Jorge Drexler act¨²a en Israel y visita los territorios ocupados para tender puentes
El m¨²sico uruguayo, de origen jud¨ªo, hace escala en Tel Aviv por su gira 'Silente'
¡°Viv¨ª un a?o aqu¨ª, muy involucrado en el sentimiento de retorno", confiesa con mirada serena Jorge Drexler (Montevideo, 55 a?os) en el caf¨¦ del Hospicio Austriaco, un remanso en el bullicio de la ciudad vieja de Jerusal¨¦n. El cantante y compositor uruguayo visita Tierra Santa en el marco de la gira Silente, para actuar este viernes en Tel Aviv en su ¨²ltimo concierto de 2019. Est¨¢ solo en el escenario, pero acompa?ado de un gran trabajo escenogr¨¢fico, lum¨ªnico y sonoro.
Drexler ha consolidado su ¨¦xito internacional en los ¨²ltimos a?os, con una apuesta de peque?os conciertos en m¨²ltiples lugares. ¡°Es una guerra de guerrillas, en lugar de buscar el gran p¨²blico¡±, describe su estrategia. Sostiene que esta opci¨®n le otorga no solo cierto anonimato, sino tambi¨¦n m¨¢s rentabilidad. ¡°Paso por encima de los vaivenes econ¨®micos¡±, reconoce sin los miramientos que a veces acarrea la fama. El m¨²sico y compositor gan¨® un Oscar por la canci¨®n Al otro lado del r¨ªo, perteneciente a la pel¨ªcula Diarios de motocicleta.
Su viaje de vuelta a Tierra Santa est¨¢ cargado de recuerdos. De padre jud¨ªo y madre cristiana, cumpli¨® los 15 a?os en Israel, donde vivi¨® cuando su familia escapaba de la opresiva existencia bajo la dictadura uruguaya (1973-1985).
Drexler disecciona los hechos ¨Cquiz¨¢ por el peso de su formaci¨®n como m¨¦dico¨C y reserva la emoci¨®n para sus canciones. Recuerda los momentos m¨¢gicos de su adolescencia, como su primer beso, mientras deja escapar una sonrisa casi burlona. ¡°Siempre lo cuento cuando vengo aqu¨ª¡±. Era el a?o 1979 y acababan de firmarse los acuerdos de paz de Camp David entre Egipto e Israel. ¡°Las chicas se cambiaban delante de los chicos¡±, rememora sobre un periodo en el que, en su opini¨®n, se respiraba libertad en el Estado jud¨ªo y todav¨ªa la ¡°carcoma moral de la ocupaci¨®n no se hab¨ªa hecho con el pa¨ªs¡±.
Israel dej¨® en su trayectoria vital mucho m¨¢s que el amor por el piano, que se escapaba a tocar entre clase y clase. Una puntual actuaci¨®n en una sinagoga le vali¨® el t¨ªtulo err¨®neo de jaz¨¢n (director del canto lit¨²rgico) en su biograf¨ªa en Wikipedia. ¡°He tratado de corregirlo sin ¨¦xito varias veces¡±. Y tambi¨¦n le concedi¨® su canci¨®n Raquel, compuesta por el israel¨ª David Broza, gracias a la cual conoci¨® a su pareja, la cantante y actriz Leonor Watling. ¡°Ese tema me hizo una gran aportaci¨®n¡±, bromea.
Ganador de cinco premios Grammy, se muestra locuaz, aunque calibra sus palabras para describir los sentimientos encontrados de haber vivido en Israel. Un lugar en el que fue feliz y al que no puede dejar de volver, pero cuya pol¨ªtica no aprueba.
¡°El privilegio de la perspectiva solo se puede ejercer desde dentro¡±, explica para definir un viaje de regreso que no es solo de trabajo. Tambi¨¦n le sirve para referirse al movimiento propalestino de Boicot, Desinversi¨®n y Sanciones (BDS), que no suscribe. Drexler considera que no se puede permitir volver al Estado jud¨ªo dando la espalda a su historia. ¡°Yo me siento parte de lo que sucede aqu¨ª¡±.
¡°Mi vinculaci¨®n con Israel incluye el desacuerdo¡±, dice con el relato de la primera actividad programada en su agenda, tras aterrizar en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. Drexler visit¨®, por segunda vez desde 2013, la aldea palestina de Susya, en las colinas del sur de Cisjordania, donde le recibi¨® Nasser Nawaja, portavoz de una comunidad que vive bajo la permanente amenaza de demolici¨®n por el Ej¨¦rcito israel¨ª.
Susya se encuentra en la denominada ?rea C de Cisjordania, controlada seg¨²n los Acuerdos de Oslo por Israel. Sus vecinos, que poseen t¨ªtulos de propiedad sobre las tierras anteriores a 1948 ¨Cfecha de creaci¨®n del Estado de Israel-, viven actualmente en tiendas de campa?a, sin agua corriente ni electricidad. Drexler, que cant¨® rodeado de ni?os en una escuela, describ¨ªa la ¡°deshumanizaci¨®n de esa sociedad¡±, que va m¨¢s all¨¢ de la pobreza material.
En su recorrido tambi¨¦n hizo escala en Hebr¨®n. ¡°Esta ciudad es el resumen de todo lo que puede ir mal en la definici¨®n de la identificaci¨®n religiosa¡± y remarc¨® que la Mezquita de Ibrahim (la Tumba de los Patriarcas para el juda¨ªsmo) es un templo de la b¨ªblica ciudad de Abraham que deber¨ªa ser punto de uni¨®n y no de enfrentamiento entre culturas.
¡°En alg¨²n momento hay que tender puentes¡±. Por ello, asegura que pone el o¨ªdo con la misma atenci¨®n a la m¨²sica cl¨¢sica que a la que en un momento dado le pueda proponer su hija de ocho a?os. ¡°Lo aprend¨ª con los gitanos, que escuchan a sus ni?os¡±, se?ala al evocar su peripecia musical con la familia Carmona.
Antes de su actuaci¨®n en Tel Aviv, el compositor volvi¨® a cantar, esta vez en la escuela Mano a mano de Jerusal¨¦n, un colegio biling¨¹e al que asisten ni?os ¨¢rabes y jud¨ªos. Considera que sus familias participan en la realidad del otro, lo que podr¨ªa ser la semilla de un modelo de convivencia. Destaca, sin embargo, ¡°el contraste de tener acceso a una buena educaci¨®n¡±, a diferencia de los alumnos de Susya.
En Tierra Santa se volver¨¢ a escuchar su Milonga del moro jud¨ªo, una canci¨®n que hoy tiene tanta vigencia como ayer y con la que Drexler pone letra y m¨²sica a su idea de que todos somos de ning¨²n lado del todo y de todos lados un poco.
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