨¢s me interesaba. No hay que estar de acuerdo con lo que cuento, sino que simplemente es importante hablar de estos temas¡±, explica. Tambi¨¦n por eso La balada del norte se est¨¢ utilizando en varios colegios, no solo de Asturias. Tal vez, adem¨¢s, sirva para que las nuevas generaciones cultiven el recuerdo. O eso espera Zapico: ¡°Este pa¨ªs ha vivido 40 a?os en un silencio c¨®modo. Ahora hay una polarizaci¨®n enorme, la memoria se ha convertido en un campo de batalla¡±.
Eso s¨ª, sobre la historia real, Zapico ha dibujado tambi¨¦n elementos de ficci¨®n. Primero, escribi¨® un borrador. Luego, una suerte de guion teatral. Y solo entonces lo traslad¨® todo a las vi?etas. Con un estilo m¨¢s maduro, seg¨²n el mismo reconoce: ¡°Me he quitado un poco el complejo de tener que dar tanto texto¡±. El Premio Nacional de C¨®mic m¨¢s joven de Espa?a (por Dublin¨¦s, en 2012) se f¨ªa cada vez m¨¢s de sus l¨¢pices. No hacen falta decenas de palabras para explicar la derrota. Se pueden dibujar dos hombres que caminan. La lluvia. Y sus miradas, pegadas al suelo.
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