El MoMA abre la ¡®performance¡¯ a las masas
El MoMA inaugura su ampliaci¨®n con una retrospectiva dedicada a una voz marginal como Pope.L, cr¨ªtico de la deriva neoliberal, y la apertura de un nuevo espacio dedicado a este g¨¦nero multiforme que pone fin a su dif¨ªcil encaje en los grandes museos

Pudieron abrir las puertas de su flamante ampliaci¨®n con una estrella de la disciplina como Chris Burden, Vito Acconci o Laurie Anderson. Pero el nuevo MoMA, convertido en fen¨®meno del oto?o cultural en Nueva York, prefiri¨® consagrar una de sus muestras inaugurales a Pope.L, voz marginal y disonante de la performance de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El artista afroamericano, responsable de una pr¨¢ctica pluridisciplinar y extremadamente cr¨ªtica con la deriva del modelo neoliberal, es conocido por recorrer la ciudad arrastr¨¢ndose a gatas por sus aceras. Vestido de oficinista o de superh¨¦roe, dos disfraces de id¨¦ntica absurdidad, Pope.L dice oponerse as¨ª a la verticalidad hegem¨®nica. ¡°No moverse al mismo ritmo que la ciudad es una forma de resistencia¡±, asegura el artista mientras frota sus ap¨¦ndices contra el asfalto, logrando que los mendigos y los borrachos que se acumulan en las esquinas dejen de parecer invisibles para el apurado transe¨²nte. Su obra se coloca en oposici¨®n frontal respecto a la norma social, al ritmo marcado por el capitalismo y al perpetuo movimiento hacia delante de esta ciudad que nunca duerme.
La disciplina sigue teniendo un dif¨ªcil encaje por lo complicado que es coleccionarla y exhibirla
Tras muchos a?os sin prestarle atenci¨®n, el MoMA decidi¨® comprar hace unos meses 13 de las performances de este iconoclasta de 64 a?os, previo paso a un homenaje sin precedentes en su carrera. Coincide, adem¨¢s, con otras dos intervenciones de envergadura: una nueva instalaci¨®n en el Whitney, con la que fustiga la crisis del agua potable en Estados Unidos, y una acci¨®n colectiva junto a 140 voluntarios que gatearon junto a Pope.L por las calles de Manhattan, en lo que algunos interpretaron como una flashmob de enajenados. El reconocimiento tard¨ªo del responsable de performances como Times Square Crawl (1978), Tompkins Square Crawl (1991) o The Great White Way (2001), que lo llev¨® a gatear las 22 millas que separan el sur de Manhattan de la casa de su madre en el Bronx, es sintom¨¢tico de la apertura a los excluidos que jura perseguir el nuevo MoMA, pero tambi¨¦n de la esforzada inserci¨®n de g¨¦neros subal?ternos o mal asimilados en el coraz¨®n de su nuevo proyecto.

Da fe de ello The Studio, flamante espacio pensado para albergar performances, instalaciones de sonido y obras de spoken word. Si este tipo de proyectos ya exist¨ªa en algunos centros, ninguno parece igualar la ambici¨®n que exhibe ahora el MoMA, que ha ubicado esta ¨¢rea en un lugar privilegiado de su colecci¨®n permanente, en una de las plantas nobles del nuevo edificio y con vistas sobre la calle 53, y que ha destinado los medios necesarios para desplegar una programaci¨®n continua, que ir¨¢ rotando cada pocas semanas. La pieza inaugural es Rainforest V (1973), de David Tudor, un conjunto de objetos cotidianos dotados de transductores s¨®nicos, que dialogan con las obras del resto del c¨ªrculo del Black Mountain College, con Rauschenberg y ?John Cage en cabeza, en una de las salas vecinas. Le suceder¨¢n otras propuestas m¨¢s contempor¨¢neas, como una alianza entre el pujante core¨®grafo Adam Linder y el artista Shahryar Nashat o una instalaci¨®n f¨ªlmica de un veterano como Shuzo Azuchi Gulliver, exponente del Fluxus japon¨¦s. La misi¨®n del MoMA es reflejar todas las aristas de este g¨¦nero multiforme e inscribirlo, de una vez por todas, en la historia oficial del paso a la modernidad. ¡°Queremos que la presencia de cuerpos vivos sea una parte integral del entendimiento de la colecci¨®n en su conjunto. Que el museo sea un lugar donde las cosas est¨¦n inacabadas, donde tenga lugar una experimentaci¨®n¡±, se?alaba el director del MoMA, Glenn D. Lowry, durante la inauguraci¨®n. Nada mejor que recurrir a la performance para demostrarlo.
¡°No es una estrategia c¨ªnica para atraer a m¨¢s p¨²blico, sino una forma de reconocer su importancia¡±
Un siglo despu¨¦s de los experimentos del Cabaret Voltaire o de la Bauhaus, la disciplina sigue teniendo un dif¨ªcil encaje en la mayor¨ªa de los museos por las complicaciones log¨ªsticas que supone coleccionarla y tambi¨¦n exhibirla, al requerir un mantenimiento y una financiaci¨®n permanentes. Desde que los museos dejaron de ser meros espacios para la contemplaci¨®n est¨¦tica de las artes pl¨¢sticas, la han incorporado a duras penas y con resultados no siempre rotundos, como demuestra el caso de The Tanks, el espacio pensado para los g¨¦neros performativos que la Tate Modern inaugur¨® en 2012. ¡°No es algo que enciendas y apagues como si fuera un v¨ªdeo, sino una actividad que requiere un compromiso y un replanteamiento en la manera de trabajar de todo el museo. Es normal que algunas instituciones se sientan intimidadas¡±, admite el conservador jefe de performance del MoMA, Stuart Comer. Para este nuevo Studio, dice haberse inspirado en espacios como ¡°el loft de Yoko Ono o en The Kitchen¡±, el centro de vanguardia creado en los setenta en el Soho y luego en Chelsea. ¡°No es una estrategia c¨ªnica para atraer a m¨¢s p¨²blico o para disneylandizar este g¨¦nero, sino una manera de reconocer la importancia de una disciplina que todav¨ªa no ha sido suficientemente subrayada¡±, a?ade Comer. En otras palabras, los d¨ªas de Marina Abramovic y su The Artist Is Present, que caus¨® sensaci¨®n y colas kilom¨¦tricas en el atrio del museo en 2010, parecen quedar atr¨¢s en el retrovisor.
En la entrada de su exposici¨®n, pegado a su anacr¨®nica Blackberry y sobrecogido por esta sucesi¨®n de laureles institucionales que amenazan con poner fin a su estatus de artista relegado, Pope.L compara la presencia de la performance en el museo con la de ¡°un canario dentro de la mina¡±. Una forma de comprobar que sigue existiendo ox¨ªgeno en su interior y que estos entornos cada vez m¨¢s corporativizados siguen siendo lugares habitables.
Member. Pope.L. MoMA. Nueva York. Hasta el 1 de febrero de 2020.
Choir. Pope.L. Museo Whitney. Nueva York. Hasta el 8 de marzo de 2020.
David Tudor and Composers Inside Electronics Inc. Rainforest V (variation?1). MoMA. Nueva York. Hasta el 5 de enero de 2020.
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